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La red europea que ilumina las ideas

España preside en 2017 esta iniciativa de apoyo a la innovación que aúna a 41 países

Unai Mezcua

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Los besugos de piscifactoría de Galicia, el monitoreo de redes informáticas en busca de malware, un implante que yuda a tratar las hernias discales o el desarrollo de una nueva antena que enterrará la necesidad de apagar los teléfonos móviles en los aviones comerciales. Todo ello tiene algo en común: son proyectos que han visto la luz bajo el paraguas de Eureka, una red internacional que aúna a 41 países europeos más Canadá, Sudáfrica y Corea del Sur en calidad de asociados y que tiene como objetivo primordial la internalización del I+D+i en la mismísima etapa de concepción de las ideas.

En España, el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) es el organismo encargado de hacer de «portal de acceso» a la red a los interesados en desarrollar un proyecto de innovación de forma conjunta con otro de cualquier país miembro. Estos actores pueden ser empresas de todos los tamaños, instituciones de investigación o universidades.

«Cuando estás concibiendo un producto de manera abierta para el mercado mundial necesitas socios que te aporten talento y acceso a nuevos mercados», explica Francisco Marín, director general del CDTI.

La red Eureka ha aprobado el 24% de los proyectos presentados hasta la fecha

El funcionamiento es sencillo: se hace un llamamiento o «call» y se publicitan las condiciones en España y en el país al que pertenece la institución con la que se quiere colaborar. Previamente, tanto la parte española como la foránea han realizado un trabajo de fondo que les ha permitido definir sus campos de actuación y sus objetivos. Durante todo el proceso Eureka hace un seguimiento y, si la colaboración ha sido fructífera, otorga un sello. «Podríamos llamarlo ‘economía circular del I+D’», explica Marín. «Es un ciclo completo en el que vemos si la competitividad de las empresas mejora con el apoyo que le damos».

Todo el proceso es descentralizado, ya que depende, desde la evaluación del proyecto hasta la financiación de cada participante, del CDTI y de su organismo equivalente en el país de la institución con la que se colabora. Ello permite que los plazos de ejecución sean más rápidos que en otras iniciativas similares, una de las características que, según explican desde la institución, más atractiva resulta para los participantes. «La obsolescencia de una idea es cada vez más acelerada, por lo que el poder saber rápidamente si tu proyecto ha sido aceptado o no le da valor añadido», sintetizan. También les anima, según cuentan desde la institución, la elevada tasa de opositantes que finalmente reciben apoyo, superior a la de otros programas. En los más de 30 años que lleva en funcionamiento Eureka, nuestro país se ha convertido en la tercera potencia de la red, tras Alemania y Francia. El 24% de los proyectos aprobados hasta la fecha a través de sus tres instrumentos operativos —los Proyectos de Red, el programa Eurostars y los Cluster— cuentan con la participación de entidades españolas, y más de 1.000 proyectos impulsados por nuestras empresas, con una inversión que supera los 1.300 millones de euros, han recibido el Sello acreditativo Eureka.

El turno de España

La presidencia de Eureka es rotatoria y recae durante este 2017 en España, uno de los países miembros desde su fundación, en 1985. Un período que nuestro país aprovechará para dar a conocer la red mediante eventos como la Innovation Week, que se celebrará en Barcelona del 15 al 19 de mayo y que pretende exhibir de manera conjunta todos los instrumentos con los que cuenta, como E¡nnoVest, una herramienta que forma a las empresas para hacerlas más eficientes a la hora de atraer el interés de los inversores. Además, España también pretende que la red cobre una mayor importancia en el contexto de los programas europeos, concretamente en el marco de Horizonte 2020 —que contempla hasta 100.000 millones de euros destinados a impulsar la innovación— y que se abra a un mayor número de países asociados y que se creen nuevos mecanismos para favorecer la participación de otros actores.

Todo ello, con el objetivo final de seguir impulsando la innovación de nuestras empresas e instituciones, algo en lo que, reconocen desde el CDTI, si bien ha mejorado de forma notable en los últimos años, sigue habiendo flecos pendientes. «Aún hay pocas empresas que innoven y éstas suelen ser de poco tamaño, lo que les dificulta participar en muchos frentes en un mundo en el que compiten contra grandes multinacionales capaces de jugar a muchas bandas. Hay que crecer en densidad y crecer en tamaño», resume Marín.

Precisamente por ello es tan importante una institución que borra las fronteras y permite enlazar a instituciones de rincones muy dispares que sin embargo comparten objetivos comunes y pueden establecer sinergías que les ayuden a crear nuevos productos que les permitan hacerse un hueco en un mundo de titanes. «Vivimos en un mundo en el que todo está sabido y concebido, y conseguir convertirse en líder mundial no es sencillo», asegura Marín. «Lograrlo es heróico, y por eso nosotros creemos que las personas que lo intentan son héroes. Héroes de la innovación».

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