La crisis, compartida, es menos crisis
La recesión, las redes sociales e internet impulsan la denominada economía colaborativa, en la que los usuarios intercambian artículos, casa o asiento de coche
teresa sánchez vicente
Con más de seis millones parados, según la última EPA, y cuando al 80% de los trabajadores se le ha congelado el suelo en sus convenios, los españoles tienen que buscar soluciones para sobrevivir. Una salida es reinventar el sistema y avanzar (o retroceder ... en el tiempo) hacia la economía colaborativa , en la que compartir los recursos disponibles permite ahorrar o incrementar los ingresos a final de mes.
La era de la comunicación digital también propicia el intercambio. Las redes sociales, portales de internet y aplicaciones de móviles ayudan a poner en contacto a diferentes usuarios que interactúan para compartir servicios y prestar o vender objetos. Como ejemplo, encontramos a quien alquila las habitaciones libres de casa a turistas, organiza trayectos colectivos en su propio coche o en taxi y/o adquiere ropa de segunda mano en la web.
En la actualidad, el consumo colaborativo ha crecido impulsado por la crisis económica, pero aún así su impacto no llega al 1% , según explica el profesor de Dirección de Marketing de ESADE, Gerard Costa. Sin embargo, a nivel personal, «el ahorro puede ser muy significativo siempre y cuando exista una adecuación a este estilo de vida y se renuncie al valor de la propiedad de los objetos», puntualiza Costa.
En esta línea, hay quien ahorra a través de plataformas de internet dedicadas al turismo . Un ejemplo de ellas son las exitosas Airbnb o la comunidad Couchsurfing, páginas dedicadas a ofrecer casas o habitaciones en ciudades de todo el mundo a un precio más asequible que en hoteles. Con esta forma de viajar ambas partes obtienen ventajas: viajeros y propietarios. Además, tal y como «venden» ambas marcas, se realiza un turismo diferente por la posibilidad de conocer a gente autóctona y mezclarse en la cultura de cada país.
Como explica el responsable de Airbnb en España, Jeroen Merchiers, el acceso a este servicio «permite a los anfitriones sacar un dinero extra del espacio o propiedades que no utilizan, como la casa de la playa o la habitación de los hijos que ya se han emancipado, y ayudar así a hacer frente al pago de una hipoteca u otros gastos cotidianos». Por otro lado, se puede utilizar el espacio de una casa «para conocer a gente de todo el mundo», añade Merchiers.
Otros se decantan por compartir coche . Una medida que además permite racionalizar recursos y cuidar el medio ambiente. Son varias las páginas que se dedican a poner en contacto a los usuarios: Blablacar, Carpooling, Buzzcar... Este modo de viajar tiene un valor añadido. «Por encima del coste y la seguridad, el beneficio es poder hablar con alguien en el trayecto diario», afirma Costa.
También han surgido aplicaciones móviles como Join up taxi para encontrar a varias personas interesadas en salir desde el mismo punto para ir a un destino común y así dividir la factura. El interesado puede proponer el punto de salida o unirse a un viaje ya lanzado por otra persona.
El mercado de segunda mano vive a su vez un periodo de auge. Páginas ya «veteranas» al estilo de eBay o Segundamano y más nuevas como yanomelopongo.com registran más entradas que nunca. Para bebés, triunfan plataformas como Segunda manita o El Cochecito Lere. Y para deshacerte de lo que ya no quieres y recuperar parte de la inversión: llaas tiendas deCash Converters.
¿Desaparecerá esta moda algo «hippie» con la recuperación económica? El profesor Gerard Costa cree que «algo quedará». En su opinión, ya no hablamos solo de ideología o de menor precio, sino de «un servicio de compartir coche por ejemplo que liga con valores culturales, medioambientales, pero además es un excelente servicio».
La crisis, compartida, es menos crisis
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete