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Nicolás Terry Martínez - Fuerza 11

A Isabel Genís

Descansa en paz y desde esos inmensos cielos échanos una buena mano que falta nos hace

Vaya disgusto que he tenido, mi querida Isabel, cuando esta mañana abro, como cada día mi ABC de la Náutica y leo el titular de la columna de Perico. Me quedo helado, sin palabras y totalmente incrédulo de repente y fijo en el titular, una lagrima me cae por la mejilla, después otra y otra hasta que tengo que parar para secarme los ojos y poder continuar.

Inmediatamente mis recuerdos a tu excelsa figura, breves pero intensos desde aquella primera salida de la Vendée Globe, a la que acudí invitado por Mark Turner, y en la que tuve la suerte de conocerte a ti, a Sabina y a Lili Frete, que andábais trabajando en Les Sables de O'lonne, llevando nada más y nada menos que el gabinete de prensa de la Vendée Globe, así, como la que no quiere la cosa manejábais con maestría a más de 500 periodistas en una época en que los grandes adelantos en tecnología mediática todavía no habían irrumpido en las salas de prensa y en las que había que cubrir sus carencias con la profesionalidad, el buen hacer y el carácter que las tres desprendíais. Aquello, mi querida Isabel, me marcó para toda la vida. Me enseñasteis a ver como se hacen las cosas y como se dirige una sala de prensa.

Parece que te estoy viendo uno de esos días, con tu abrigo sobre los hombros preguntando por un tal Coli, al que le habían dado una plaza en unos de los deseados barcos de prensa individuales. Desde aquella conversación surgió una chispa entre nosotros que nos acompañó hasta ayer, día en que te fuiste sin que me enterara.

Isabel Genís

Cuántas anécdotas, en cuantas regatas... Sería muy largo de explicar y enumerar, pero recuerdo con mucho cariño, aquella “mítica” sala de prensa de la Copa América de Valencia donde venias a regañarnos, y con toda la razón, muchas veces al día, pero conforme te acercabas a donde nos encontrábamos, ibas cambiando tu cara de seriedad, por una sonrisa que finalizaba en carcajada al llegar a nuestra mesa y te enterabas de la que estábamos liando.

Si hay una cosa que no podre olvidar nunca de tí, fue el cariño con que me trataste a lo largo de nuestra extensa relación profesional, donde me protegiste de una serie de “gurús salva patrias” que llegaron a esto de la vela dictando sentencia y creyéndose los mejores. Siempre me distes mi sitio como profesional, y tu sabios consejos me protegieron de ellos, porque como me dijiste en cierta ocasión, "siempre he confiado en tí, Coli, porque sabes hacer las cosas".

Me acuerdo como si fuera ayer, aquella cena en Ondarribia, en la salida de la primera y única Vuelta a España de los IMOCA 60 de la FNOB, donde me distes una clase magistral no solo de comunicación y prensa sino sobre todo de humanidad y de amistad. No tuve tiempo de decírtelo en vida, pero lo hago ahora con orgullo y satisfacción. Gracias, aquellas palabras marcaron una huella y un nuevo proceder en muchos aspectos.

En nuestra regata, Isabel, o sea la Vendée Globe, ¿te acuerdas?, sí mujer en la última, en la que trabajabas para el "Gitana" de los Rothschild, y me convenciste y nos fuimos juntos a ver la exposición que habían montado de todos los proyectos "Gitana". Nunca me olvidaré de tus conocimientos sobre la amplia flota de “Gitana” a la vez que de la pasión con que los contabas y, es que de verdad, Isabel, lo tuyo no tenía nombre.

Bueno y ahora ¿qué?, ahora ¿qué hago?, a ¿quién voy a llamar a partir de ahora sabiendo que ya no estás la FNOB? Será difícil acostumbrarse a que ya no recibiré tu llamada para escuchar tus palabras y tu pasión con la que defendías tus argumentos siempre a favor de la regata. Seguro que habrá buena gente y buenos profesionales cubriendo el departamento de prensa, pero sabes Isabel que el vacio se me va a hacer eterno, aunque tu fiel Dani sí que estara por allí y sabrá trasmitirnos tu pasión y tu huella, aquella que le estuviste trasmitiendo a lo largo de estos años.

Una cosa que te pido Isabelita, es que cuando llegues a los mares de ese inmenso cielo, bueno ya lo estás, nos escribas y nos mandes las crónica las regatas que se están organizando entre los grandes de la vela que ya no están con nosotros, pero sí contigo. Que sepamos quien gana, si Alberto Larrañaga o Marcial Sánchez Barcáiztegui, o si Mario Palao ya ha encontrado patrón para su snipe, o si José Eraso sigue atracando bien los barcos en los puertos deportivos de la inmensidad de los mares celestiales, y si mi querido Álvaro Basa, le ayuda como contramaestre, y así un largo etc., todos ellos son ahora tus vecinos.

Isabel Genis, descansa en paz y desde esos inmensos cielos échanos una buena mano que falta nos hace y nos va a hacer, con todo mi cariño y respeto.

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