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El absentismo laboral costó a España 75.875 millones el año pasado, un 24% más

Cada día de 2016 faltaron a su puesto de trabajo 913.019 empleados, casi el 6% de los ocupados

Susana Alcelay

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El miedo al despido provocó un drástico freno del absentismo laboral en España en los peores momentos de la crisis. La recuperación económica y la mayor estabilidad en el empleo ha conseguido en los dos últimos años todo lo contrario, que las faltas al trabajo repunten y vuelvan a ratios récord. Como la venta de automóviles o el consumo eléctrico, el absentismo laboral es probablemente uno de los indicadores de recuperación económica más fiables. Así se constata en muchos estudios recientes, en los que la curva ascendente de los indicadores macroeconómicos es casi paralela al que registran las bajas laborales.

En 2016 la economía española creció un 3,2% y se crearon 413.600 empleos. Y al calor de este sólido crecimiento el coste del absentismo laboral se disparó un 23,62% hasta los 75.875 millones , según refleja un estudio realizado por Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT), al que ha tenido acceso ABC.

Crece un 42,55% el coste para la empresa

Según este trabajo, el coste directo de este absentismo por prestaciones económicas a cargo de las mutuas y de las entidades gestoras de la Seguridad Social ascendió a 5.773,03 millones el ejercicio pasado, un 12,42% más respecto a 2015. Y el coste que tuvieron que asumir las empresas — abonan la prestación económica disfrutada desde el 4º y el 15º día por el trabajador—, fue de 5.498,67 millones, un 42,55% más.

La crisis marcó en 2008 un punto de inflexión en los gastos dedicados a incapacidad temporal (7.450 millones) y a partir de ahí la curva comenzó a caer, coincidiendo con la etapa más negra para la economía española. Esta tendencia se invirtió a partir de 2013, cuando el coste de las prestaciones se había reducido hasta los 5.000 millones. En 2016 se presupuestaron 6.187,23 millones , cifra que la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ya consideró que se quedaría corta, y pronosticó que el gasto seguiría creciendo a un ritmo del 14,5%.

España sigue estando a la cabeza en tasas de absentismo en el trabajo. En su último informe sobre las faltas al trabajo Adecco realizó una comparativa internacional y concluyó que es superior en aquellos países en los que la cobertura por enfermedad es más generosa. Es el caso de España, Suiza, Dinamarca , Finlandia, Estonia, Australia, Canadá y Estados Unidos, que se corresponden con los países con mayor nivel histórico de bajas laborales, aunque España se sitúa por debajo de Suiza y Finlandia.

Se dejó de producir por 64.603 millones

El estudio de las mutuas no realizan una comparativa internacional pero sí ponen sobre la mesa datos que dan idea del alcance de este fenómeno. Uno de ellos es que durante el pasado año 913.019 trabadores, el 5,67% del total de ocupados, faltaron cada día a su puesto de trabajo. Los trabajadores que faltaron a sus empleos dejaron de producir bienes y servicios 64.603 millones, un 5,63% del PIB.

En el informe de la patronal de las mutuas se asegura que en 2016 se produjeron 4.579.773 procesos de incapacidad temporal por contingencias comunes, un 16,40% más que en 2015, cuando la población protegida media solo creció un 3,19%, hasta los 16.146.654 trabajadores, recuerda AMAT. El coste por trabajador afiliado por las prestaciones económicas por incapacidad temporal aumentó un 8,95% de media .

La organización empresarial realiza en su informe una dura crítica de la legislación y la reforma emprendida por el Gobierno. Desde AMAT se asegura que «a pesar de los esfuerzos normativos realizados, la separación radical de funciones entre quien satisface la prestación económica (mutuas y entidades gestoras de la Seguridad Social) y quien satisface la asistencia sanitaria (servicios públicos de salud de las comunidades autónomas), lleva consigo una excesiva carga burocrática». Explica que hay que añadir los condicionantes particulares de cada una de las instituciones, lo que tiene como resultado un « absentismo estructural , ajeno a la voluntad de los trabajadores, e independiente en gran medida del devenir de los ciclos económicos».

Despido por faltas al trabajo

En 2012 la reforma laboral introdujo la posibilidad de despedir a un trabajor por absentismo y en 2013 el Gobierno aprobó el anteproyecto de ley de mutuas, una norma con la que, por un lado, pretendió frenar el fraude en las bajas laborales y, por otro, introducir altas dosis de transparencia en unos organismos que gestionan, entre contingencias profesionales y prestaciones económicas, en torno a los 12.000 millones de fondos públicos , lo que supone más del 1% del PIB

Como entidades colaboradoras de la Seguridad Social que son y, por tanto, parte del sector público, la idea del Ejecutivo fue con esta reforma que estuvieran sometidas a los mismos criterios de austeridad . Así, los sueldos de sus directivos pasaron a estar controlados, al igual que su gestión y fueran responsables patrimoniales de sus actividades.

Las mutuas reclaman dar altas

La norma facilitó también que las comunidades autónomas que tienen competencias en sanidad firmen convenios de colaboración con las mutuas para mejorar el servicio sanitario. Además se concedió a estas entidades una mayor capacidad de intervención en las bajas médicas por enfermedad común pero se mantuvo la obligación de que fueran los médicos de la Seguridad Social los únicos capaces de dar de alta a los trabajadores de baja.

Avisa la patronal de que «las novedades normativas fueron entendidas en el momento de su aprobación como un paso hacia adelante, que podían ayudar a lograr el objetivo para el que estaban previstas. No obstante es necesario preguntarse sobre su efectividad , atendiendo a los datos expuestos anteriormente, lo que lleva consigo la necesidad de continuar avanzando en la adopción de medidas de mayor calado y eficacia para lograr contener y reducir las graves repercusiones que las situaciones de incapacidad temporal, especialmente por contingencias comunes, tienen para las empresas y los trabajadores, que son quienes las financian, y posteriormente para las cuentas de la Seguridad Social y la economía».

Descapitalización y pérdidas

Además de volver a reclamar la posibilidad de dar el alta médica al trabajador, la organización empresarial avisa al Gobierno de que seguir utilizando las reservas que acumulan las mutuas para pagar las pensiones «comprometería la solvencia y viabilidad , descapitalizándolas». Aprovecha también la patronal para pedir más fondos para su financiación teniendo en cuenta que las mutuas registraron pérdidas de 341,45 millones en 2016 y que «17 están en situación deficitaria».

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