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Los otros escándalos de Ryanair

La aerolínea, que lidera el tráfico aéreo en España desde hace siete años, ha sido cuestionada en varias ocasiones por su trato a los pasajeros

ABC

Ryanair gobierna el espacio aéreo español desde hace casi una década. La «low-cost» irlandesa ha acumulado siete años consecutivos siendo la línea aérea más utilizada en nuestro país. En 2016 registró 34.680.000 pasajeros, un 14% más que un año antes. La cifra supuso un nuevo hito para la empresa, que en los últimos años ha cosechado un buen número de récords. Tantos como escándalos.

Quizás el más sonado ha sido el producido durante los últimos días , en los que la compañía ha comenzado una suspensión de vuelos que se extenderá hasta finales de octubre y afectará a 2.000 trayectos y 400.000 pasajeros. Sin embargo, esta no es ni mucho menos la primera vez que la empresa queda salpicada por una polémica.

Prácticamente todos los engranajes de la «low cost» irlandesa han estado ligados a algún tipo de conflicto durante los últimos años. Desde las maletas hasta los asientos. Desde los pilotos hasta el combustible. Este último, por ejemplo, provocó que la compañía tuviera que realizar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Valencia en julio de 2012. Los comandantes habían alertado de que iban justos de combustible y necesitaban aterrizar de urgencia.

Meses antes de este incidente, el consejero delegado de la empresa, Michael O'Leary, realizaba una de sus (muchas) controvertidas declaraciones, al afirmar que si las autoridades aeronáuticas decidían que era seguro para los pasajeros volar de pie , su aerolínea tardaría «una semana» en instalar en sus aviones asientos verticales.

El trato al pasajero ha sido uno de los aspectos por los que más se ha cuestionado el modelo de Ryanair . En un primer momento, su sistema «low cost» –que atrajo a un gran número de clientes– eliminó un gran número de prestaciones, lo que desencadenó las críticas de las asociaciones de consumidores.

Medidas como dificultar de distintas formas la impresión gratuita de las tarjetas de embarque, reducir las dimensiones del equipaje permitido o estrechar la distancia entre filas en los aviones de la aerolínea para aumentar su capacidad han minado durante años la reputación de la aerolínea.

A ello se han unido episodios con clientes concretos muy criticados. Uno de ellos se produjo en 2016, cuando según distintos medios británicos la aerolínea propuso a un minusválido que se «arrastrara» para entrar avión en lugar de ser ayudado por el personal de la compañía a acceder al vuelo, que cubría el trayecto entre Málaga y Manchester.

Todos estos sucesos provocaron que la compañía decidiera llevar a cabo un importante lavado de cara. En los últimos años, Ryanair había mejorado notablemente sus prestaciones. Las cancelaciones anunciadas para las próximas semanas, sin embargo, suponen un paso atrás en esta política . Está por ver si, esta vez sí, el escándalo lastra su liderazgo aéreo.

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