Elecciones - Catalanas

Diario de campaña, día 10: ¡Que se vayan los bancos!

«El independentismo está en su fiesta de fin de curso y con la euforia emerge poco a poco la verdad»

Acto de Junts pel sí este domingo en Barcelona
Acto de Junts pel sí este domingo en Barcelona - efe

El independentismo clama: «¡que se vayan los bancos!» como respuesta a la advertencia del sector de «replantearse su implantación en Cataluña en caso de independencia». Nos hemos venido tan arriba que ya no nos importa ni La Caixa. Mas insiste en su pensamiento mágico: «no se marchará ni uno».

El independentismo está en su fiesta de fin de curso y con la euforia emerge poco a poco la verdad. Asoma el populismo, el izquierdismo descontrolado, el resentimiento social de tantos fracasados de vidas mediocres y desahuciadas que vieron en la causa de la independencia su última oportunidad de ser alguien. La vulgaridad política y moral concretada en los primeros puestos de la candidatura de CiU y ERC tiene mucho que ver con este tipo de gente que predica la llegada del caos haciéndonos creer que no tenemos nada que perder. Y aunque hayamos hecho de la queja una costumbre, y de la insatisfacción una coquetería, tenemos seguridad social y un sistema educativo que pese a los siete años de crisis no han dejado ni a un solo niño sin colegio ni a un solo enfermo sin hospital. Tenemos un país capaz de crecer y de reinventarse, de resultar atractivo para turistas y congresistas, y una tranquilidad política y social que permite vivir muy bien.

«¡Que se vayan los bancos!», grita Carme Forcadell, que desde que trabaja de independentista ha dejado de tener problemas contables. Como todas las horteras, con el primer sueldo se compró un aparatoso cinturón de Dolce & Gabbana. «¡No se marchará ni uno!», grita Mas, que tenía firma en la cuenta opaca de su padre y va cuarto en su candidatura para no dar explicaciones por la corrupción, y que de todos modos exige ser el presidente.

Cabecillas que viven de utilizarte como carnaza dicen que no tienes nada que perder. Pregúntate si Mas o Forcadell vendrán a ayudarte cuando te quedes sin las prestaciones que ahora desprecias en nombre del mundo mejor que ha de venir. Los que tengan ahorros, o créditos, o hipotecas, que se pregunten si son más importantes los compromisos con su banco o los discursos de quienes lo tienen todo pagado y agitan a la masa para aumentar su ganancia.

Aflora la verdadera naturaleza de los apologetas de la independencia. Antonio Baños, siempre sincero, quiere una Cataluña sin bancos, fuera de Europa y de la OTAN. Mas, Romeva y Junqueras dicen que Europa no se atreverá a echarnos -con esa chulería tan griega- mientras líderes del mundo libre, al que pertenecemos como españoles, sugieren todo lo contrario.

La independencia de Cataluña es una idea respetable. El independentismo político es el negocio de los que te quieren hacer creer que lo mucho que tienes no es nada, para que te lo juegues a los dados y ellos puedan seguir cobrando.

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