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Los «Tigres de Arkan» ya habían troceado a otro de sus mafiosos

Serbia acusa a los detenidos en Valencia, que serán extraditados, de decenas de asesinatos

C. MORCILLO / P. MUÑOZ

«Ninguno de los grupos criminales a los que nos hemos enfrentado se acerca a ellos». Con esa contundencia se expresan los investigadores de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV Central) al referirse a los antiguos «Tigres de Arkan», reconvertidos en criminales en el «clan Zemun». Les persiguieron durante viente meses en España, alertados por sus colegas serbios del tipo de asesinos a los que se enfrentaban pese a su «modélica» vida en nuestro país. Más tarde se descubriría ( como informó ayer ABC ) que los ejemplares padres de familia habían asesinado a martillazos, descuartizado, triturado y arrojado al río Manzanares a uno de sus miembros por «provocar» al jefe.

Ocurrió en 2009, en un piso madrileño, pero no era la primera vez que actuaban con esa violencia, al menos alguno de ellos. Los documentos en poder del juez instructor Fernando Andreu recogen cómo el jefe Luka Bojovic, detenido en Valencia en febrero de este año junto a tres de sus hombres , ordenó asesinar a otro de los suyos presente en el «festín caníbal» de Madrid. El objetivo marcado era Sretko Kalinic, alias «Carnicero», quien ayudó a despedazar a Milan Jurasic, cuyos restos fueron recogidos bajo el puente de la Reina en el Manzanares.

Bojovic dio la orden de matarlo al descubrir que fue «Carnicero» el autor de la brutal muerte de su padrino Cvetko Simic, a quien eliminó porque estaba enamorado de su mujer. Al enterarse y pese a ser uno de sus hombres de confianza no dudó en encargar a otro miembro del grupo criminal, Milos Simovic, el asesinato.

En varias cartas manuscritas y en las declaraciones que tanto Simovic como Kalinic hicieron ante las autoridades serbias y reiteraron ante el juez Andreu (ambos están encarcelados por el asesinato del primer ministro de ese país Zoran Dijinjic) se relata la muerte del padrino del capo.

Amor por la viuda

«Me dijo que asesinó a Simic. Me explicó que llevaba tiempo planeándolo porque tenía que estar con su mujer. Me explicó hasta el último detalle y me pedía que le dijera si tal vez tuvo algún fallo que otro... Lo asesinó para después descuartizarlo y tirar los trozos de su cuerpo al lago». Ese es el relato que hizo Simovic sobre lo que le había contado «Carnicero » de cómo mató en Zagreb a uno de sus compinches y arrojó sus restos a un lago. Después quedaba con la viuda para sus encuentros amorosos.

Este es solo uno de los crímenes que se relatan con detalle. Las autoridades serbias reclaman a los antiguos «Tigres de Arkan» por una veintena de asesinatos. Su prioridad es condenar a todos los que participaron en el magnicidio, pero además hay decenas de crímenes entre grupos rivales. La violencia era su seña de identidad para acabar con los adversarios y entre ellos mismos. Tras aparecer su fotografía en los periódicos algunas personas les han identificado como criminales de guerra. Ese fue su pasado antes de convertirse en traficantes y asesinos.

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