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El BCE vigilará las políticas de créditos y depósitos de la banca

El sector español cree que las entidades deben tener una rentabilidad del 8% en cinco años

El BCE vigilará las políticas de créditos y depósitos de la banca afp

Moncho veloso

La banca europea, superado el drástico saneamiento de los últimos años , busca ahora recuperar el negocio y la rentabilidad perdidos durante esta crisis. De hecho, esa es una de las prioridades del Banco Central Europeo (BCE) en su nuevo papel de supervisor único del sistema financiero comunitario. Pero no está dispuesto a que esa meta se alcance a cualquier precio. El organismo dirigido por Mario Draghi examinará el modelo de negocio de las entidades para determinar si son rentables y eso incluye, según fuentes financieras, vigilar la política comercial en aquellos casos en que pueda resultar contraproducente para la viabilidad de un banco.

El mecanismo único de supervisión contempla análisis a dos meses y tres años de esos modelos. El objetivo de este análisis es comprobar la viabilidad y sostenibilidad de la estrategia de las entidades. Por tanto, el supervisor podrá chequear, por ejemplo, la política de tipos de interés del crédito y de remuneración de los depósitos que aplica un banco, o los criterios de concesión de préstamos. Es decir, al igual que estará al tanto de insostenibles políticas de retribución al accionistas, velará por que una política excesivamente agresiva no dañe la rentabilidad de una entidad.

De hecho, en el sector bancario español han surgido voces pidiendo prudencia ante la rebaja de precios del crédito que algunas entidades están aplicando para tratar de incrementar su cuota y, por tanto, su rentabilidad. «Estamos viendo una expansión en algunas operaciones de crédito que no responde a una gestión rigurosa», advirtió la semana pasada el presidente de BBVA, Francisco González. «No queremos que se repita con el activo lo que sucedió con el pasivo», dijo ayer su «número dos», Ángel Cano , en referencia a la guerra de depósitos superremunerados iniciada en 2010 y que tuvo un coste para la banca española de unos 40.000 millones de euros. Y el consejero delegado del Santander, José Antonio Álvarez, avisó el pasado martes de que el margen de reducción del coste de los depósitos con la que compensar el abaratamiento del crédito es cada vez menor.

Conocido el modelo de negocio de un banco, el BCE podría concluir que no es viable y pedir al consejo de administración de esa entidad que tome medidas para corregir esa situación, incluida su fusión o absorción por otro grupo. La banca española habla ya de un proceso de consolidación a la vista y calcula que la nota de corte para sobrevivir al mismo podría estar en alcanzar una rentabilidad sobre el capital del 8% en los próximos cinco años.

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