Elecciones europeas 2014
La fragmentación del voto no perjudicará los intereses españoles en Bruselas
La nueva composición de la Eurocámara y la reducción de escaños españoles dentro de los grupos mayoritarios no tiene por qué ser negativo
i. miranda
El auge de los partidos populistas, una mayor fragmentación en la Eurocámara con la irrupción de nuevas formaciones o la pérdida de peso de la que era la mayor fuerza , el Partido Popular Europeo, son algunas de las consecuencias de las elecciones europeas celebradas ... este domingo. La lectura inmediata es clara: populares y socaldemócratas tendrán que pactar, mientras euroescépticos, antieuropeos y xenófobos van a jugar un papel condicionante a la hora de hacer política. La pregunta ahora es si con esta nueva composición, los intereses españoles se verán perjudicados.
Lo cierto es que el auge de las formaciones que «rompen el bipartidismo» ha sido una de las grandes sorpresas de las Elecciones Europeas y, aunque todo dependerá de cómo se comporten los grandes partidos, si las nuevas formaciones se mantienen en contra de los excesos de las políticas austeras, España, como país castigado por la crisis, podría verse beneficiada, dice Sergio Príncipe, profesor de la Universidad Complutense de Madrid y experto en Relaciones Internacionales. «Pero de Brueslas-Estrasburgo a Madrid hay mucho recorrido», apunta, «y es muy pronto para esta cuestión».
Los dos grandes partidos suman 398 eurodiputados de los 751 que configuran la cámara. La gran formación perjudicada ha sido el PPE, que pierde 65 eurodiputados, mientras el S&D pasa de 184 a 187 eurodiputados. «Desde luego actuar como si nada hubiera pasado sería suicida», decía este lunes el vicepresidente de la Comisión Europea Joaquín Almunia en Cadena Ser, pero aunque «el Parlamento europeo va a estar más fragmentado, sustancialmente va a tener el mismo tipo de funcionamiento», aseguraba. Y es que en el 70% de las ocasiones de la anterior legislatura, populares y socialistas votaron en el mismo sentido.
«Quizás, la pérdida de peso del grupo conservador y la necesidad de contar con el grupo socialista puede beneficiar políticas en favor del crecimiento y del empleo, o a la creación de eurobonos. Pero el impacto va a ser mínimo porque el papel del Parlamento en estas negociaciones es limitado», dice Sonia Piedrafita, investigadora del think tank comunitario CEPS.
Porque, mientras el PPE es más proclive a la austeridad, con políticas de restricción del gasto, así como continuar con la desregulación en materia económica o facilitar el acceso al crédito a las empresas, la izquierda europea rechaza el legado de la Troika y apuesta por aumentar el gasto en política social, entre otros puntos. Pero en aras de cierta estabilidad, «la alianza entre populares y socialdemócratas a nivel europeo más que una opción, es absolutamente imprescindible ante el aumento de las opciones eurófobas », dice Salvador Llaudes, del Real Instituto Elcano. «No es en absoluto descartable que tanto liberales como verdes se sumen a la alianza, en la búsqueda de una cierta estabilidad política a nivel parlamentario».
Una 'gran coalición' de este tipo tendría sus pros y sus contras, según explica la experta del CEPS. «Por un lado, la formación de una 'gran coalición' caso por caso puede reforzar la posición del Parlamento Europeo en las negociaciones con el Consejo y la Comisión. Por otro, el proceso de conseguir la mayoría necesaria caso por caso puede dificultar o dilatar la adopción de decisiones», dice Piedrafita. Al final, se correría el riesgo de que los acuerdos terminen reflejando un denominador común muy bajo.
En opinión de Sergio Príncipe, «de plantearse esa coalición, es posible que en algunos ámbitos España pueda granjearse ciertos apoyos —como por ejemplo en el caso de que haya que analizar cuestiones que afecten a propuestas soberanistas — pues puede hacer valer su criterio, pero hay que también limitarlo a una cuestión de número. Una posible coalición nos llevaría a un bloque de 398 de los 751 que configuran la cámara. Con los eurodiputados que aporta España, sólo reunimos 30 (sumando los de PP y los de PSOE). Por tanto, no creo que ponga en valor en exceso a nuestro país, pero tampoco que lo relegue o lo desenfoque».
El peso de España en sus grupos
Aunque la propia caída en España tanto del PP (que pierde de 24 a 16 escaños) como del PSOE (cae de los 23 a los 14 eurodiputados) podría inducir a pensar que España perderá capacidad de presión dentro de sus respectivos grupos, podría ocurrir justo lo contrario.
«El Partido Popular ha perdido escaños, pero también lo han hecho los partidos conservadores de los estados miembros de mayor tamaño. Con 16 escaños, la española será probablemente la cuarta delegación en tamaño dentro del grupo 'popular' europeo», explica Sonia Piedrafita. Algo que, en comparación con la anterior legislatura, en la que España se situaba como quinta delegación en tamaño, supone una mejora de su situación dentro del grupo. «Los conservadores alemanes han perdido peso y las delegaciones de Francia, Polonia y España tendrán ahora mayor margen de acción e influencia que en los años anteriores», defiende la experta. Pero también hay un inconveniente: «Como grupo, el Partido Popular Europeo ha perdido mucho peso y, por tanto, poder de influencia con respecto a la legislatura anterior, a pesar de haber ganado las elecciones».
En este mismo sentido se pronuncia Sergio Príncipe. «Es cierto que cuanto más homogénea es la representación de un país, mejor se pueden defender ciertas políticas dentro de los grupos parlamentarios correspondientes, porque si el número es muy inferior, las opiniones o criterios quedan diluidos por la suma de los parlamentarios de los otros países», dice. El problema radica en que, al quedar un «esquema muy fragmentado, obviamente, dentro de cada grupo en la Cámara, la fuerza no es que sea menor, sino que queda diluida».
Quien pese al crecimiento de su grupo se podría ver perjudicado es el PSOE. «En el caso de los Socialistas y Democrátas, el PSOE tenía 21 eurodiputados en el Parlamento saliente y constituía la segunda delegación junto con Italia y muy cerca de Alemania (con 23). En el Parlamento entrante, la delegación italiana será la más influyente (31), seguida de la alemana (27) y, muy de lejos, la española (14)», explica Piedrafita.
Para el PSOE, por tanto, la pérdida de su influencia negociadora será «muy considerable», cuenta Salvador Llaudes, llegando incluso al quinto puesto del grupo. Aunque, según destaca «esta poca relevancia de los principales partidos españoles se podrá ver compensada por UPyD y Ciudadanos y por Podemos . Si estos partidos entran respectivamente en ALDE e Izquierda Unitaria Europea —y no salen de ahí los otros partidos españoles que están, es decir, Convèrgencia, PNV e IU— los partidos españoles serían mayoritarios en sus dichos grupos, con 8 y 10 escaños respectivamente».
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