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La crisis de Brasil amenaza la inversión española en el país

Es el primer o el segundo mercado mundial para muchas empresas del Ibex 35

Casa de cambio en Río de Janeiro EFE

MARIBEL NÚÑEZ

La crisis de Brasil, económica y política, amenaza a las millonarias inversiones españolas en ese país , la séptima economía del mundo. Las cuentas del gigante sudamericano no eran buenas, con una contracción económica prevista del 3,1% este año y del 1,9% en 2016 y una inflación de dos dígitos, pero hace unas semanas estalló la crisis política, con acusaciones directas de la oposición a la presidenta, Dilma Rousseff, de haber maquillado las cuentas del país. El escándalo ha sido de tal magnitud que ha supuesto el relevo del ministro de economía del país , Joaquim Levy, por Nelson Barcosa, menos estricto que su predecesor en materia de política presupuestaria y más próximo a la presidenta. Los mercados reaccionaron con escepticismo a este relevo y en los últimos días la Bolsa de Sao Paulo ha registrado números rojos y el real brasileño ha rebasado la barrera psicológica de las 4 unidades por dólar, un cambio que no se registraba en los últimos tres meses.

Esta situación es observada muy de cerca por las sedes centrales de las empresas españolas con intereses directos en Brasil, que no son pocas. Entre ellas figuran lo más granado del Ibex-35: Santander, Telefónica, Mapfre, Gamesa o Dia, entre otras.

En el caso de Santander, por ejemplo, los números hablan por sí solos ya que entre enero y septiembre de este año la filial del banco de la etiqueta roja en Brasil obtuvo un beneficio ordinario de 1.315 millones de euros, lo que supone un aumento de un 37,4% en relación al mismo periodo del año anterior. El 20% del beneficio del Banco Santander depende de Brasil, su segunda mayor área de negocio después de Reino Unido, que representa el 21% de la entidad.

Botín confía en el país

La presidenta de la entidad cántabra, Ana Botín, aseguró hace unas semanas que "Brasil es una prioridad tanto para el banco como para mí y confío en que el país sudamericano supere las dificultades económicas del mismo modo que lo ha hecho España, donde el esfuerzo ha merecido la pena".

En Telefónica pasa otro tanto, ya que los ingresos que obtuvo la operadora en Brasil en el primer semestre del año fueron de 5.737 millones de euros, con un crecimiento de un 4,6%. Este país representa el 24,5% de los ingresos de la operadora en todo el mundo.

Las empresas españolas han mostrado en público durante estos meses, pese a los escándalos de corrupción destapados en el país y que se han saldado con dimisiones dentro del seno del Gobierno, su compromiso y, por ende, el mantenimiento de las inversiones previstas. Es el caso de Telefónica, por ejemplo, ha asegurado que mantiene su plan de invertir 7.000 millones de dólares en el país de la samba entre 2015 y 2017 para extender su red de fibra óptica por todo el país.

La pujanza de la clase media

Pese a que las declaraciones públicas son tranquilizadoras a nadie se le escapa que esta crisis puede llegar a desestabilizar a la naciente clase media del país, el auténtico objeto de deseo de las empresas españolas que desembarcaron hace años en el gigante sudamericano, que es aproximadamente el 60% de los 197 millones de habitantes que tiene el país.

Pedro Videla, profesor del IESE, considera que en "los países como Brasil bajará el flujo de entrada de inversiones por su falta de reformas y su economía estancada, lo que puede suponer una reversión rápida y un fuerte efecto negativo".

Las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) coinciden con los malos pronósticos sobre la economía brasileña , ya que prevé que la contracción sea del 3% este año , frente al 1,5% previsto por esta misma institución en julio. La principal razón de esta contracción es la caída de la confianza de consumidores y empresarios en la marcha de la economía y de la situación política, que se está traduciendo en una caída de la inversión y en una mayor tensión de las finanzas del Estado.

Los últimos datos del Banco Central brasileño confirmaron esta misma semana que la economía brasileña se contraerá un 2,81% el próximo año tras sufrir este año su mayor caída en los últimos 25 años (-3,70%), lo que empeora aún más las previsiones iniciales de los organismos internacionales.

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