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La banca sufre hoy el mismo castigo en Bolsa que en plena crisis de 2012

La baja valoración bursátil preocupa al sector, que asegura que no refleja el gran ajuste acometido los últimos años

Bankinter, la única excepción EFE

María Cuesta

Primero fue la falta de liquidez, después la de solvencia y ahora son los problemas de rentabilidad los que acechan al sector financiero. Desde que comenzó la crisis económica en 2007, la banca ha estado en el ojo del huracán, en el punto de mira de analistas e instituciones y no son pocos los que señalan al sector como principal responsable de la debacle. En España, la fuerte reestructuración y el profundo saneamiento al que se sometió a las entidades durante los años de máxima tensión consiguieron dar la vuelta a sus cuentas como a un calcetín, pero lo cierto es que la valoración en Bolsa no consigue repuntar . De hecho, la penalización que sufren los bancos en el mercado es ahora similar, incluso en algunos casos mayor, a la que soportaban en el verano de 2012 en los momentos más críticos para nuestro país. Bankinter es la única excepción que confirma la regla.

Los datos son contundentes. Así, Banco Santander cerró el viernes a 3,84 euros, cuando comenzaba el mes de julio de 2012 a 5,25 euros por título. BBVA despidió la semana en 5,27 euros, mientras hace cuatro años cotizaba a 5,63 euros. Banco Sabadell, por su parte, cotizaba a 1,54 en julio de 2012 y ahora lo hace a 1,22; Popular cerró el pasado viernes a 1,25 euros frente a los 4,67 de 2012 y, por último, Caixabank cerró la semana pasada en 2,42 euros cuando hace cuatro años rozaba los 2,6 euros. Bankinter, por su parte, cotiza ahora en el entorno de los 6 euros por título, frente a los 2,7 euros de 2012.

La baja cotización es una de las principales preocupaciones del sector. Los banqueros consultados reconocen que el panorama que afrontan es complejo , especialmente por la política de tipos de interés ultra bajos impuesta por el BCE y que les deja prácticamente sin opciones a la hora de obtener ingresos, pero aseguran que el mercado no está discriminando correctamente. «La situación de la banca española es totalmente distinta a la italiana, por ejemplo, pero muchos inversores nos están metiendo en el mismo saco», asegura un directivo.

José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca (AEB) reconoce esta preocupación: «La banca vive de la confianza tanto de sus clientes como de los inversores. Las valoraciones actuales muestran una evidente desconfianza hacia el sector. De hecho, en términos de valoración, las entidades se han convertido en una oportunidad de inversión».

Lo cierto es que la baja valoración de los analistas contrasta con la mejora de la percepción de las entidades españolas entre las instituciones internacionales. Los buenos resultados de la banca española en los test de estrés fueron recordados esta misma semana por el diario británico «Financial Times», uno de los medios más críticos con España durante la crisis, en un artículo titulado «El verano tranquilo de los banqueros españoles» . «A diferencia del sector bancario italiano, que ha sufrido una crisis de combustión lenta cuyo origen se remonta a muchos años atrás, los problemas bancarios de España surgieron de una forma tan explosiva que las autoridades se vieron obligadas a actuar con rapidez», aseguraba el rotativo.

Los problemas para obtener rentabilidad en un entorno de tipos bajos como el actual es la principal preocupación de los mercados. Y, aunque no es un desafío exclusivo de las entidades españolas, sino que es un problema europeo, el mercado está castigando con severidad a todas las entidades bancarias del Viejo Continente . Lo cierto es que el escenario no es sencillo, pero España cuenta con la ventaja de haber hecho una ingente labor de ajuste previa. Según datos del BCE, la banca española es responsable de la mitad del ajuste de oficinas registrado en la zona euro desde el estallido de la crisis con el cierre de 14.978 sucursales, lo que supone el 49,7% de las 30.128 eliminadas desde 2008.

Como fuere, la política monetaria ha complicado notablemente el negocio bancario. En un reciente informe elaborado por Afi, los analistas destacan un apartado de los test de estrés en el que las entidades proyectan sus resultados entre 2016-2018 en un escenario no estresado. Los resultados no son nada halagüeños. «El ratio de rentabilidad (ROE) medio de la banca europea y española en todo el periodo 2016-18 sería incluso inferior al obtenido en 2015: 4,8% frente al 5,4% en el caso europeo y 7% frente al 7,7% en el español. Insuficiente a todas luces para cubrir el coste del capital del sector», aseguran. «No hace falta recalcar que, dando por hecho la capacidad de aguante que señalan los test en un escenario adverso, esta baja rentabilidad esperada, ahora validada por las pruebas, es la razón fundamental por la que la banca capitaliza muy por debajo de su mero valor contable», zanjan.

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