Bruselas aconseja a Chipre que no grave las cuentas de menos de 100.000 euros

La fórmula inicial, que incluía a todas las cuentas y no tenía en consideración la directiva sobre la garantía de depósitos, fue muy mal recibida en las Bolsas de todo el continente, empezando por la española cuyo índice, el IBEX 35, se dejó el 1,29 %. Fráncfort perdió el 0,40 %; Londres, el 0,49 %; París, el 0,48 % y Milán, el 0,89 %. En Moscú, capital de uno de los países más afectados por la crisis chipriota, el índice MICEX cayó el 2,2 %.

El comunicado firmado por el presidente del Eurogrupo, se confirma el principio de una «tasa única aplicada una sola vez» y se recomienda a las autoridades chipriotas una mayor progresividad en la fórmula definitiva que aún tiene que ser aprobada en Nicosia.

La deriva que ha adquirido el problema ha empezado a suscitar diferencias de opinión en el seno de la Unión Europea, donde se impone la tendencia de culpar al propio Gobierno chipriota y al presidente Nikos Anastasiades de haber escogido la fórmula de imponer un impuesto con aires confiscatorios las cuentas corrientes sin tener en cuentas las diferentes repercusiones.

La Comisión Europea informó ayer de que la decisión del Eurogrupo se había tomado «por unanimidad, incluyendo el voto a favor del Gobierno chipriota» con lo que se daba a entender que habían sido las autoridades de Nicosia las que habían propuesto la fórmula para distribuir la recaudación de los 7.000 millones que faltaban para completar el rescate de la banca. El vicepresidente y encargado de Asuntos Económicos, Olli Rehn, decidió a última hora anular un viaje oficial a Hungría, a pesar de las tensar relaciones que mantiene este país con la Comisión, para seguir desde Bruselas la reunión del Eurogrupo.

La canciller alemana, Angela Merkel, fue la primera en distanciarse del papel de gobernanta implacable que se le ha atribuído desde un principio, y su portavoz insistió ayer en que «el reparto de la carga es asunto del Gobierno chipriota». Según fuentes bien informadas, en el Eurogrupo del viernes, el ministro alemán Wolfgang Schäuble , habría sugerido al presidente Anastasiades, que participó de forma extraordinaria en la reunión, que le parecía más conveniente organizar una verdadera quita entre los accionistas de los bancos y en los titulares de participaciones preferentes o concentrar el nuevo impuesto en las cuentas más voluminosas, pero al final, se aceptó la propuesta de Chipre.

La crisis de Chipre ha anulado los efectos que esperaba obtener la canciller Merkel de una reunión sobre crecimiento y competitividad en Berlín a la que había invitado al presidente francés, François Hollande, y al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, junto a una cuarentena de grandes empresarios alemanes. Los tres dirigentes no pudieron evitar que el grueso de las preguntas de los periodistas se refiriese al problema chipriota, por lo que la canciller no ha tenido más remedio que utilizar la fórmula socorrida y bien conocida en España de decir que «hoy no toca» hablar de Chipre.

Entre los primeros críticos con la gestión de esta crisis sobresale el luxemburgués Jean-Claude Juncker, que acaba de dejar el puesto de presidente del Eurogrupo y que parecía estar enviando una primera invectiva hacia su sucesor, el holandés Jeroen Dijsselbloem. «Tengo una gran preocupación —dijo Juncker— de que se produzca un derrumbe de la confianza, no solo entre los bancos, sino también entre los ciudadanos». El luxemburgués salía de una reunión con el canciller austríaco, Werner Faymann que aprovechó también para añadir leña al fuego diciendo que la tarea de la UE es «encontrar respuestas para que los ciudadanos de a pie y de ingresos medios no se vean afectados. Y si el objetivo es que paguen los oligarcas rusos, que se han instalado en la pequeña isla, casi en un espacio sin leyes, entonces debemos decir también que el trabajador chipriota no tiene ninguna culpa».

Sin embargo, la misma Comisión Europea ha explicado que no le habían dejado otra alternativa a las autoridades chipriotas, puesto que el Eurogrupo se negó a aportar la totalidad de las necesidades para salvar el sistema financiero del país, 17.000 millones de euros porque representa prácticamente el PIB del país, lo que hubiera llevado la deuda pública del país a un nivel «insostenible» según los criterios del pacto de estabilidad. El resto de las condiciones incluyen un aumento del Impuesto de Sociedades hasta el 12,5 % y una quita a los titulares de participaciones junior no aseguradas.

El Parlamento chipriota debe aprobar el acuerdo en una reunión extraordinaria prevista para mañana, para lo cual el presidente Nikos Anastasiades necesita todavía convencer a varios diputados reticentes.

De no llegarse a un acuerdo sobre el rescate del sistema financiero, la banca chipriota entraría en bancarrota, teniendo en cuenta que el BCE ha decidido ya cerrar su aporte de liquidez.