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La reforma laboral, el tapón que ha frenado la sangría del paro

Los ritmos anuales de destrucción de empleo y subida de paro caen en picado cuando se cumplen dos años de reforma laboral

La reforma laboral, el tapón que ha frenado la sangría del paro abc

susana alcelay

Dos años de reforma laboral. Un balance positivo para unos y negativo para otros. Pero las cifras hablan por sí solas. En veinticuatro meses la economía española ha destruido 675.000 empleos y el paro ha escalado hasta el 26% de la población activa, pero la luz se empieza a ver al final del largo túnel. El ritmo de destrucción de empleo fue en 2013 mucho menor (-1,17% frente tasas cercanas al -5% en 2012), lo que evidencia que el deterioro del mercado laboral ha echado el freno. Por primera vez desde el segundo trimestre de 2007 la cifra total de desempleados se redujo en 2013 en términos anuales, en 69.000 personas, aunque la caída de la población activa se mantuvo (-268.000) y el número total de desempleados siguió rozando los 6 millones.

Aún queda un buen camino por recorrer, pero son mayoría los analistas que insisten en que España ha ganado en competitividad gracias a las rebajas salariales y a las condiciones laborales más flexibles, dos pilares de la reforma laboral que están contribuyendo de forma decisiva a atraer golosas inversiones hacia España, inversiones que generarán a su vez puestos de trabajo. Renault, Nissan, Iveco o Ford han apostado claramente por nuestro país en un momento en el que un sector clave para la economía ha comenzado a despertar.

Desde el inicio de 2012, coincidiendo con la nueva reforma, multinacionales como Nissan o Volkswagwen han traído la producción de muchos de sus modelos a las fábricas españolas. ¿Inversión? 3.500 millones. Nissan , fabricante japonés de automóviles, fue una de las primeras empresas en lanzarse a devolver trabajo a España. En el último año y medio la empresa nipona ha anunciado inversiones de 430 millones para sus tres plantas industriales de Barcelona, Ávila y Cantabria para producir un nuevo vehículo de pasajeros de la empresa, el nuevo camión y más unidades de la «pick up» clásica. Hace unas semanas el vicepresidente ejecutivo de Anfac (Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones), anunciaba también para los próximos meses que las fábricas españolas recibirán una inversión de 1.500 millones más por la adjudicación de nuevos modelos.

A estas inversiones se sumarán las que logró cerrar el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en su reciente viaje a Estados Unidos. El jefe del Ejecutivo trajo bajo el brazo el compromiso de 6.000 millones de inversión a medio plazo , en el mejor de los escenarios, y la creación de 6.000 empleos.

El grupo de servicios de Tecnología de la Información UST Global prevé crear unos 3.000 empleos en España en el plazo de 3 a 5 años y, de momento, abrirá un establecimiento en la capital; y el gigante de la distribución al por mayor Costco, que ha trasladado al Ejecutivo ambiciosos planes futuros por todo el territorio nacional, hasta una docena de centros, que darían empleo a más de 3.000 personas. Esta firma ha anunciado apertura de centros en Madrid y Sevilla.

¿Pero qué encuentran ahora las multinacionales en España que no hubiera hace dos años? Expertos laboralistas consultados coinciden en que la nueva normativa ha logrado cambiar la dinámica de las relaciones laborales. Frente al anquilosamiento de las condiciones en el pasado, explican que ahora en tiempos de crisis hay flexibilidad laboral. Es la palabra clave que se ha traducido en una nueva «cultura de la negociación», un «dogma» en periodos de vacas flojas para las empresas, en los que ajustar las condiciones laborales se convierte en imprescindible para evitar despidos.

Despido, último recurso

Para lograrlo la reforma laboral ha dado prioridad a los convenios de empresa independientemente de lo que se pacte en convenios de nivel superior con la intención de facilitar la flexibilidad interna de las empresas (modificación de la jornada de trabajo, el horario, el salario y sistema de rendimiento, entre otros) y conseguir que el despido sea el último recurso.

Íñigo Sagardoy, presidente de Sagardoy Abogados, asegura que la reforma laboral ha logrado en sus dos años de vida cambiar la dinámica de las relaciones laborales. Frente al anquilosamiento de las condiciones laborales del pasado, explica que ahora en tiempos de crisis hay mayor dinamismo en la negociación colectiva y la posibilidad de modificar las condiciones laborales como alternativa a la extinción de contrato. «La reforma laboral nos ha acercado a Europa, antes la legislación no lo permitía», dice.

Sagardoy reconoce que trasladar la mejoría de las grandes cifras a la economía real llevará tiempo, pero también cree que en 2014, con el apoyo de la reforma laboral, a poco que crezca la economía se comenzará a crear empleo. Pero advierte también de que la reforma laboral no es la panacea para crear empleo, que dependerá, explica, de otros factores como la situación económica o la confianza.

Francisco Aranda, presidente de asuntos laborales de CEIM-CEOE, coincide con Sagardoy en que la reforma laboral ha sido positiva para el mercado de trabajo porque ha aportado flexibilidad interna a las empresas. «La reforma ha actuado de tapón frente a la sangría del paro. Técnicamente es evidente que ha ayudado a reducir la destrucción de empleo, a pesar de que nuestra economía decreció el año pasado, y podemos afirmar -dice- que en el segundo trimestre de este año es probable que empecemos a crear empleo neto». Añade Francisco Aranda que la flexibilidad laboral permite «tumbar la ley de Okun que dice que la tasa de paro baja medio punto por cada uno que crece el PIB y tenemos un ejemplo evidente ahora en la economía de Estados Unidos ».

Reducir los salarios ha sido uno de los recursos más utilizados por las empresas durante estos dos años. ¿Cómo han evolucionado desde que entró en vigor la reforma del mercado de trabajo? La secretaria de Estado de Empleo, Engracia Hidalgo, aseguró en una reciente entrevista con ABC que la moderación salarial ha supuesto un incremento importante de la competitividad en España y uno de los ejes de la incipiente recuperación económica. Explicaba que en los convenios se están pactado «cosas impensables hasta ahora», como ligar revisiones salariales al incremento de su productividad, al ebitda, a los beneficios después de impuestos o a las toneladas de productos vendidos. En resumen, los sueldos se están ligando a indicadores económicos, lo que permitirá , aseguró Hidalgo, que cuando las empresas vayan superando las dificultades, también los trabajadores se beneficiarán de las mejoras de la situación empresarial.

La trayectoria que desde 2012 están llevando los sueldos es muy distinta a la ocurrida en 2009, año en el que se perdieron un millón de empleos en la construcción y los sueldos subieron un 3,5%. Desde el último trimestre de 2012 los salarios en España han caído en picado. De los últimos datos publicados por el INE (tercer trimestre de 2013) se deduce que llevan cuatro trimestres en descenso, lo que no tiene parangón desde que en 1996 se empezó a realizar esta estadística. Entre julio y septiembre, los costes salariales descendieron un 0,2% con respecto al mismo periodo de 2012, hasta situarse en 1.801 euros de media.

Desde la entrada en vigor de la reforma laboral hace dos años un 40% de las grandes empresas ha recurrido a cambios en las condiciones de trabajo, entre ellas rebaja de sueldos, que en este periodo han caído una media del 10%. Este resultado es fruto de una encuesta a 200 empresas de más de 50 trabajadores elaborado por Adecco y la Fundación Sagardoy para elaborar el tercer Observatorio de Seguimiento de la reforma. La muestra es orientativa dado que en España un 95% de las empresas está por debajo de estas cifras, pero sí traza una tendencia.

Sagardoy y Adecco también aseguraban en su encuesta que la media de las indemnizaciones por despido se sitúa en las empresas encuestadas en 26 días de salario por año de servicio, seis días por encima que las previstas para el despido procedente y que el 77,6% de las empresas que despiden por razones objetivas utilizan simultáneamente otras medidas de ajustes. Un 34% del total, por ejemplo, combina acciones de flexibilidad externa e interna, mientras que un 35% utiliza medidas que no afectan a la cantidad de trabajo.

Reducir el coste del despido fue una de las metas que perseguía la reforma. De un lado, se clarificaron las causas para que las empresas pudieran acogerse a despidos objetivos por causas económicas (20 días por año trabajado). Y, de otro, el despido improcedente de los trabajadores fijos se redujo de 45 días a 33 días por año trabajado y un máximo de 24 mensualidades. Doble objetivo: reducir el coste y facilitar la extinción.

¿Y ahora? ¿Qué hay que seguir haciendo? Francisco Aranda aboga por generalizar, aunque sea de forma experimental, el contrato de emprendedores , dotar de mayor flexibilidad a la contratación a tiempo paracial , descentralizar la negociación colectiva y acercarla a cada unidad productiva, evitar que los jueces se vean abocados a convertirse en circunstanciales empresarios. Sin olvidar, dice, reducir las cotizaciones a la Seguridad Social.

Y sin olvidar tampoco medidas que incentiven la contratación fija, que permitan que la estabilidad gane terreno frente a los contratos temporales, que siguen suponiendo en España más del 90% de los que se realizan cada mes.

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