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Un cambio contable de los alquileres disparará la deuda de las empresas a partir de 2019

Grupos de distribución como Inditex elevarán el pago de rentas variables

Las empresas de distribución textil, como Inditex, se verán muy afectadas por la nueva norma ABC

MONCHO VELOSO

El regulador internacional de contabilidad aprobó este año una nueva norma que va a suponer un mazazo contable para las compañías de todo el mundo cuando entre en vigor en enero de 2019. Ese impacto se deriva de un cambio en la forma de contabilizar los arrendamientos , tanto inmobiliarios como de otros activos. Actualmente, las empresas computan esas rentas en la partida de gastos de su cuenta de pérdidas y ganancias por ejemplo mes a mes, como si se tratase del abono del alquiler de un piso. Con el nuevo estándar, las compañías cotizadas deberán incluir todo el coste futuro de sus contratos de alquiler en su balance, como un activo y un pasivo, lo que les supondrá un aumento del nivel de deuda.

Según el Consejo Internacional de Estándares Contables (IASB, por sus siglas en inglés), la nueva normativa de reporte de información financiera NIIF 6 tendrá un impacto al alza en el endeudamiento conjunto de las compañías de todo el mundo de unos 3 billones de dólares (2,7 billones de euros). La norma afectará inicialmente a las empresas en Bolsa y las que no cotizan pero operan en el extranjero. Si el regulador español adaptase la norma nacional, también sería de aplicación al resto de sociedades mercantiles.

Ahora bien, unos sectores se verán más afectados que otros por su mayor recurso al alquiler. Empresas de distribución como Inditex y Dia tendrán que computar como deuda el alquiler de locales comerciales y almacenes. Los bancos harán lo mismo con sus sucursales y sedes en ese régimen, las aerolíneas ( IAG y Air Europa ) con las flotas de aviones en «leasing» y las cadenas hoteleras (Meliá) con los hoteles de terceros. Otros sectores afectados son el de las telecomunicaciones (Telefónica), por sus redes y torres, y el energético (Iberdrola), por los terrenos donde se instalan los parques eólicos.

Muchas compañías usan el alquiler de esos activos como una fórmula indirecta de financiación de los mismos. De ahí que la norma de información considere que se deben computar como un pasivo. Uno de los objetivos es asegurar la comparabilidad entre empresas con más y menos arrendamientos.

Las empresas deben identificar los activos que usan en alquiler y la duración de los contratos y determinar las cuotas que tendrá que abonar a su arrendador en el futuro. Esa cuantía la anotarán en el activo como un derecho de uso, y en el pasivo como deuda.

El regulador solo ha excluido de ese cómputo los alquileres por un plazo de duración inferior a un año y la de aquellos bienes de poco valor , como ordenadores y equipamiento de oficina. A esta salvedad, por ejemplo, no se podrán acoger las flotas de vehículos arrendadas por «renting» o «leasing».

Al dejar de computar los arrendamientos como un gasto, las cuentas experimentarán una mejora de costes y por tanto de resultados. Ahora bien, el incremento de deuda es más perjudicial. Hasta el punto de que, según los expertos contables, esos mayor niveles de deuda pueden afectar a la capacidad de las sociedades para repartir dividendo entre sus accionistas.

«Las empresas deben actuar ya y analizar los impactos que supone la norma: contables, fiscales, de tecnología de información, incluso en algunos casos los efectos sobre el actual modelo de negocio» , explica Marisa Pérez, socia de asesoramiento contable de KPMG España. Por ejemplo, las empresas de alquiler de vehículos podrían tener que resivar su modelo, pues uno de sus atractivos son las soluciones de «leasing» y «renting» que ofrecen.

Compañías de distribución con una gran cartera de establecimientos alquilados pueden verse tentadas a comprar una parte o a revisar las condiciones de sus contratos. Estas cadenas en muchas ocasiones pagan una parte fija de renta y otra variable ligada al volumen de ventas en el establecimiento; por tanto, esas empresas podrían tratar de elevar el número de alquileres con cuota variable. También será clave revisar el tiempo de duración del contrato.

Medidas preventivas

Algunas de las grandes entidades financieras españolas, para evitar que les consumiese capital y mejorar así sus niveles de solvencia, vendieron en 2007 sus sedes centrales a un tercero y luego las han alquilado (operación conocida como «sale and lease back»). El caso más conocido en España es el del Santander con su Ciudad Financiera. Ahora, ese alquiler vía «leasing» deberá computarse como deuda, además de las rentas de las sucursales, lo que podría acelerar el proceso de cierre de oficinas en el sector.

Esto dependerá de cuántos recursos propios consuma esa deuda. Según fuentes del mercado, el BCE aún no tiene un criterio y previsiblemente no lo abordará hasta 2017. El importe de los alquileres restaría capital a los bancos en caso de que se compute como un intangible , según explican en el sector.

Las compañías ya están teniendo en cuenta esta norma en los nuevos arrendamientos y, como admiten en sus propias memorias anuales, ya echan cuentas del sustancial impacto en sus balances.

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