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Portugal cerró 2016 con un déficit del 2,1%

La cifra se sitúa cuatro décimas por debajo del dato pactado por el Gobierno socialista de António Costa con Bruselas

Antonio Costa, primer ministro luso, comparece en el Parlamento REUTERS

FRANCISCO CHACÓN

Solo unos días después de que volviera a agitarse la beligerancia europea para pedir sanciones contra Portugal por sus niveles de déficit público , la respuesta desde Lisboa llega en forma de cifras incontestables: 3.807,3 millones de euros al cierre de 2016, esto es, el 2,1% del PIB, cuatro décimas por debajo del porcentaje que el Gobierno socialista había pactado con Bruselas.

El Instituto Nacional de Estadística de la República lusa difundió los datos este viernes 24 de marzo y dio alas al primer ministro, António Costa , en sus nuevas estrategias para evitar por todos los medios que el país vecino deba solicitar un segundo rescate.

De paso, se apunta el tanto de haber obtenido el déficit público más bajo desde la Revolución de los Claveles, justo cuando resta un mes para conmemorar su 42º aniversario.

El sucesor del ahora investigado José Sócrates en el Partido Socialista se aferra, por tanto, a la contundencia de los números para recordar que corresponden con las previsiones apuntadas por el ministro de Finanzas, Mário Centeno , acusado de manipulador por la oposición socialdemócrata solo unos días atrás.

Más allá de polémicas estériles entre partidos, el respaldo de esta divulgación abre la puerta para que Portugal consiga dos objetivos que aliviarían de forma considerable su situación de cara a los organismos internacionales: salir del procedimiento de déficit excesivo auspiciado desde Bruselas, algo que la CE decidirá en mayo, y especialmente convencer a tres de las cuatro grandes agencias de calificación (las estadounidenses Standard’s & Poor, Fitch y Moody’s) para que retiren su denominación de ‘bono basura’, tal como sostiene la canadiense DBRS.

Le impusieron semejante sello en 2011, después de que el Ejecutivo de Sócrates se viera obligado a pedir un rescate de 78.000 millones de euros al Fondo Monetario Internacional (FMI). Desde entonces, pesa como una espada de Damocles al otro lado de la frontera esta consideración de estar por debajo del grado de inversión.

Además, la tasa de paro también viene comportándose a la baja, lo que alienta todavía más las pretensiones del Gobierno socialista para que Portugal deje de estar en la ‘lista de negra’ de las principales instituciones.

Pero, ¿qué ha posibilitado el ‘ milagro ’? En primer lugar, el recorte de gastos públicos, del 3,8% en comparación con 2015, unido a un aumento del 0,9% en los ingresos, con la misma franja temporal como referencia.

La negociación con el FMI

El propio FMI ha reconocido que se muestra sorprendido por la línea ascendente evidenciada por la cuna del fado, pues ni siquiera sus previsiones más optimistas vislumbraban un panorama tan positivo.

El alivio para Portugal se entiende si tenemos en cuenta que, hace ahora dos años, el déficit se había disparado nada menos que hasta el 4,4%, (un 2,3% más), en gran parte por la inclusión de la partida de rescate del Banco Internacional de Funchal (Banif), que desequilibró finalmente las cuentas del Estado.

De hecho, este dato significó un verdadero calvario para el Ejecutivo que desplazó a Passos Coelho del poder a través de una moción de censura, en vista de que a lo largo del año pasado convivió con la amenaza de sanciones por parte de Bruselas.

António Costa viajó hasta allí para negociar que no se aplicara ninguna medida de este tipo y fue en este momento cuando se pactó el 2,5% para 2016, ahora mejorado con el 2,1% resultante.

En consecuencia, queda ya lejos aquella “necesidad líquida de financiación” de 7.893 millones de euros. Un porcentaje que descabalgó el equilibrio presupuestario al que se había comprometido el país vecino, pues superaba en un 1,4% el 3% de tope acordado por todos los estados miembros de la Unión.

La influencia de Banif

El mayor impacto sobre la cifra global provenía de la recapitalización y venta de los ‘activos buenos’ del Banco Internacional de Funchal (Banif), en manos del Santander por 150 millones de euros. Un dato que escondía un coste de 2.500 millones para las arcas portuguesas, hasta que se logró sanear la entidad.

Sin la polémica resolución del Banif, que estuvo a punto de volverse en contra de Costa, el citado 3% sí se habría cumplido . Tales eran las previsiones de déficit apuntadas por el anterior mandatario, el conservador Pedro Passos Coelho. Con todo, el lastre para el PIB había sido de un 7,2% en 2014.

Ahora la batalla se centrará en las perspectivas para 2017, aunque de nuevo el ojo del Gobierno está puesto en una cifra espectacular: un desequilibrio presupuestario de solo el 1,6% del PIB.

Eso sí, como contrapartida, la deuda pública sí ha ido en aumento, dado que el 129% de 2015 se convirtió en un 130,4% el año pasado.

En cuanto a la inflación , se situó en el 1,6% interanual en la última medición, correspondiente al mes de febrero. Nada extraño valorando que una de las principales armas de los socialistas desde que llegaron al Palacio de Sao Bento ha sido apostar por los impuestos indirectos.

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