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El alto sueldo del nuevo presidente de Caixa Geral desata indignación y polémica en Portugal

Antonio Domingues cobrará más de 30.000 euros al mes, justo cuando el banco público luso precisa una inyección de unos 4.900 millones de euros

Entrada a la central de Caixa Geral de Depósitos, REUTERS

FRANCISCO CHACÓN

En pleno proceso para concretar los términos de la urgente recapitalización que precisa el banco público portugués Caixa Geral de Depósitos (CGD), sale a la luz que el nuevo presidente de su Consejo de Administración, António Domingues , inicia su andadura con un sueldo de más de 30.000 euros anuales.

La cantidad ha sido confirmada por el ministro de Finanzas, Mário Centeno, a quien no le quedó más remedio que clarificarla como respuesta a una interpelación parlamentaria del principal partido de la oposición , el PSD de Pedro Passos Coelho.

Según el brazo derecho económico del primer ministro socialista, António Costa, la cifra corresponde a «la media de los salarios pagados en el sector». Pero la divulgación de estos 423.000 euros anuales en concepto de remuneración a Domingues está provocando una ola de indignación y polémica en un país donde casi tres millones de personas se hallan a punto de cruzar el umbral de la pobreza y la exclusión social.

Los mensajes críticos inundan las redes sociales de las principales instituciones lusas, pues numerosos ciudadanos no dan crédito ante semejante acuerdo por parte de un Ejecutivo de signo socialista. Eso sí, Centeno insiste: «Es un sueldo que no está fuera de mercado». Unas palabras que no han sentado nada bien a miles de portugueses, como se palpa en la calle y en las terulias radiofónicas.

Mucho más cuando el antecesor de António Domingues en el cargo cobraba unos 16.000 euros al mes , o sea, casi la mitad. Por tanto, es justo cuando peor se manifiesta la situación de Caixa Geral que se duplican tales emolumentos.

Los dos socios que sustentan el Gobierno socialista, el Bloco de Esquerda y el Partido Comunista de Portugal, coinciden con los conservadores en su rechazo, una cuestión ilustrativa de que no estamos ante un pacto global sino frágiles iniciativas comunes que a veces no lo son.

Mientras tanto, la recapitalización de CGD parece haber encallado en una vía muerta. La auditoría independiente encargada no ha finalizado aún y, por tanto, falta por ajustar el montante que necesita la primera entidad financiera de Portugal. Las estimaciones hablan de 4.900 millones de euros de coste para las arcas públicas, pero habrá que esperar al informe oficial para especificarlo.

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