referéndum en escocia
La debacle económica que se avecina si gana el «sí»
Los mercados siguen apostando por el «no» pero aún quedan demasiados interrogantes abiertos
regina r. webb
En vísperas del referéndum escocés, los inversores contenían la respiración. No es que vaticinaran la separación -los analistas siguen apostando por el «no»-, pero la duda se ha traducido en una caída a un ritmo moderado pero constante de la Bolsa de Londres en ... el último mes y ha situado a la libra en mínimos de diez meses frente al dólar. Hasta en la periferia europea la rentabilidad del bono a diez años se ha resentido en las últimas semanas, a medida que en las encuestas iba ganando peso el «sí», incluso en España, que el miércoles colocó deuda a mayor interés. «La incertidumbre es el peor enemigo de los mercados». El director de gestión de Inversis Banco, Fernando Hernández, entiende la situación como una respuesta natural a los interrogantes que aún están abiertos.
El selectivo británico FTSE 100 lleva cerrando en rojo desde el 4 de septiembre, pero los analistas reafirman que los mercados confían en el «no» . De hecho, ayer todas las Bolsas europeas, salvo la de Londres, que pese a iniciar la jornada subiendo cerró con caídas, se apuntaron avances. Los inversores son «pragmáticos» y, como apunta Saxo Bank, los gestores de fondos alertan de retirada de dinero de los fondos de capital de Reino Unido: «Cualquier fluctuación a favor del “sí” conllevaría una mayor depreciación de la libra». Hernández calcula que el primer día bursátil tras la victoria independentista traería una caída inicial del 2 o 3% y hasta 15 puntos básicos en el bono inglés. Después, se abriría un periodo de hasta 16 meses de negociación entre ambas partes.
Aunque una victoria del «no» tampoco daría el alivio inmediato. El primer ministro británico, David Cameron, se ha jugado mucho en y con las elecciones en Reino Unido a la vuelta de la esquina, la inestabilidad política que se generaría con el descontento de cualquiera de las dos partes tampoco promete una vuelta a la calma tan rápida. «Esta historia no sale gratis», asegura Hernández.
Un debacle como la Gran Depresión
Otros analistas son mucho más duros. Deustche Bank advierte de que la victoria del «sí» sería un error político y económico tan grande como el fallo de la Reserval Federal que desencadenó la Gran Depresión. El Royal Bank of Scotland y Lloyds Banks, entre otras, ya han asegurado que trasladarán su sede a Londres en el caso de que Escocia se separe . Aún quedan demasiados flecos por atar, pero, en palabras de Santiago Carbó, profesor de Economía y Finanzas de Bangor University en Reino Unido, en caso de que ganara el «sí» «habría que llegar a un acuerdo que no sea dispararse en un pie».
Para Carbó, factores como si Escocia adopta la libra -algo a lo que de momento se niega Inglaterra- o cómo se reparta la deuda y los activos determinarán la gravedad de la deblace económica. En su opinión, «parte del ajuste ya se ha hecho». Escocia, que supone entre el 8 y el 10% del PIB de Reino Unido, confía en jugar a su favor la baza del control sobre las reservas petrolíferas, pero el catedrático resalta que los carburantes ya no son tan «golosos» como hace treinta años.
Interrogantes abiertos
Como señala Juan Carlos Martínez, profesor del IE Business School, muchas compañías europeas tienen intereses en ambas partes: «Esto no va a ser sencillo». En estos momentos hay tres puntos abiertos que determinarán el pánico o no de los mercados ingleses. Por una parte, la adopción de la libra. Inglaterra se niega a que Escocia pueda seguir utilizando la moneda pero la gran mayoría de los independentistas sigue apostando por la circulación británica. Aunque se salieran con la suya, habría que determinar el valor de la libra escocesa frente a la esterlina.
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