Somalilandia, la oportunidad de invertir en el país que no existe
«Independiente» desde 1991, la pacífica región del Cuerno de África se ha convertido en una gran oportunidad
Eduardo s. molano
En la pequeña tienda de ultramarinos de Gabobe Dirie, las estanterías permanecen siempre repletas de productos internacionales. Para el lector, el detalle seguramente sea una mera anécdota sin interés. Sin embargo, dada la localización geográfica del comercio, Somalia, el asunto ya es algo más curioso. ... Aunque con matices.
El 18 de mayo de 1991, la región de Somalilandia (donde se encuentra el negocio del bueno de Dirie) se independizaba de forma unilateral de la metrópolis Somalia tras la caída del dictador Siad Barre . Desde entonces, este país «de facto» –situado al norte de su ex Gobierno y de tamaño similar a Grecia– goza de total autonomía (diferente capital, diferente presidente, diferente moneda, diferente visado), pese a no encontrarse «reconocido» por la comunidad internacional.
Las cifras hablan por sí mismas: piratería marítima en descenso, escasa violencia religiosa y, más importante aún, economía en desarrollo. Ya el pasado año, la compañía de refrescos estadounidense Coca-Cola inauguraba una planta embotelladora que produce unos 11.000 envases por hora, gracias a una inversión cercana a los 17 millones de dólares. « Nadie hace dinero desde el rebaño –reconoce Dirie–. Solo arriesgándose en países como Somalilandia es posible».
Las cifras hablan por sí solas
No es un caso único. Solo un año antes de que el país africano se sumergiera en el negocio de las bebidas carbonatadas, el magnate Mohamed Aw Said ponía en marcha la empresa de telecomunicaciones Somcable . Posteriormente, esta compañía sería contratada por el Gobierno local para mejorar drásticamente las telecomunicaciones estatales.
Para comprender este proceso de crecimiento es necesario entender las peculiaridades de la idiosincrasia somalí. Porque no todo es hambre y miseria en el Cuerno de África .
En la actualidad se estima que la población actual de Somalia se aproxima a los diez millones de personas (3,5 millones en Somaliland), mientras un millón y medio residen en el extranjero . La mayor parte de este éxodo se ha producido durante los últimos veinte años, en coincidencia con la desintegración prolongada del Estado. Sin embargo, y a diferencia de las grandes migraciones europeas del siglo XIX, la diáspora somalí mantiene una relación directa con la madre patria. «Cada año, la diáspora envía cerca de 1.200 millones de dólares hacía su Estado de origen, más de toda la ayuda humanitaria que recibe desde el extranjero», recuerda el analista local Guled Warsame.
Así que, ante estas pingües remesas , algunas corporaciones comienzan a canalizar esta inversión. Es el caso de la organización «The One Earth Future», quien desde 2007 ofrece servicios de asesoramiento a inversores bajo el lema de «Paz a través de buen gobierno».
¿En el horizonte? La cuenca del Este de África, una de las regiones petrolíferas más inexploradas y que mayores oportunidades de negocio ofrece. También, para países inexistentes.
En septiembre de 1991, ocho meses después de la caída del dictador Siad Barre, el Banco Mundial presentaba un informe que situaba a Somalia y Sudán como los dos potenciales custodios del crudo regional . «Está ahí. No hay duda de que hay petróleo », aseguraba entonces Thomas E. O’Connor, ingeniero jefe del proyecto.
El lento despegue del comercio somalí
Pese a ello, dos décadas después, mientras que Sudán –incluyendo al sur, independizado en el año 2011 – ya es el tercer mayor exportador de crudo del África subsahariana, con una producción cercana a los 480.000 barriles diarios, el comercio somalí no parece despuntar .
No será por falta de interés. Al menos de Occidente. De acuerdo a un cable diplomático desclasificado con fecha del 20 de junio de 1991 –solo unos meses antes de que se declarara la situación de la hambruna–, el por entonces embajador en la vecina Yibuti, Richard Barrett, ya tenía pleno conocimiento de que los yacimientos somalíes del norte eran capaces de producir 300.000 barriles de petróleo diarios , y que esto podría desencadenar una oleada de enfrentamientos entre clanes por su control .
No obstante, lo cierto es que los movimientos reales han escaseado. Hasta ahora: el pasado abril, la firma noruega DNO firmaba un contrato con el Gobierno de Hargeisa (capital de Somalilandia) para i niciar exploraciones antes de doce meses . Mientras, a la espera de la panacea del petróleo, Gabobe Dirie continúa atendiendo a sus clientes.
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