tribuna
Cinco problemas veraniegos para la economía española
Tensiones internas y externas pueden enturbiar la «excelente política económica»
juan velarde fuertes
La economía española, a partir de la caída del Gobierno de Rodríguez Zapatero, en medio de una crisis económica colosal, pasó a recibir una política de recuperación por un camino acertado. Véanse los recientes datos del Servicio de Estudios del BBVA. Pero he ahí que ... estamos recientemente sometidos a novedades exteriores e interiores que pueden causar perjuicios notables, incluidas viejas decisiones políticas, que eran erróneas, y que exigen ahora mismo, cambios.
Señalemos, como más importantes, cinco cuestiones. En primer lugar, lo sucedido con Gowex en España, y en Portugal -con ciertas consecuencias para nosotros - con el Banco Espírito Santo, muestran lo lógico -que se aparta de lo preconizado por la proposición Arrow-Debreu- de lo que el Premio Nobel, Alvin Roth, declara a Jordi Benítez en «Capital»: «Está bien que se inventen nuevos instrumentos financieros, pero hay que darles una regulación que asegure su fiabilidad».
Segundo problema. La economía española sufre bandazos extraordinarios como consecuencia del sistema de financiación de las autonomías de régimen común . Ángel de la Fuente, desde el Instituto de Análisis Económico del CSIC, mostró ya en enero de 2013 que para resolver «el grueso de los problemas de equidad del sistema», es preciso «eliminar los Fondos de Suficiencia (excepto como vehículo para la financiación de las llamadas competencias singulares), Cooperación y Competitividad, sustituyéndolos por un único Fondo de Nivelación Vertical, que reduciría las disparidades de financiación por habitante ajustado que pudieran persistir tras la aplicación del Fondo de Garantía, pero sin alterar la ordenación de las regiones en términos de financiación por habitante ajustado».
Tercera cuestión: la corrupción. Se ha demostrado -recordemos una correlación expuesta en el número dedicado a este problema en el «Journal of Economic Literature»-, que uno de los mayores frenos al desarrollo económico es tener un alto índice de corrupción. Algo como lo expuesto recientemente en Cataluña y, desde hace algún tiempo en Andalucía por la juez Alaya, o se liquida radicalmente, o impedirá un desarrollo firme.
La cuarta amenaza es especialmente delicada. Rusia se había abierto a las exportaciones rurales españolas, con ventajas en ambos lados. La política de sanciones mutuas, de la Unión Europea, a la que pertenecemos, y de la Administración de Putin, crea de inmediato un choque para dos de los lados más sensibles de nuestra economía: las exportaciones y el sector agroalimentario. Por supuesto, como se lee en «The Economist» de 26 de julio de 2014, «los fraudes épicos de Putin tienen unas graves consecuencias para su pueblo y para el mundo exterior». Y en este está España.
Finalmente, la quinta procede de nuestro mayor comprador, Francia. La pésima política del socialista Hollande origina una coyuntura realmente preocupante . Y eso repercutirá, por fuerza, aquí.
Un verano, pues, con serios problemas ante lo que era una excelente política económica española. No se adivina ningún descanso veraniego para los dirigentes de nuestra economía. La situación de algún modo la relató en su drama «Juan Lorenzo», García Gutiérrez así: «Para arrostrar huracanes / ha nacido el roble / Pero… cuando lo quiere el cielo / más de un roble viene al suelo». Esperemos que a nuestro roble económico eso no suceda.
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