Hazte premium Hazte premium

Cuando los empleados de banca se sienten víctimas

Agresiones, ataques y amenazas se multiplican en los últimos meses contra los trabajadores del sistema financiero

eva pastrana

«Me habéis arruinado la vida». Es lo que dijo un vecino de Gandía antes de entrar en una sucursal del Banco Santander. Sin mediar palabra se sentó en la mesa de la interventora y acto seguido, la apuñaló e hizo lo propio con otros dos empleados.

Pere Puig Puntí eligió una escopeta de caza. Se dirigió al bar La Cuina de l'Anna y mató a cuatro personas, dos de sus jefes en la constructora donde trabajaba y dos empleados de la oficina de la CAM a la que solía acudir. Al parecer el gerente y el director de la sucursal también eran su objetivo, pero no los encontró . ¿Los motivos? I ban a despedirle y el banco le negaba el cobro de un pago que según él le pertenecía.

V.U.G. no tenía la intención de asesinar a nadie cuando derramó 20 litros de gasolina en el interior de una oficina de Caja Burgos . Por eso aconsejó a los cuatro empleados de la localidad burgalesa de Sotopalacios que a bandonaran la sucursal antes de echarla a arder.

La crisis les golpea directa y literalmente. Agresiones, amenazas e incluso asesinatos se vuelven cada vez más habituales desde que este sector colapsó. Los empleados de banca se unen ahora para advertir a la sociedad y a los medios de comunicación que «son la cara visible, pero no la cara culpable».

La plataforma «me declaro inocente» nació en Cataluña en agosto del año 2011. Un año después ya son más de 400 personas las que han firmado a favor de su manifiesto.

«No somos los trabajadores los artífices de la crisis, ni los causantes de los problemas de la sociedad. No es culpa nuestra los cambios en los productos financieros como las participaciones preferentes, no es culpa nuestra que le quiten el piso a una familia porque no puede pagarlo, no es culpa nuestra que no le renueven la financiación a una empresa y tenga que cerrar por ello», denuncian.

Un sector que ya ha sido afectado por unos 30.000 despidos y que a raíz de la reestructuración bancaria que se avecina es probable sufra muchas más bajas. «Al sector financiero español le sobran 30.000 empleados y 10.000 oficinas, dijo la Asociación Española de la Banca (AEB)». Desde que estalló la crisis, bancos y cajas nacionales han acabado ya con más de 30.000 empleos.

«¿Nadie se pregunta si tenemos alguna opción de no cumplir con lo que se nos impone sin que nos echen de patitas a la calle? Nadie se ha planteado si después de ver de cerca los estragos de la crisis cada día en nuestro puesto de trabajo podemos dormir por las noches oyendo a las familias que se han quedado sin piso, o sin empresa», lamentan.

Un caso real

J.G.N. no quiere revelar su nombre pero si denunciar su caso. «Nos levantamos un 20 tantos de julio y la CNMV había cambiado la regulación de las preferentes. Yo ya no podía devolver su dinero a los clientes. En mi familia teníamos preferentes. Era un producto bueno. No engañamos a nadie. Pero la gente no lo quiso entender. Después de 4 o 5 visitas se fue tensando la cuerda con un cliente. El último día yo estaba con el director y nos dijo: «Ah! ¿Qué no hay dinero?, pues vosotros no os preocupéis que mañana yo vengo aquí y os pego a los dos un tiro en la nuca».

No es el único episodio. La relación entre cliente y trabajador fue positiva durante muchos años y se crearon vínculos. «Es habitual que los clientes más antiguos tengan tu teléfono, sepan donde vives o donde te tomas el café» , explica J.G.N. «Eso ha hecho que me amenazaran por la calle cuando iba con mi familia o que recibiera llamadas atacándome a las 10 de la noche de un domingo».

La banca alza la voz

Caterina Llibre es representante de la sección sindical de UGT que aúna a los empleados de banca. Culpabiliza a los medios por no contar la historia completa y favorecer la violencia contra los empleados de banca.

«La gente se cree con la legitimidad de atacarnos humillarnos, amenazar a nuestra familia y eso no puede ser. Ahora estamos a tiempo de parar esto para que no haya una injusticia mayor y esa es una responsabilidad de los medios», advierte.

Pero, ¿son absolutamente inocentes los empleados de banca? ¿Sabían cuáles eran los productos que vendían?

El pasado viernes 16 la CNMV sacó a consulta un nuevo proyecto que pretende obligar a la banca a informar sobre los productos financieros que adquiere y advertirle en el caso de que no sean beneficiosos, pero de momento esto no ha sido así.

«Nosotros no somos culpables. Con esto no estoy diciendo que no tengamos una parte de responsabilidad en lo que esta pasando, pero tampoco podemos ser la cabeza de turco», repite la sindicalista. Caterina Llibre alude a las multiples regulaciones y organismos a las que están sometidos los empleados de banca para excusarse. «Nosotros estamos sometidos a las reglas de nuestra empresa, los reguladores como la CNMV y el Banco de España», explica.

«La solución es que el cliente entienda que si hay culpables pues ¡vamos a buscarlos!».

La pregunta es obvia. Entonces, ¿quiénes son los culpables? «No lo sabemos. Pero sabemos que no somos los empleados», responden.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación