Mario Weitz: «Las oportunidades del mercado chino»

La economía española, que comienza a crecer después de cinco años de crisis económica, debe apoyarse en la exportación para afianzar este crecimiento y generar puestos de trabajo a corto plazo. En la actualidad, España solamente exporta al país asitático un 2% del total de sus ventas al exterior, muy lejos todavía de la media de Europa –con un 10%–, Alemania –20%– y Chile, Perú y Brasil –32%–. Los estudios de competitividad realizados demuestran que los sectores dinámicos de exportación a China podrían ser alimentos, químicos, automovilístico, material ferroviario, energía solar y eólica o farmacéutico, entre otros.

Con un millón de ricos, 200 millones de clase media, que se espera que aumente a 500 millones en un plazo de 20 años, China es un mercado muy interesante. El reciente acuerdo de Bali, relacionado con la Organización Mundial del Comercio (OMC), aumenta de modo considerable y facilita la exportación española a China, al simplificar y liberalizar el mercado.

El segundo área de interés está relacionado con el potente turismo chino. Solo considerar que el gigante asiático enviaba al mundo 10 millones de turistas en el año 2000, cifra que ahora aumenta hasta 87 millones. De esos turistas, tan solo el 3% viene a Europa y de ellos unos 200.000 lo hacen a España. Hay que tener en cuenta que el turista chino está entre los más codiciados, porque es el que más gasta en el mundo, muy por encima del turista ruso y, por supuesto, del alemán o inglés. Pero es un turista cuya motivación no está centrada solo en sol y playa, también en el ocio, la gastronomía, la cultura o las compras.

Aunque sabemos que la economía española debe cambiar el modelo dando más peso a la exportación, la innovación, la tecnología y la educación, el turismo es un complemento interesante para crear puestos de trabajo y crecer. Pero la falta de vuelos frecuentes entre China y España es ahora un problema, que podría mejorar con el nuevo AVE previsto entre París y Barcelona.

Otra área interesante es la inversión china en España. Sabemos que China prioriza sus inversiones en empresas de materias primas, especialmente en América Latina y África, pero sus inversiones en Europa están creciendo y los potentes ahorros de los inversores chinos pueden ayudar y mucho a la economía española.

Pero también quiero mencionar algunas dificultades. Recientemente se ha producido una protesta del gobierno chino, referente a una decisión de la justicia española de perseguir a exaltos dirigentes chinos vinculados con la represión en el Tibet hace varios años. Naturalmente, el Gobierno español informó de que en Occidente la justicia es independiente, cosa que no fue muy comprendida por los mandatarios chinos. Y es que la lentitud en hacer reformas políticas y dar más libertades es un obstáculo importante.

Temas complicados también son la manipulación del tipo de cambio entre el yuan y las divisas por parte del Banco Central chino, el pobre récord medioambiental chino, la falta de garantías jurídicas para invertir en el país y la formación de una burbuja inmobiliaria en algunas ciudades.

Sin embargo, China tiene fortalezas que la destacan entre los países emergentes, como es el caso de una aceptable red de infraestructuras, una creciente población que habla inglés, una mejoría notable en el sistema educativo, básico para aumentar la productividad (el país quedó muy bien situado en el último informe Pisa ), y un deseo de cambio y de apertura económica muy dinámico. En definitiva, que China es una gran oportunidad para España y que no podemos permitirnos el lujo de desaprovecharla.