Carbajo&Rojo

Su dedicación parlamentaria no le impide acudir al gimnasio del Congreso a diario, donde normalmente ya está a las seis de la mañana

Paul Ryan

Janesville, Wisconsin, 29 de enero de 1970

Ideólogo de cuentas

Emili J. Blasco

De convicciones republicanas muy tempranas -Mitt Romney no se apuntó al partido hasta los 45 años-, Paul Ryan lleva defendiendo básicamente los mismos principios desde que en 1998, a los 28 años, logró un puesto en la Cámara de Representantes. En estos catorce años ha predicado el valor del individualismo estadounidense y el rigor presupuestario. Su visión católica de las cuestiones morales -en contra del aborto y del matrimonio gay- completan su definición ideológica.

Cuando Ryan nació en 1970 estaba llamado a ser empresario. Su familia, descendiente de irlandeses que se instalaron en las mismas calles de Janesville, en Wisconsin, en las que los Ryan siguen viviendo, es propietaria de una constructora. La muerte de su padre cuando él tenía 16 años supuso un giro. Le llevó a una rápida madurez - «tienes que ser parte de la solución, no del problema», le había dicho su padre- y se interesó por las teorías económicas conservadoras de Hayek y Hayek, y devoró la novela filosófica «La rebelión de Atlas», de Ayn Rand.

Monaguillo de pequeño, luego monitor en un centro juvenil YMCA y empleado a tiempo parcial en McDonalds para pagarse los estudios, Ryan recaló en Washington como pasante de un diputado republicano al acabar Derecho en Ohio. De repartidor de correo pasó a diputado y los dos últimos años ha sido presidente de la Comisión de Presupuestos de la Cámara de Representantes, convirtiéndose en autoridad republicana en cuestión de cuentas.

La intensa dedicación parlamentaria no le ha impedido acudir al gimnasio del Congreso a diario, donde normalmente ya está a las seis de la mañana, tras haber dormido en su despacho. No reside en hotel y marcha cada fin de semana a estar con su familia en Wisconsin, donde practica la caza y la pesca. Con su mujer Janna, también católica, tienen tres niños pequeños.