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tribuna

José Luis Losa: El 12 de octubre lo gana Italia

El director de www.comunicayconvence.com afirma que el país vecino celebra la Fiesta Nacional de España como una especie de «Día del Orgullo italiano» en Estados Unidos

José Luis Losa: El 12 de octubre lo gana Italia ignacio gil

josé Luis Losa

El 12 de Octubre es la Fiesta Nacional en España. En Italia ni tan siquiera es día festivo. Sin embargo, los italianos celebran ese día a lo grande en Nueva York y salen a desfilar por la Quinta Avenida para reivindicar el «Columbus Day» (Día de Colón), convirtiendo la jornada en una especie de «Día del Orgullo italiano» en Estados Unidos y, de paso, apropiándose del descubrimiento de América. Se trata de uno de los desfiles más conocidos y populares en Manhattan, que se celebra desde hace 70 años y en el que participan más de 35.000 italianos.

Ante tal ofensiva, los hispanos decidieron en 1985 realizar su propio desfile. Desde entonces lo hacen cada segundo domingo de octubre, aunque la participación es infinitamente menor (unas 10.000 personas) y además brilla por su ausencia el protagonismo de una España acomplejada e incapaz de reclamar su lugar en la historia.

Lo cierto es que hay poco que criticar a los italianos por vender su marca, y mucho que hacer de autocrítica en España. El polémico desfile en Nueva York no es más que un buen ejemplo de dos formas bien distintas de actuar como país ante el exterior.

El dominio italiano en la Gran Manzana es también evidente en cualquier supermercado, donde, por ejemplo, difícilmente encontraremos aceite español… O sería mejor decir que difícilmente encontraremos aceite con «nombre» español, porque muchas de las marcas italianas venden, envasado y con su sello, el aceite comprado a España a granel y bajo precio. Insisto en que hay poco que reprochar a los italianos y mucho que aprender de su capacidad comercial. El penúltimo ejemplo lo podemos encontrar a los pies del histórico Flatiron Building, el centenario rascacielos newyorkino. Allí, hace cuatro años que abrió sus puertas «Eataly», una mezcla de mercado-centro comercial-supermercado-restaurante de productos italianos que ha cosechado un gran éxito. «Eataly», interesante juego de palabras entre «eat» (comer) e «Italy» (Italia), es un recinto de 4.600 metros cuadrados donde el cliente puede encontrar desde productos frescos recién llegados de la Toscana o de Sicilia a restaurantes especializados en todo tipo de pastas; y desde pastelerías tradicionales a exquisitas cafeterías (por cierto, decoradas con grandes fotos de Ferrá Adriá promocionando café Lavazza, otro icono español del que se apropian).

El éxito de esta iniciativa ha sido tal que recientemente «Eataly» ha inaugurado un nuevo establecimiento en Chicago, que se suma a los abiertos en Tokio, Dubai y Turquía.

La pregunta que cabe realizarnos es ¿sería España capaz de hacer algo similar? Nuestro sector agroalimentario (que emplea a 2,3 millones de españoles) exportó en 2013 productos por valor de 36.286 millones. España es el 8º país exportador agroalimentario del mundo y 4º de la UE, según los datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Aceite y aceitunas, jamón, vinos, o frutas y hortalizas son productos españoles con «sello» global.

¿Serían capaces las administraciones públicas y el sector privado de unir fuerzas para potenciar esa Marca España con un proyecto similar? Seamos honestos. Una iniciativa similar a la italiana por parte del Gobierno español degeneraría, para empezar, en un intenso debate político sobre el «centralismo» del Estado por parte de las comunidades autónomas, que asegurarían que les merman competencias y se envolverían en sus banderas regionales.

Desgraciadamente, esa miopía localista no es exclusiva de los políticos. Uno de los mayores problemas a los que se enfrentaría una propuesta al estilo «Eataly» sobre productos españoles sería la negativa de los propios productores a ceder su protagonismo a favor de la Marca España. Así, por ejemplo, la Denominación de Origen Protegido (DOP) de Aceite de Sierra Mágina se negaría a ceder ante la vecina Sierra de Segura o viceversa; la Denominación de Origen de Jamón de Huelva rechazaría ser tratada como la de Guijuelo o viceversa; el queso manchego no se prestaría a ser igual que el de Idiazabal o viceversa; y hasta la mojama de Isla Cristina no aceptaría igualarse a la de Barbate o viceversa; por no hablar de la imposibilidad de poner de acuerdo a las más de 80 denominaciones de origen de vinos españoles para convencerles de la necesidad de que sólo estuvieran presentes en el establecimiento los 10 ó 12 más famosos y comerciales… El ejemplo puede sonar a caricatura pero desgraciadamente tiene más de realidad de lo que nos gustaría en una España llena de muros construidos por las CC.AA. o las DOP.

Tras años de crisis económica y de grandes cambios mundiales quizá es hora de que políticos y productores españoles se den cuenta de que en el nuevo mercado global la verdadera competencia de nuestro jamón no está en la denominación de origen vecina sino en el «prociutto» italiano; la de nuestro aceite en su olio; o la de nuestro queso en el fromage francés. Quizá solo así reaccionemos unidos y dejemos de asistir como meros espectadores al desfile del 12 de octubre que organiza otro país por nosotros.

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