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Los pubs británicos recuperan el ánimo

La producción y venta de cerveza da empleo en Reino Unido a 900.000 personas

Los pubs británicos recuperan el ánimo AFP

borja bergareche

Los británicos tienen un año movido por delante. En mayo, podrían dar la victoria a un partido euroescéptico radical en las elecciones al Parlamento Europeo. En septiembre, se enfrentan a la posibilidad de que Escocia se desgaje del resto del país. Y los obispos anglicanos y católicos del país acusan a los recortes presupuestarios del gobierno de causar hambre . Pero, más allá de esta munición para titulares, su gran preocupación es otra: ¿hasta qué hora abrirán los pubs cuando Inglaterra se estrene en el Mundial de Brasil frente a Italia el próximo 14 de junio? La diferencia horaria con América del Sur hará que ese primer partido, al igual que la final del campeonato el 12 de julio, se juegue a las once de la noche en los relojes británicos. Justo la hora a la que, según marca la ley, los pubs deben tapar los tiradores de cerveza y echar a su clientela.

Tras la presión de la industria y de muchos consumidores, el primer ministro, David Cameron, ha impuesto su criterio sobre el del Ministerio del Interior. Durante esas dos noches de sábado y fútbol, podrán ampliar su horario hasta la una de la madrugada. Inglaterra arranca así Brasil 2014 con un primer gol en casa. Según un informe reciente, los pubs dan empleo a 820.000 personas en todo el país. El 44% de esos empleados, además, tienen entre 16 y 24 años. Otras 80.000 personas trabajan en las 1.092 fábricas de cerveza que existen en Reino Unido. Y la industria cervecera aporta 25.000 millones a la economía británica, según la empresa de análisis Oxford Economics. Un sector clave, en lo social y en lo económico, que ha sufrido lo suyo en estos años de crisis.

Según la Asociación de Pubs Británicos, las dificultades económicas provocan el cierre de 26 establecimientos cada semana. «En los últimos meses han cerrado varios cientos de pubs», exclamó la diputada laborista Susan Elan Jones en un debate sobre la regulación del sector celebrado a finales de enero en la Cámara de los Comunes. En el Reino Unido existen 49.500 pubs. Se estima que entre 2.500 y 4.000 cerrarán este año. Son el eslabón débil de la cadena: establecimientos viejos, que solo sirven bebidas, y no comidas, y que, según la biblia del sector, «The Good Pub Guide», viven «estancados en los 80». Aquella fue una década feliz para el negocio. En 1982 había casi 68.000 pubs en Gran Bretaña. Veinte años más tarde seguía habiendo 60.000. Pero, a partir de 2008, la crisis comenzó a bajar persianas. Los británicos, además, beben un 16% menos que en 2004.

El año pasado el consumo por habitante bajó de los ocho litros por cabeza por primera vez desde 1998, según datos oficiales. A pesar de la sobriedad del panorama, las grandes cadenas del sector se muestran optimistas. Según los datos recopilados por el «Financial Times», han logrado sanear sus cuentas y, en muchos casos, resolver graves problemas de deuda. Entreprise Inns, el grupo de pubs más grande con 5.500 establecimientos en alquiler en todo el país, ha pasado de perder unos 48 millones en 2012 a ganar más de 35 millones el año pasado. Mitchels & Butcher, con 1.600 «casas públicas» (pubs) alquiladas, ha pasado de ganar casi cien millones en 2012 a más de 180 en 2013. Y el grupo Spirit, creado en 2011 con 1.200 pubs, perdió unos 715 millones en un catastrófico 2012 para ganar unos 85 el año pasado.

Los grandes del sector parecen haber superado la resaca de la crisis. En parte, ampliando el espacio de sus locales y orientando sus esfuerzos a servir comidas. Pero los pequeños propietarios, y quienes se resisten a la moda del «gastro-pub», se quejan. Exigen al gobierno una reforma que regule por ley el sector, incrementando la flexibilidad de los inquilinos en cuanto a las condiciones del alquiler -por ejemplo, congelándolo en los meses en que se realizan reformas- y, sobre todo, a la libertad de elegir proveedores de alcohol. Las grandes cadenas, a cambio de mejoras en los alquileres, imponen sus propios proveedores y sus precios a quienes regentan los establecimientos. El parlamento se ha hecho eco de sus demandas. Pero el Ministerio de Industria, que abrió una consulta pública en 2012, quiere asegurarse de que la intervención del legislador en el sector es «proporcionada y bien enfocada», y se tomará su tiempo. Mientras, otros 26 pubs desaparecerán de la esquina cada semana.

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