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Los licores y aguardientes ecológicos de la abuela «Justi»

«Justina de Liébana» es una de las primeras destilerías ecológicas de aguardiente de orujo de España, cuyo método tradicional utiliza hollejos de viñedos propios del Valle de Liébana (Cantabria) y alrededores

Isabel García ha cosechado con «Justina de Liébana» varios premios en China y Reino Unido JUSTINA DE LIÉBANA
Carlos Manso Chicote

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No sólo de vino viven las bodegas. En el Valle de Liébana (Cantabria), otra bebida relacionada con la uva cobra relevancia: el orujo (aguardientes, licores, cremas...). En este rincón de la geografía cántabra, escarpado y aislado durante siglos, nació hace cuatro años la marca «Justina de Liébana» , tras la que se encuentra una destilería artesanal que produce un orujo ecológico presente en las selectas mesas de hasta 25 restaurantes, varios con estrellas Michelin como «Annua», «Cenador de Amós», «Nerua» o «Mugaritz». Una iniciativa que, recientemente, ganó uno de los cuatro premios « Excelencia a la innovación en la actividad agraria» para Mujeres Rurales , que cada año falla el Ministerio de Agricultura.

Al frente de esta destilería tradicional, que destila hollejos orgánicos libres de pesticidas , provenientes de viñedos propios y ecológicos, está Isabel García, quien heredó de su padre Orulisa (el anterior nombre de «Justina»). «Lo que hacemos aquí es modernizar un producto que se estaba quedando para la sobremesa de la gente mayor», explica García.

Esta economista de formación comenta que la primera emprendedora fue su madre, quien junto con una amiga cogieron el coche para visitar destilerías de toda Europa, a lo «Thelma y Louise» . Eran los años ochenta y la entrada de España en la UE acabó con la destilería itinerante, tradicional de valles como el de Liébana. Gracias a la ayuda de un ingeniero amigo diseñaron un sistema que replicaba a las tradicionales alquitaras y que permite cocer hollejos y producir 10 litros de orujo tras 10 o 12 horas cociendo.

La nueva mujer rural

La marca «Justina de Liébana» nació como un homenaje a su abuela Justina y al resto de féminas del Valle , de quien recuerda su apego a la tierra y cuyas frases ingeniosas adornan el accesorio estrella de la destilería, las bolsas que sirven para envolver las botellas. «Soy muy mujeril, me encanta trabajar con mujeres», afirma orgullosa García quien reivindica el rol de las más jóvenes en el mundo rural y el sacrificio de la anterior generación, para que dotarlas de formación:«Casi todas manejan las redes sociales, no tienen nada que ver con el prototipo de mujer rural », subraya.

La destilería produce 4 tipos de licores (arándanos, limón, miel y frambuesa) y uno de aguardiente ecológico, entre otros productos. García lamenta que «el orujo sea una bebida que se regale y no se valore», así como el problema que ha representado para el resto de bebidas espirituosas la irrupción del gin tonic y la «desaparición de las sobremesas» que atribuye, entre otros factores, a la Ley Antitabaco o al ritmo de vida.

Como retos de futuro apunta hacia la necesidad de encontrar distribuidores por toda España, sin descartar la exportación. Con apenas 5 trabajadores, esta pequeña pyme tiene un lado solidario a través del taller «Manipulados solidarios» , de las Hijas de la Caridad de Santander, en el que trabajan personas con especiales dificultades para integrarse en el mercado laboral . Institución a la que encargan todo el merchandising de la pequeña compañía (bolsas para las botellas, alpargatas, bolsas- monedero, ...). «Es una manera de aportar algo a las capas más desfavorecidas, ljo que es una obligación de las empresas», resume concienciada Isabel García.

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