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Entrevista

Garbiñe Muguruza: «Quiero ser poderosa»

La española, tres del mundo, analiza para ABC su magnífico 2015 y desvela los retos que tiene para la próxima temporada

Garbiñe Muguruza, antes de la entrevista con ABC IGNACIO GIL

E. YUNTA

Desde primera hora de la mañana del jueves, Garbiñe Muguruza va de lado a lado como una peonza, habituándose a esta nueva vida repleta de compromisos. Despide 2015 en las alturas (tres del mundo) y apura en España antes de desplazarse a Los Ángeles para trabajar con Sam Sumyk y aclimatarse al insoportable calor que se encontrará en Australia, de donde parte un nuevo viaje que Muguruza asume con responsabilidad y entusiasmo. Con taconazo y un traje rojo de Hugo Boss, se monta en un taxi con ABC rumbo al Consejo Superior de Deportes para recibir la medalla de bronce de la Real Orden del Mérito Deportivo y presentar un torneo de hierba que se celebrará en Mallorca en 2016. Ese será el año de la verdad.

—¿Le gusta esta vida?

—Sí. Muchas veces me preguntan por si envidio a la gente de mi edad, pero es al contrario. Me siento muy feliz con lo que hago y a muchísima gente le gustaría estar en mi posición.

—¿Cómo está?

—Contenta. La verdad es que hay muchas cosas en las que pensar y con las que lidiar, pero son todas muy buenas.

—¿Y qué ha pensado?

—Pues que ha sido un año muy bueno. He tenido picos, unos muy buenos y otros no tanto, pero me he sabido sobreponer, he aprendido muchas cosas.

—¿Valora más esa capacidad para sobreponerse al bajón después de Wimbledon que el terminar como número tres del mundo?

«He aprendido a crecer. Es algo que no te enseñan y me siento orgulloso de haber entendido la presión del circuito»

—Sí, porque he aprendido a crecer. Es algo que no te enseñan, estás tú solo para darle la vuelta a una situación compleja. Me siento muy orgullosa de haber entendido la presión del circuito, mis propias expectativas... Estoy muy feliz de acabar de esta manera.

—¿Qué es madurar en el tenis?

—Es estar más tranquila, saber escoger mejor en esos momentos en los que apenas hay tiempo para pensar. Que tu día a día sea más llevadero. Y es algo que te lo da la experiencia.

—¿Ya le gusta ese día a día?

—Bueno, cada día me gusta más. Cuando eres más joven, lo que más te gusta es la competición y ese día a día se te hace aburrido. Pero con el tiempo te das cuenta de que necesitas otras cosas que son clave para mejorar.

—¿En qué nota que ha crecido?

—Sobre todo en la calma. En no perder esos nervios. Aunque a veces no lo parezca, por dentro uno puede estar demasiado excitado. Ahora me relajo, escojo mejor, vivo más tranquila.

—Lo expresa mucho con sus gestos. Ya no se le ve con los brazos en jarra, que era sinónimo de enfado o de cruce...

—Sí, es cierto. En el tenis tienes poco tiempo, todo es muy intenso. Y es mejor estar tranquilo, he entendido que es la mejor manera de afrontar las cosas.

—¿Usted piensa en la pista o juega por inercia?

—Da tiempo a pensar si haces el esfuerzo. Al final, es tu subconsciente el que está en la pista, juega muchas veces por ti. Es cierto que hay que saber pensar, que no vale salir a jugar y hacerlo todo de manera automática, pero es preferible no darle tantas vueltas a algo. Es una lucha contigo y contra la otra.

—¿Ha necesitado ayuda?

—No, pero sí que es cierto que en mi equipo trabajamos mucho el aspecto psicológico. Muchas charlas, mucha preparación... Sobre todo cuando eres más joven. En mi caso, el partido depende mucho de mí por mi manera de jugar al tenis, así que lo trabajamos bastante.

—¿Nota que los partidos dependen de usted?

«Depender de uno mismo es fenomenal. En la pista trato de sentirme con el poder, sé que está en mis manos en la mayoría de las ocasiones»

—Depender de uno mismo es fenomenal. En una pista trato de sentirme con el poder, sé que está en mis manos en la mayoría de las ocasiones. Si hago mi juego, tendré más posibilidades.

—¿Se siente, pues, poderosa?

—Intento dominar, sí. Es algo vicioso, quiero sentirme poderosa.

—¿Tiene miedo a algo?

—A tomar malas decisiones. Me da miedo no hacer las cosas todo lo bien que puedo hacerlas, no actuar como toca y desviarme del camino que llevo.

—¿Y no ganar?

—Sí, claro que me da miedo no ganar. Pero si haces las cosas bien, las victorias te van a llegar. Ganar o perder es lo que alimenta, así que no quiero imaginar la vida sin victorias.

—¿Empieza a notar la presión?

—Sí, y me gusta. Me gusta que se espere tanto de mí. Soy una jugadora que necesita esa chispa de competición.

—Ya sabe cómo es la opinión pública y este año, coincidiendo con un curso irregular de Nadal, ha pasado a ser la referencia. ¿Lo ha notado?

—Noto que hay más atención, que hay mucha más expectativa. Pero esto va por ciclos, es normal. Yo me pongo en la piel de los que están fuera y haría lo mismo, también exigiría que hubiera resultados y otra nueva jugadora para estar ahí arriba. Me siento afortunada de ser esa jugadora y de que la gente piense que puedo ser una top.

—Top ya lo es.

—Bueno, sí... ¡Pero más seguido! ¡Que dure más tiempo!

—Se ha ganado el derecho a que se le exija, y de ahí que también la crítica será más dura. ¿Está preparada?

—Sí. Sé que puedo llegar. Ojalá y pueda mantener el nivel, el tenis es eso. Nadie me ha enseñado a afrontar esto, pero se aprende solo a lidiar con esto.

—¿Ha dejado de soñar al ver que el éxito es posible?

—No, yo sigo teniendo muchas metas y muchos sueños. Claro que ahora veo las cosas más cerca, que sé que puedo ganar. Lo tengo en la mano, siento que puedo conseguir lo que me proponga.

—¿Genera ansiedad?

—Puede. Pero las que llevan ahí tantos años no ganan todos los torneos. Hay que ser consciente, es de sentido común.

—¿Es descabellado pensar que será la número uno del mundo?

«Cualidades para ser número uno las tengo, sí. Pero de aquí a que llegue... Hay cientos de casos que no han llegado»

—Bueno... Cualidades tengo, sí. De aquí a que llegue... Hay cientos de casos que no han llegado.

—¿Le abruma estar cerca de Serena, Sharapova, Radwanska...?

—No. Les quitaría algo de su experiencia porque tienen más años de circuito. Soy una jugadora más, amenazante, pero cada una hace su vida.

—¿Conviven bien?

—Las chicas somos como gatas...

—¿Usted también?

—Bueno, yo soy educada, pero muy competitiva. Me cuesta forjar una amistad más sólida. Me puedo llevar bien, pero formar una amistad es complicado.

—¿Le gusta que se hable de usted?

—Sí, me gusta, no me amarga hacerlo, no me amarga salir en las portadas o tener entrevistas. Forma parte de mi momento. Y soy muy abierta.

—¿Ya le paran por la calle?

—Si me pongo un vestido y tacones, no me conoce nadie... Pero hay quien sí me pregunta. No soy una persona a la que le agobie todo eso, normalidad ante todo.

—¿Le ha cambiado mucho la vida?

—No, creo que soy la misma persona. No he cambiado en nada y eso me hace estar bien conmigo misma.

—Sí que ha aprendido a vivir sola.

—Es cierto, y eso forma parte de mi madurez. Antes de Roland Garros, empecé a vivir sola y es un paso para acelerar ese proceso. A lo largo del año, estamos mucho tiempo solos.

—¿Se acostumbra?

«Te puedes acostumbrar a la soledad, pero no es agradable. Estar solo es lo que más abunda en el tenis, pero hay que llevarlo»

—Te puedes acostumbrar. No es agradable, es un sacrificio que hay que hacer. Estar solo es lo que más abunda en este deporte, pero hay que llevarlo.

—¿Y usted se llega a sentir sola?

—Sí. Es un deporte muy solitario, las cosas que vives no las puedes compartir con otras personas porque nadie se siente igual. Aquí eres tú contra el mundo. Además del viaje, la preparación...

—En su crecimiento, ¿ya ha aprendido a gestionar el postpartido?

—Sí, ahora ya se me puede hablar... Bueno, depende de cómo pierdas, puedo estar dos horas sin hablar si he jugado fatal. Si he perdido en un partido luchado, pues quiero hablar y que me ayuden.

—¿Se acostumbra a perder?

—No, pero tienes que hacerlo. ¡Es que pierdes cada semana! Se pierde más que se gana y es horrible.

—¿Si piensa en 2016, le entra miedo o le apetece?

—Las dos cosas. Va a ser un año muy diferente. Ahora ya no va a ser Garbiñe la que puede, ahora es Garbiñe la que debe ganar. Pero es parte del juego convivir con todo esto. Y tengo ganas de ver lo que pasa, de ver si soy capaz de desenvolverme en ese ojo del huracán

—¿Qué espera de 2016?

—Va a ser muy difícil de manejar. Quiero mantener el nivel del último mes. Se reduce a eso, no quiero pensar en lo que se dice: « Garbiñe ganará un Grand Slam, Garbiñe será número uno...». Es lo que más me preguntan y es lógico. Soy la primera que quiere, pero también se ha demostrado que a veces me cuesta mantener ese nivel que he demostrado. Quiero ser más regular.

—¿Le apetecen los Juegos?

—Muchísimo. Nunca he jugado en los Juegos, me hace una ilusión terrible. Y Río como que me da vidilla...

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