<% candidatov="Mariano Rajoy" partidov="PP" %> Mariano Rajoy: Candidato por el PP en las Elecciones Generales 2011 del 20N en ABC.es
Mariano Rajoy

Mariano Rajoy

Santiago de Compostela, 27 de marzo de 1955

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Rajoy, en una rueda de prensa, tras el anuncio del fin de la legislatura por parte del Presidente del Gobierno
Rajoy, en una rueda de prensa, tras el anuncio del fin de la legislatura por parte del Presidente del Gobierno / ABC

El hombre que no perdió la confianza

Érika Montañés

El libro autobiográfico que ha publicado Planeta el pasad 6 de septiembre de puño y letra de Mariano Rajoy llevaba gestándose desde julio de 2010, cuando el político gallego (Santiago de Compostela, 27 de marzo de 1955) tomó la decisión de escribir sus memorias y «arañó» horas a su tiempo libre para escribirlo. En este volumen, el hoy presidente nacional del PP y candidato a la Presidencia del Gobierno por tercera vez en su carrera (tras las derrotas de 2004 y 2008) da algunas píldoras de su gestión en la cartera más complicada del Gobierno: Interior. «Es un departamento en el que se corre el peligro de quedar abrumado por la información de la que se dispone. Bromeando solía decir a mis colaboradores más cercanos que de tanta información se podía perder de vista saber lo que de verdad estaba pasando en España». El periodo en el que Rajoy dirige este Ministerio es el de un «zarpazo» continuo de la banda terrorista ETA contra ediles de todos los colores.

Sus frases

«La intervención de Pérez Rubalcaba en televisión pasará a los anales de la historia por hacer un uso muy poco acorde con las normas básicas de la convivencia y con el respeto al adversario político»

«Mi experiencia es que cualquier batalla electoral exige esfuerzos hasta el último momento»

«Para mí, no hay tarea más ilusionante que sacar a España de la crisis»

Rajoy lo ha sido todo, o casi todo, en política. Además de la cartera de Interior, ostentó la de Presidencia, Educación, Vicepresidencia y Portavocía del Gobierno, las mismas exactamente que su contrincante en las elecciones generales, Alfredo Pérez Rubalcaba. No obstante, en el libro, el líder del PP pasa por alto algunos episodios que marcaron esa dilatada trayectoria política. Tras el atentado que sufrió Aznar, por ejemplo, en abril de 1995 a manos de los etarras, él fue uno de los primeros en acudir al lugar donde el entonces líder de la oposición digería lo que le había sucedido: «Aznar había llegado por su pie, sin creerse del todo que pudiera seguir con vida después de aquello. Mariano, esto es increíble...», se limita a recordar su sucesor en Génova.

Perejil, el «Prestige» e Irak
Ocurre algo similar cuando evidencia que hubo tres episodios dramáticos en el último periodo de gobierno: la crisis de la isla de Perejil, el «Prestige» e Irak. En relación al naufragio del petrolero, concede que fue un «duro golpe» para él teniendo en cuenta su «amor a Galicia, a sus costas y mareas» y reconoce que este capítulo negro para su tierra natal le llegó «bien hondo», pero pasa de puntillas por la gestión del hundimiento o las consecuencias del mismo para su Ejecutivo. El líder de los populares asume: «No fuimos capaces de explicar convenientemente a la sociedad española las razones por las cuales pensábamos que teníamos que estar del lado de EE.UU. en esa crisis». A continuación, Rajoy mantiene que la alianza con Estados Unidos sigue siendo necesaria, pese a haber tenido la Casa Blanca cerrada a cal y canto para Zapatero cuatro años por su sarta de «errores», como la llamada al resto de países a que emulasen su gesto de retirar las tropas de Irak nada más recalar en el palacio presidencial. Ésta sería una de las líneas básicas en las que asentará la política exterior de su Gobierno, en caso de ganar el 20-N.

Repasa los momentos más convulsos de esa larga trayectoria y da fe de su carácter sosegado, que apuesta por «el diálogo, la perseverancia y la tenacidad» en sus propósitos.

Concesiones a su vida personal
Y, para un hombre reservado como él, sorprenden los detalles que deja impresos en el libro sobre su vida personal. Cuenta "en confianza" cómo se casó con su mujer Elvira -«Viri», como la llaman «en casa»- en la capilla de las Conchas de su estimada isla de La Toja un 28 de noviembre -«no pude dejar de mirar a Viri en toda la ceremonia», se abre Rajoy-, que añade el destino de su viaje de novios (República Dominicana), la admiración que sentía por su madre (la primera mujer conductora que hubo en León) cuya muerte a los 61 años fue el mayor impacto en la vida del presidente del PP, los partidos de fútbol a los que asiste para comprobar las virtudes al balón de su hijo Mariano y cómo toman algo después con los padres de los niños, las cenas de los amigos de la Facultad para comer «capones de Vilalba» que él mismo promueve los días finales de cada año, su apego a las islas Canarias, donde entre sus cuatro hermanos compraron un bungalow para el retiro de su padre de 89 años, o las concesiones que hace a su infancia, cuando menciona aquel instituto jesuita de León en el que años después estudiaría José Luis Rodríguez Zapatero. «Mismo colegio, resultados distintos», bromeó hace poco el candidato popular. Hasta habla de que consentiría que sus hijos se dedicasen a la política, aunque siempre manteniendo el ejemplo de su padre que respetó la libertad decisoria de sus vástagos. Rajoy reconoce que, después de la experiencia de un abuelo político galleguista (Enrique Rajoy Leloup), a su progenitor no le hizo gracia que eligiese el mismo camino. El presidente nacional del PP no lo hizo contra su voluntad, pero sí «contra su consejo».

Dos décadas en el frente político
El dirigente criado políticamente entre Galicia y Madrid desvela las dificultades intrínsecas a los cargos políticos que ha ido ocupando: desde edil del Ayuntamiento santiagués en 1983 a la Vicepresidencia de la Xunta gallega, la Diputación pontevedresa y los Ministerios en primera línea nacional. También trasluce las alegrías derivadas de esos puestos, como la que le supuso llevar la luz a varias parroquias en la linde con Portugal cuando estuvo al frente de la Diputación de Pontevedra. Si hay algo que Rajoy dice no soportar es la falta de austeridad, transparencia y eficacia de las administraciones, la duplicidad de tareas y competencias, el «drama» de las ventanillas en la administración y la poca satisfacción que acarrea ese servicio a la ciudadanía que es, además, la que sostiene el erario público.

En primera línea
Lo que es seguro es que, desde primera línea, el dirigente popular se siente orgulloso de haber trazado, casi en la sombra del partido, las bases necesarias para el pacto del Majestic con CiU -que dio lugar a una de las etapas «más brillantes de la reciente historia contemporánea española», asegura-, así como la reformulación del partido que le encargó Aznar cuando se trasladó de Pontevedra a Madrid.

De todos los obstáculos hallados en su carrera, Rajoy descubre que estuvo a punto de abandonar la política (en cuyo caso, se hubiera dedicado a la docencia) tras las derrotas de 2004 y 2008, así como desechó en una ocasión anterior la Portavocía del Gobierno de la era Aznar que acabó desempeñando durante un año. Es más, habla de cómo tras el Congreso de Valencia cuando fue ratificado como sucesor del dirigente castellano, hubo personas que siguieron dudando de su capacidad de liderazgo.

Para un amante confeso del deporte, se hallan en esta disciplina algunos de los ejemplos que quiere extrapolar al país. Asimismo, proyecta mucho de lo aprendido en los gobiernos populares para trasladarlo a la época actual y denosta que «en 2004, el Gobierno pensó que tenía legitimidad y respaldo social para dilapidar la herencia popular». Agrega: «Desde la sesión de investidura, el nuevo Gobierno debe dejar claros sus objetivos esenciales, que no son otros que la recuperación económica y la creación de empleo».

En estos tiempos de crisis económica, el presidente nacional del PP y candidato a dirigir el país afirma no estar dispuesto a aceptar que haya cinco millones de parados, quiere otra forma de hacer política «con la convicción de que las reformas son inaplazables» y promete mejores y menos leyes. «Es una gran tarea de todos a la que convoco a todos. No volvamos a caer en el regate corto, los excesos ideológicos y la demagogia». Y ahí lo deja, hasta el 20 de noviembre de 2011.