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Iglesias dobla el pulso a Sánchez y le recuerda que «el adversario es Rajoy»

Rivera asegura que no veta a Rajoy, pero le pide que reflexione para que haya cambio

Pablo Iglesias, en la rueda de prensa posterior al debate ÓSCAR DEL POZO
Mariano Calleja

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Durante más de dos horas, Rajoy defendió su «experiencia» frente a los que llamó «aspirantes» y toreó con soltura el «todos contra el PP», mientras que Iglesias dobló el pulso a Sánchez y le recordó que su adversario no es él, sino el actual presidente. Albert Rivera, por su parte, aseguró que no vetará a Rajoy, pero le pidió generosidad.

Economía y empleo

El primer bloque temático del debate, el de la economía y el empleo, era el punto fuerte de Rajoy. Los tres candidatos de la oposición criticaron la política económica del Gobierno de Rajo y, y sacaron a relucir datos de pobreza, de precariedad laboral y de temporalidad que desdibujaron la situación del país. El líder del PP actuó como presidente desde el primer momento, frente a los «aprendices» . «Gobernar no es fácil», les dijo, «y llegar al poder cuando el país está al borde de la quiebra tampoco lo es». Rajoy contraatacó con datos de creación de empleo y de disminución de pobreza y subrayó: «Hablar está muy bien, luego dar trigo es más complicado».

Rivera, Iglesias y Sánchez, por ese orden, se centraron en atacar la política de Rajoy. El «todos contra el PP» se cumplió así desde los primeros minutos del debate. El candidato de Unidos Podemos obvió a Sánchez y a Rivera («entre la copia y el original me quedo con el original») y se centró en criticar a Rajoy. Sánchez lamentó la «autocomplancia» de Rajoy y presentó una enmienda a la totalidad, sin un resquicio para nada más.

La estrategia de cada uno se descubrió en seguida: Rajoy se defendió del todos contra él , Sánchez culpó al PP y a Podemos de la repetición de elecciones y de que él no sea ya presidente; Rivera centró el tiro en el líder del PP y sus incumplimientos de programa y prometió cambios en el futuro Gobierno si depende de él, e Iglesias se esforzó por dibujar un país en ruinas, por culpa del PP, pero también del PSOE.

«Comparten una visión bastante triste del país» , les reprochó Rajoy. «Todos los españoles saben que las cosas están mejor, pero ustedes no lo reconocen», insistió. Y repitió una otra y vez su objetivo de lograr dos millones más de empleos. Es su propuesta-mantra, que supo colocar en varias ocasiones a lo largo del debate, con bastante comodidad.

Políticas sociales

El segundo tramo del debate se centró en las políticas sociales. Iglesias fue el primero en tomar la palabra, y aprovechó para defender una subida de la presión fiscal. A Rajoy se le preguntó qué piensa recortar si gana las elecciones : «Yo, nada», subrayó. Explicó que la mejor política social fue negarse al rescate, y luego la creación de empleo.

Rivera sostuvo que la mejor política social «es la que se puede pagar» y ahí aprovechó para cargar contra Iglesias por defender la salida del euro y querer traer el modelo griego a España. El líder socialista, por su parte, insistió en dirigir contra Rajoy sus críticas por «hacer tanto daño en tan poco tiempo al Estado del Bienestar». Sánchez empezó el debate ignorando a Pablo Iglesias , como si no estuviera el debate, pero después de la primera pausa cambió su estrategia. El líder del PSOE recordó que Iglesias quiso entrar en el Gobierno y pidió ministerios que no tenían que ver con las políticas sociales, incluso «el control de los espías». Y a partir de ahí le reprochó una y otra que uniera sus votos a los de Rajoy para evitar su investidura a la Presidencia del Gobierno.

«Se equivoca, señor Sánchez, porque los españoles quieren vernos juntos», respondió Iglesias. Sánchez endureció su tono contra Iglesias, mientras el líder de Podemos murmuraba: «No soy yo, no soy yo. El adversario es Rajoy, Pedro, es Rajoy...» .

Rajoy, mientras, salía vivo del debate y presumía de veteranía. «Aquí se dicen muchas cosas, pero cuando se gobierna se ven las cosas de otra manera», replicó Rajoy después de escuchar a todos hablar de pensiones.

Regeneración democrática

El tercer bloque se centró en los escándalos de corrupción. Iglesias fue al dinero que cuesta a los españoles: «La corrupción cuesta 2.000 euros al año a cada español». Hizo un repaso de los principales casos, y rápidamente Sánchez le afeó que no incluyera a Juan Carlos Monedero o la beca de Errejón , lo que indignó al dirigente de Podemos: «¡No es lo mismo! ¡Madre mía!»

«Partido en B»

Sánchez subrayó que Rajoy tenía que haber dimitido por el caso Bárcenas, e insistió en que seguía como presidente «gracias al apoyo inestimable del señor Iglesias». Se centró en los casos que afectan al PP: «Usted es el presidente de un partido en B y los españoles no se merecen que siga siendo presidente del Gobierno» .

Rajoy sacó a relucir, solo como rápida mención, la situación de los expresidentes autonómicos socialistas Chaves y Griñán. «No se derrota a la corrupción con aspavientos, sino con leyes», advirtió . Y recordó que el PSOE había votado en contra de las reformas anticorrupción que defendió el PP en las Cortes. Rajoy no quiso entrar en profundidad en los casos que afectan al PSOE. Su objetivo, en realidad, era que pasara cuanto antes el suplicio de ese bloque del debate.

Rivera defendió un Gobierno que sea «implacable» y que no tenga ninguna sombra de sospecha. «Sin autoridad moral va a ser muy difícil regenerar la vída pública», advirtió al candidato del PP. Rivera se centró en el ataque a Rajoy y obvió los casos que afectan a los socialistas : «Usted aparece en estos papeles (Bárcenas) y con esto es muy difícil confiar». Pidió una reflexión a Rajoy: «Yo no le voy a llamar indecente. La nueva etapa merece un nuevo Gobierno, y le pido por favor que reflexione. El populismo va a seguir creciendo si no».

Mentalidad «inquisitorial»

Rajoy reprochó a Rivera que tenga una mentalidad «inquisitorial» y subrayó que los papeles que había mostrado eran absolutamente falsos.

Y a las 23.40 salió a relucir Venezuela y la financiación de Podemos. Fue cuando Rivera acusó a Podemos de no financiarse de los bancos, porque «el Gobierno de Maduro le ha dado 7 millones». «No he dicho que sea ilegal, he dicho que es inmoral. En este tema, usted calladito», le espetó a Iglesias, muy indignado por la mención.

Al hablar de Cataluña, Sánchez defendió su reforma constitucional , sin dar detalles de para qué quiere esa modificación. Solo propuso «tender puentes». «Hay que decir a los catalanes que les estimamos», aseguró.

Iglesias propuso un referéndum de independencia en Cataluña, pero dejó claro que no será una línea roja para formar Gobierno. Rajoy repasó su argumento: unidad de España, defensa de la soberanía nacional y cumplimiento de la ley. Y Rivera recordó que los independentistas siguen siendo minoría en Cataluña . «Mi compromiso es reformar España, no romperla».

Política exterior y pactos

El debate se cerró con dos pequeños apartados, dedicados a la política exterior y los pactos En este punto, Sánchez eludió decir si apoyaría a Iglesias como presidente si este le adelanta en las elecciones, y negó su apoyo a Rajoy. El líder del PP defendió la gran coalición , con líderes moderados y sensatos. Rivera aseguró que no hay «veto» a Rajoy, pero sí pidió un cambio en el PP. E Iglesias dejó claro que quiere ser presidente, con el apoyo del PSOE.

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