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Gerard López, un millonario español diferente

El dueño de la escudería Lotus de Fórmula 1 es español, amigo de Vladimir Putin, coleccionista de coches de lujo, magnate del petróleo y las telecomunicaciones y un hombre con su propia visión del mundo

Gerard López, un millonario español diferente carlos carrión

Fernando Goitia

«¿Mi primer millón de dólares?». A Gerard López no le gusta hablar de dinero . Nada extraño, le ocurre a mucha gente. En su caso, sin embargo, es relevante, ya que este hijo de gallegos nacido en Luxemburgo hace 43 años es multimillonario. «Nunca pienso en lo que tengo en el banco, pero, a ver -cede-, mi primer millón... Tendría 20 o 21 años, con mi primera empresa, no había terminado la universidad». Hoy, López es un hombre hecho a sí mismo a base de inversiones en empresas tecnológicas -apostó por Skype, entre otras- y controla un imperio mundial de más de 70 compañías; además, es dueño de un histórico equipo de Fórmula 1 y colecciona coches de lujo -«Si aparezco en una subasta, al momento se dispara el precio», comenta-. Nadie lo diría, al verlo con sus vaqueros, su polo azul y sus zapatillas deportivas. Tampoco por el aire tranquilo que proyecta mientras atiende una llamada tras otra en alguno de los siete idiomas que domina. Gerard López -esa impresión da- no puede parar de hacer negocios. ¿Buscará cerrar alguno nuevo con esta entrevista? Con un magnate como él nunca se sabe.

XLSemanal. Esto de poseer una escudería de Fórmula 1 es, básicamente, para hacer negocios, ¿no?

Gerard López. Sí, claro. Para mí y para todos los equipos. En la Fórmula 1, todo gira alrededor de otros negocios. Por eso hay tantos países que quieren albergar carreras. Un Gran Premio es el mejor sitio para cerrar grandes acuerdos.

XL. Su escudería, sin embargo, lleva un par de años con pérdidas que han batido récords en la categoría...

G.L. Es que un equipo de Fórmula 1 no es lucrativo. Pero si me preguntas: «¿comprar una escudería ha sido buen negocio?». Sí. Te ayuda a consolidarte y a entrar en algunos países.

XL. ¿Algún gran negocio que haya cerrado en el paddock...?

G.L. Muchos. En la India, por ejemplo. Tenemos allí una red social y llevábamos tiempo queriendo reunir a las grandes empresas de telecomunicaciones locales, algo casi imposible de conseguir... A no ser que tengas un equipo de Fórmula 1, claro.

XL. Digamos que, cuando un empresario, un político o alguien poderoso entra en el paddock, ¿ya lo tiene comiendo en su mano?

G.L. Hombre, eso es mucho decir, pero sí que se vuelven niños. Se excitan, se divierten... Bajan algo la guardia, sí.

Lee la entrevista completa en XL Semanal

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