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Bloomberg quiere que sus empleados coman fuera de la oficina

Su nueva sede contará con un dispensario de café y té, donde también se pondrán obtener algunas viandas para el desayuno. Pero no habrá cantina ni se ofrecerá comida consistente

LUIS VENTOSO

Por fin alguien que piensa. Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York entre 2002 y 2013 y dueño del imperio de información financiera del mismo nombre, no quiere que sus empleados vivan aislados en una burbuja laboral y fomentará que salgan a comer a la calle. Ante la inminente apert2.1.80141172ura de su nueva sede en la City de Londres, un doble edificio mastodóntico que ha costado 1.130 millones de euros , Bloomberg ha anunciado que no contará con una cafetería, porque quiere que sus empleados hagan vida en la zona, consuman en los negocios locales y pisen calle.

La apertura de las instalaciones de Bloomberg coincide con el desembarco de Google en King’s Cross, cerca de la estación ferroviaria del mismo nombre. La multinacional californiana, segunda empresa del mundo, con una capitalización de 551.945 millones de euros, fomenta entornos de trabajo tan agradables que en la práctica sus empleados acaban viviendo en la oficina. En su sede de Londres les ofrecerá comida gratis, gimnasio y hasta zona de siesta. Es el mismo espíritu que prima en Facebook, un teórico «buenrollismo» cuyo símbolo son las mesas de pimpón en las oficinas.

Pero el veterano Bloomberg, de 75 años, décima fortuna de Estados Unidos, está en otra onda. Su nueva sede contará con un dispensario de café y té, donde también se pondrán obtener algunas viandas para el desayuno. Pero no habrá cantina ni se ofrecerá comida consistente. «Quiero que la gente salga fuera y disfrute de la economía local. Vamos justo en la dirección opuesta a Google, queremos que la gente salga a la calle». El multimillonario ha explicado también que al ser un huésped en Londres considera que no debe hacer la competencia desleal a los negocios de la zona –cafés, restaurantes, tiendas de sándwiches, peluquerías, gimnasios– ofreciendo esos servicios en sus instalaciones.

El empresario, nacido en Boston en una familia de ancestros judíos rusos, fundó su compañía en 1981 y desde entonces es su consejero delegado. En política, en principio era demócrata, pero acabó compitiendo por la alcaldía en las filas del Partido Republicano. Su triple mandato en Nueva York se considera un éxito. Se trata también de un notable filántropo, que se ha sumado a la llamada «Promesa de Dar», impulsada por Bill Gates y Warren Buffett y que fomenta que grandes magnates donen en vida al menos la mitad de sus fortunas.

El inmenso edificio de Bloomberg está situado cerca del Banco de Inglaterra. Son dos bloques triangulares de ocho plantas, con dos más de subsuelo, unidos por un pequeño puente. Firma el inevitable Norman Foster. Aparte de que no habrá cafetería se aporta otra novedad: una huida intencionada del tópico edificio de cristal high-tech, un lugar común en los centros financieros de todo el planeta. Se tratará de la primera construcción en piedra en la City de Londres en cien años. «Hemos hecho un intento consciente de no crear una caja de cristal», asegura Lord Foster, a sus 82 años autor de unas cuantas, algunas brillantes.

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