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«Striptease» financiero en Europa al estilo español

Para el sector bancario la única forma de restablecer la confianza es que los futuros test de estrés a la banca europea pongan todas las cartas boca arriba sin esconder nada

«Striptease» financiero en Europa al estilo español ernesto agudo

enrique serbeto

En 2011 se efectuaron las primeras pruebas de resistencia a la banca, gestionadas por la Autoridad Bancaria Europea (EBA por sus siglas en inglés). Solo 8 de los 90 bancos analizados fueron señalados como entidades en situación precaria y, por no hablar más que de España, entre ellos no estaba Bankia, que pocos meses después saltaría por los aires. La franco-belga Dexia también pasó la prueba poco antes de tener que reconocer que estaba quebrada. La clave de las nuevas pruebas que se empezarán a llevar a cabo en mayo es precisamente recuperar la confianza en el ejercicio. La situación es tal que si no apareciesen bancos con problemas, toda la maniobra se podría ir al traste porque nadie lo volvería a creer. Es decir, la mayoría de expertos creen que para que las pruebas sean creíbles, deberá aparecer algún agujero de envergadura. Todo el mundo sabe que en las cajas fuertes de algunos de los bancos europeos sigue habiendo esqueletos escondidos. Resulta que para salvar la credibilidad del sector, será necesario que los enseñen, aunque eso no hará más agradable el panorama.

Ya lo dijo este año en Davos el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. Las pruebas «solo serán efectivas para apreciar con claridad la calidad de los activos de los bancos y el deterioro real que han sufrido, así como los riesgos que aún existen, si los suspensos no intentan ser maquillados» como sucedió hace tres años. Por primera vez, la banca juega un juego en el que para ganar, tiene que aceptar que algunas entidades pierdan. Las malas noticias serán buenas noticias.

La EBA ya ha hecho públicas las líneas generales dentro de las que se llevarán a cabo las pruebas y por ahora esta organización, que quedó muy desprestigiada después de aquel fiasco de 2011, ha empezado a dar señales de que no va a escuchar los ruegos de los bancos para suavizarlas. Por ejemplo, ha decidido que tendrá en cuenta el valor de mercado de los apuntes en deuda soberana en sus análisis, en contra de lo que pedían muchos gobiernos, que se empeñan en sostener que se trata de un activo sin riesgo. ¿Se trata de un pulso en el que los bancos intentan controlar los gobiernos? En una conversación con un grupo de periodistas, el comisario de Mercado Interior, Michael Barnier, reconoció recientemente que aunque «suelo escuchar cosas que podrían interpretarse así, yo no creo que los gobiernos sean rehenes de los bancos y de hecho, todo lo que hemos hecho en la Comisión en materia de regulación bancaria se dirige precisamente a reforzar el poder político sobre el mundo financiero y no al revés».

Entonces, ¿de qué se trata?. «Los test tienen dos objetivos: dar confianza a los mercados y proporcionar la seguridad a la nueva autoridad única de supervisión de que cuando empiece a trabajar no encontrará sorpresas desagradables», sostuvo recientemente en un coloquio celebrado en Bruselas David Vegara, subdirector gerente del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y antiguo secretario de estado de economía en tiempos de los gobiernos socialistas de Rodríguez Zapatero, bajo los que empezaron a aparecer los grandes agujeros financieros de la crisis. En efecto, estas pruebas estaban previstas para 2013, pero se han tenido que retrasar precisamente para asegurar que no volverán a ser un fracaso y, por ello, para dar tiempo a la banca a prepararse. Según fuentes de la Comisión Europea, las entidades bancarias han tenido que reforzarse estos últimos tres años «con centenares de miles de millones de euros» para estar presentables cuando lleguen las pruebas que llevarán a cabo conjuntamente la EBA el BCE y las autoridades reguladoras nacionales.

Las pruebas examinarán esencialmente el nivel de capital básico, el Tier 1, de todos los grandes bancos que deberán disponer de al menos una relación del 8% en tiempos normales y de un 5,5% en un escenario de crisis y recesión. En cuanto a los títulos de deuda soberana, los que estén en la cartera de ventas serán evaluados según su valor de mercado. Solo mantendrán su valor nominal los que aparezcan en la contabilidad de los bancos como destinados a ser mantenidos hasta el fin de su madurez. El número de bancos por país varía enormemente, pero en todos ellos es necesario que las entidades analizadas representen al menos la mitad del sector financiero. La lista de las españolas incluye BBVA; Banco Sabadell; Bankia; Banco Mare Nostrum; Banco Popular; Banco Santander; Bankinter; Caja de Ahorros y M.P. de Zaragoza, Aragón y Rioja; Caja de Ahorros y Pensiones de Barcelona; Caja España de Inversiones, Salamanca y Soria, CAMP; Cajas Rurales Unidas, Sociedad Cooperativa de Crédito; Catalunya Banc; Kutxabank; Liberbank; MPCA Ronda, Cádiz, Almería, Málaga, Antequera y Jaén; y NCG Banco.

Como ha dicho en reiteradas ocasiones el ministro Luis de Guindos, después de la auditoría independiente que se llevó a cabo antes de pedir el programa de ayuda europea y tras un año de análisis por parte del BCE y la Comisión, es poco probable que aún puedan aparecer «cadáveres» del pasado en alguna caja fuerte.

El segundo objetivo que mencionaba Vegara es precisamente hacer que toda la arquitectura financiera de la zona euro se prepare para la entrada en vigor de todo el entramado legal e institucional de la Unión Bancaria. El BCE aceptó el papel de regulador bancario único para toda la eurozona, pero solamente después de que haya pruebas de que no quedan restos de la crisis. Mario Draghi no quiere comprometer el prestigio del banco emisor si no pueda estar seguro de que ese control parte de bases sólidas y que no aparecerán en el futuro datos inesperados que pudieran poner en duda la calidad de su autoridad.

En este sentido, se creía precisamente que la prisa por poner en marcha las nuevas reglas sobre garantía de depósitos -los famosos 100.000 euros preservados a toda costa para cualquier depositante europeo- y los mecanismos de resolución para el cierre ordenado de bancos , eran sobre todo para tener preparadas las cosas para lo que pueda aparecer en los test de estrés de los bancos. Sin embargo, no es así. Los bancos que suspendan deberán pasar por los mecanismos que existen actualmente en cada país y si tienen que refinanciarse, serán las autoridades nacionales las que lo decidan.

«Las leyes que hemos hecho -dijo Barnier- son para mañana. Los problemas de hoy deben tratarse con las reglas de hoy. Las nuevas tendrán un efecto inmediato y esperamos que entren en vigor, como se ha previsto, lo antes posible, pero por ahora no son operacionales. La supervisión bancaria única no entra en vigor hasta noviembre, la directiva de resolución bancaria en enero de 2015 -si es aprobada por el Parlamento esta legislatura».

Es decir, «si aparecen problemas en los test de estrés, entonces habrá que tratarlos con las medidas de recapitalización que tenemos ahora», por malas o imperfectas que sean. Eso significa que los problemas podrían repercutir no solamente a la entidad en cuestión, sino a las cuentas públicas de su país, ya que en esto prevalece el «modelo español» de refinanciación indirecta de los bancos. Si no puede recaudar fondos para recapitalizarse en el mercado (cosa probable teniendo en cuenta el estigma que puede significar) tendrá que pedírselo a su gobierno y si este no dispone de liquidez suficiente, como pasó en España, tendrá que acudir al MEDE, pero como deuda y vía memorándum de entendimiento, programa de reformas etc. La esperada recapitalización directa tampoco es para hoy , a pesar de las muchas presiones que han estado ejerciendo varios países.

Y puesto que todos los observadores esperan que entre los 124 bancos analizados aparecerán problemas, es esencial también el modo en que los resultados se hagan públicos. Para que no haya efectos perversos, es imprescindible que la gestión de la información de esos resultados sea extremadamente rigurosa. Como dijo Vegara, «es importante no interferir en la marcha de los mercados con filtraciones» sobre la evolución de los análisis.

Hans Geeroms profesor asistente en el departamento de investigación del Banco Nacional de Bélgica insiste en que estas pruebas no son una invención casual, sino la consecuencia de que los mercados no dieron por buenas las anteriores, en las que no aparecieron los problemas que estallarían apenas meses después. «Si los dirigentes políticos están estresados -afirma Geeroms- , eso quiere decir que el test de estrés será creíble» y esa será la única manera de restablecer la confianza en los términos anteriores a la crisis.

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