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La letra pequeña del Impuesto de Sucesiones

PSOE, Podemos y Ciudadanos son partidarios de homogeneizar el tributo en España

Javier Tahiri

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¿De quién depende el impuesto?

El Impuesto de Sucesiones y Donaciones es un tributo cedido por el Estado a las comunidades autónomas, que son las que deciden la base liquidable y la tarifa que se aplican. La aprobación de tipos e impuestos diferentes que fomentaban la competencia comenzó entre País Vasco y Navarra. Con la dispar crisis de ingresos entre regiones, las desigualdes sobre cómo tributan unas y otras se han disparado en los últimos años.

¿Qué estructura tiene?

Los tipos son progresivos, van del 7% al 34% y tienen un mínimo exento de unos 15.956,87 euros. Sin embargo, las bonificaciones de algunas regiones como Madrid alcanzan el 99% para los herederos más directos, lo que hace que se alivie la factura fiscal a pagar en cientos de miles de euros en ciertos casos.

¿Va a igualarse?

El grupo de sabios elegidos por el Ministerio de Hacienda para la reforma fiscal, liderado por el catedrático Manuel Lagares, proponía armonizar el tributo. PSOE, Podemos y Ciudadanos también apoyaban, de una manera u otra, homogeneizar el Impuesto de Sucesiones.

¿Cómo se puede sortear el impuesto?

Sortear el impuesto, post mortem, es más complicado de lo que parece. A efectos de Sucesiones, los herederos tributarán en la comunidad autónoma donde más tiempo hubiera residido el fallecido en los cinco años inmediatos anteriores al deceso. Esta regla trata de evitar que una persona muy anciana o gravemente enferma decida cambiar de residencia para que sus herederos paguen menos.

¿Por qué se renuncia?

Los contribuyentes suelen renunciar a sus herencias cuando se tratan de viviendas o patrimonio difícil de vender y que genera cargas a costear (mantenimiento, impuestos). Con la crisis económica, las renuncias se han triplicado, de los 11.048 casos de 2007 a los 37.647 de 2015.

¿Hay guerra fiscal entre comunidades?

Sí. En algunos casos se ha centrado en nombres conocidos. Un ejemplo es Cayetana Fitz-James Stuart, duquesa de Alba. Tras su muerte en 2014, sus herederos alegaron que tributarían en Madrid, ya que allí estaba empadronada, ante las quejas de la Junta de Andalucía, que defendía que residía amplios periodos en Sevilla, donde falleció.

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