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Falsificaciones, cuando lo barato sale muy caro

España es el décimo país del mundo más afectado por la piratería, que supuso la pérdida de 5.646 millones de euros en ventas

Internet está favoreciendo el fenómeno: ahora los falsificadores envían paquetes pequeños por correo para no ser detectados en la aduana

En la «Operación Laika» la Policía se incauto de un millón de falsificaciones en ropa

Las mafias organizadas falsifican hasta jamones ibéricos con denominación de origen y con el sello de reconocidas marcas españolas, bujías y pastillas de freno de automóviles y piezas de aviones. Cualquier producto es susceptible de ser pirateado: calzado, ropa, artículos de cuero, relojes, juguetes, cremas cosméticas, perfumes, bebidas de todo tipo, alimentos... hasta pasta de dientes y medicamentos contra el cáncer. En 2013 el comercio internacional de este tipo de artículos representó hasta un 2,5% del comercio mundial, lo que supone 338.00 millones de euros.Eso equivale al PIB de Austria, o a la suma de los de Irlanda y la República Checa.

Estos son datos, que se han conocido esta semana, a través del estudio «Comercio de productos falsificados y pirateados: análisis del impacto económico», de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (Euipo) y la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). «Y España figura como el décimo país más afectado por las falsificaciones, después de Estados Unidos, Italia, Francia, Suiza, Japón, Alemania, Reino Unido, Luxemburgo y Finlandia. El fenómeno de la piratería no conoce fronteras», afirma Luis Berenguer, portavoz de Euipo.

Daños «colaterales»

Esta entidad ha analizado también en los últimos dos años cómo influye el mercado de las falsificaciones en seis sectores de la economía española. De forma directa, ese comercio ilegal hace perder 5.646 millones de euros en ventas a las marcas de ropa, calzado y complementos; cosmética e higiene personal; artículos deportivos; juguetes; joyería y relojería y bolsos y maletas. Con la consiguiente desaparición de puestos de trabajo: en total, 62.958 empleos. Y eso que faltan por analizar otros sectores económicos, según indica Berenguer. «En los próximos meses estudiaremos el pirateo en el sector de las bebidas alcohólicas, los medicamentos, los pesticidas y la música en internet».

«Nuestro país dejó de recaudar 11.430 millones de euros por la piratería»

Existen, además, otros impactos indirectos. Si un sector reduce sus ventas por la piratería «compra menos bienes y servicios, por ejemplo a sus proveedores, que también ven reducidas su ventas y producción con las correspondientes consecuencias sobre el empleo», dice el estudio de Euipo. Así lo ilustra un ejemplo: en el sector de la ropa, calzado y complementos, uno de los más afectados por las falsificaciones, se perdieron en ventas directas en toda la UE 26.000 millones de euros y 363.000 puestos de trabajo. Cifras a las que hay que añadir daños «colaterales» en sectores afines y que mantienen transacciones comerciales con el sector de la ropa: otros 155.000 millones de euros y otros 17.000 puestos de trabajo indirectos que desaparecen. Por no hablar de los 8.000 millones que no han llegado a las arcas públicas. Los falsificadores no pagan impuestos sobre sus actividades, ni contribuciones sociales, ni IVA. «En nuestro país se dejaron de recaudar 11.430 millones de euros por esta causa», estima Berenguer.

«Aunque España no ha sufrido todavía un fuerte envite de las falsificaciones, es un asunto que preocupa mucho a las compañías, pues destinan hasta un 10% de sus recursos en proteger sus marcas», afirma José Antonio Moreno, director general de la Asociación Nacional para la Defensa de la Marca (Andema), que matica algunas cuestiones en este asunto. Hay que distinguir entre una copia, que se trata de una imitación, y «la falsificación que es una reproducción íntegra de la marca registrada. Es un ilícito penalmente perseguible en la aduana y por la Policía», dice Moreno.

Este delito está regulado en el artículo 274 del Código Penal y sanciona tanto al que fabrique, produzca e importe falsificaciones, como al que las distribuya y venda al por mayor y al consumidor final. «Es decir, castiga desde al fabricante, hasta al vendedor de un mercadillo que tenga legalizado su puesto como la venta ambulante», matiza Moreno. Las penas varían entre 4 años y seis meses de prisión.

Otra cosa es lo que Moreno denomina «importación paralela». «Las multinacionales —continúa— suelen ser empresas diferentes en cada país. Si un refresco de naranja se distribuye a nivel mundial puede haber brókers que compran ese producto en un país a un precio más barato, cambian el número de lote y el código de barras para evitar seguir su trazabilidad (la historia del artículo desde su origen hasta su destino final), y lo vende en otro país, normalmente europeo, a un precio más elevado. Eso no es una falsificación, sino una infracción civil para la marca».

Puertos de tránsito

Los falsificadores se las saben todas, son verdaderos expertos en el comercio internacional. De hecho, este tipo de productos pueden proceder de cualquier punto del planeta, según el estudio de Euipo. No obstante, hay países más dado a ello. China es el principal productor (63% de las importaciones pirateadas en el mundo) y también los países emergentes, que a la vez se convierten en «puertos de tránsito», comenta José Antonio Moreno, «donde llega la mercancía con destino a Estados Unidos y Europa, y donde se engaña a la aduana desmembrando la trazabilidad del producto para no conocer su procedencia, proceso y destino». Singapur, Hong Kong, Afganistán y Siria figuran entre estos puntos intermedios.

Incluso hay países que se especializan en la falsificaciones de determinados sectores . Turquía en marroquinería porque tradicionalmente son buenos artesanos de la piel, Marruecos en joyería, Egipto en alimentación para el gran consumo en supermercados..., cuenta Moreno.

«Internet ha favorecido el envío de las falsificaciones en pequeños paquetes por correo ordinario, más difíciles de detectar»

El informe de Euipo también ha detectado una tendencia que va en aumento: los envíos pequeños por correo o por servicios urgentes. Esto es debido al incremento de las ventas por internet y al auge del comercio electrónico. Pero es también una forma de evitar la detección de las falsificaciones en las aduanas. «Las nuevas tecnologías han globalizado todavía más el fenómeno. El papel de internet es importante ya que ha favorecido el envío de las falsificaciones en pequeños paquetes vía correo ordinario. Así el riesgo de captura es bajo aunque incremente el coste», señala Berenguer.

En la piratería no solo pierden las marcas también el consumidor. «Es un fenómeno que tiene graves consecuencias y plantea grandes desafíos para todos: ciudadanos, legisladores, empresas y administraciones», afirma el portavoz de Euipo. Indudablemente los productos falsificados no tienen un seguimiento y control como los legalizados que cumplen todos los requerimientos. «Para hacerse una idea —ilustra Moreno—: para elaborar un perfume tienes que cumplir más de 200 requerimientos que exige la UE en sus ingredientes y procesado. Sin embargo, los falsificadores mezclan sustancias en un garaje, y se ha llegado a detectar hasta orina de animales, extremidades de insectos en alguno de estos productos o cadmio en camisetas, una sustancia prohibida en Europa. La seguridad es un asunto que preocupa mucho a las marcas».

Riesgos para el consumidor

Algo de lo que también advierte el informe de Euipo: «Se dan casos, incluso de incautaciones de falsificaciones de productos frescos como fresas, plátanos, canela o aceite de coco. Algunas falsificaciones de, por ejemplo, medicamentos, repuestos y juguetes, son de muy baja calidad y pueden entrañar importantes peligros para la seguridad y la salud» del consumidor.

«España es el cuarto país de Europa más afectado por las falsificaciones de cosméticos y perfumes»

La seguridad del consumidor preocupa a diferentes sectores. «Las falsificaciones no solo suponen una infracción de marca», asegura la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa). «Al comprar un perfume o un cosmético falso aumentan los riesgos y desaparecen las garantías. Los ingredientes de estos productos han producido intoxicaciones por inhalación, irritación ocular, dermatitis, reacciones alérgicas severas, manchas en la fiel, fototoxicidad e incluso problemas graves en la salud a corto plazo». Este es también un sector muy dañado por la piratería. Nuestro país ocupa la cuarta posición entre los Estados europeos más afectados por las falsificaciones de cosméticos y perfumes. En 2014, se incautaron 1,7 millones de estos artículos en las aduanas comunitarias.

Y que nadie se engañe: el precio de estos productos tiene su trampa. «Cada vez hay menos diferencia de precio entre la falsificación y el original —asegura Moreno—. Los falsificadores lo hacen para elevar sus beneficios pero también para dar a entender al consumidor que su producto es auténtico».

Se trata de un mercado en el que todos pierden. «El consumidor de un producto de lujo va a seguir comprando ese producto. No se va a dirigir al top manta o a un mercadillo a adquirirlo.Sin embargo, el que compra un producto falsificado a un precio más barato al final a quien hace daño es a la tienda de barrio que tiene ese mismo producto de otra marca low cost por el mismo precio», se queja Eduardo Zamárcola, presidente de la Asociación Empresarial del Comercio Textil y Complementos, que denuncia la permisividad que hay en España por el top manta. El representante de esta entidad también expone la necesidad de acabar con una idea popularmente extendida. «En España —dice— no está mal visto comprar un artículo falsificado ni piratear una película de internet, forma parte de nuestra idiosincrasia cultural».

Lo que hay detrás

En la sensibilización y concienciación social todos están de acuerdos. «Estas compras no ayudan a las personas que las venden, habitualmente en condiciones económicas pésimas sino que las condena una situación de marginación y explotación», afirman desde Stanp. Por eso, todos apelan a un consumo responsable porque detrás de la piratería, afirman, están mafias de crimen organizado, economía sumergida, blanqueo de capitales, tráfico de personas y de armas.

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