Hazte premium Hazte premium

Carlos Pich - Tomar por la Lúa

Lange, más allá del Olímpo

Mis mayores deseos estaban con el argentino Santiago Lange, en la clase Nacra

Los recientes Juegos han ofrecido cosas bellas, como suele ser habitual, aunque entre las cosas poco habituales ha sido la falta de medallas del equipo español. No deja de ser deporte, y como tal no todos los factores son controlables ni explicables. Por eso me parecería una osadía hacer una proclama de lo que debía haber sido y no fue, porque no es matemática pura. Es deporte, y el nuestro especialmente complicado al sumarle un terreno de juego que poco o nada tienen que ver con una piscina, un estadio o un pabellón deportivo.

Me pareció sobresaliente la actuación de Tamara Echegoyen y Berta Betanzos, que llegaban a la medal race de 49er con opciones claras al oro. Pero les tocó la finalísima más complicada, seguramente de la historia, con cuatro tripulaciones en un punto. Sería a cara de perro, y el orden de llegada de la medal definía el podio. Salieron mal y sus rivales no fallaron. Lástima, pues se merecían algo más que el cuarto puesto final.

Mis mayores deseos estaban con el argentino Santiago Lange, en la clase Nacra. Llegaba a Rio con mucha historia en su equipaje. En la parte deportiva cinco participaciones olímpicas y dos bronces (2004 y 2008) logrados en Tornado. En la parte personal, el pedazo de un pulmón extirpado hace un año al detectársele un cáncer. Se escribe fácil, pero me parece una heroicidad que sólo un tipo como él es capaz de sobrellevar, ¡¡y de que manera!!.

Lange no es precisamente un chaval. Con 54 años se ha colgado el oro que acaso anteriormente mereció

Carlos Pich

Lange no es precisamente un chaval. Con 54 años se ha colgado el oro que acaso anteriormente mereció. La medal fue de infarto. Llegaba líder aunque una mala salida y penalizaciones le complicaban las cosas, pero finalmente se hizo justicia. Perdonen si les parezco muy osado ante tal afirmación, pero la medalla fue justa por demasiadas razones. Y tal vez la más importante es la calidad humana de este regatista argentino, reconocido y querido allá por donde pasa con su talante tranquilo y relajado. Pero sobre todo honesto.

Su tripulanta Cecilia Carranza debe haber sufrido mucho. Tras la pronosticada enfermedad le animó a seguir adelante, con la fuerte carga emocional que debía suponer, con la carga añadida que en Argentina supone navegar con Lange y con la carga lógica de competir unos Juegos. En las inmediatas celebraciones parecía seguir pendiente de Santi, de ver sus reacciones, de cuidarle. Fue muy emocionante, demasiado para quienes tenemos la suerte de conocer a Lange.

El reconocimiento olímpico le abrazó en Rio, pero lo suyo va más allá. Su figura está en el Olimpo de la buena gente, que seremos afortunados si a lo largo de nuestra vida necesitamos más dedos que los de una mano para contar cuantos hemos conocido.

Gracias flaco.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación