Hazte premium Hazte premium

ATP

Feliciano López: «No cambiaría mi carrera por la de mucha gente»

Camino de los 36 años, con la cabeza asentada, este atípico tenista español brilla como nadie en la hierba de Queens. Prueba de ello es el título de Queens

Feliciano López, campeón de Queens REUTERS
Enrique Yunta

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Al otro lado del teléfono, desde Londres, habla el campeón de Queens, que es un torneo muy emblemático, que se juega en hierba, y que tiene un palmarés repleto de tenistas ilustres. Feliciano López cogió el domingo a sus padres, a su equipo y a Marc López y se los llevó a cenar a Cambio de Tercio, un clásico con sello español que tiene un éxito tremendo. Como el de Feliciano ahora que está rozando los 36 (los cumple el 20 de septiembre), eufórico porque suma ya seis títulos de la ATP, pero ninguno tan especial como el de Queens.

¿Qué le da la hierba?

Pues no sé, pero siempre se me ha dado bien. Me adapto perfecto, y me motiva porque sé que las cosas me han solido funcionar. La hierba me sienta bien, me ilusiona mucho. Estaba jugando ya bien, hice buen torneo en Madrid, también en Roland Garros. Venía rodado, aunque no había disputado muchos partidos esta temporada. Y de repente en dos semanas, ¡pum! Esto ha pegado un cambio tremendo.

¿Realmente ha jugado el mejor tenis de su carrera?

Si analizas la semana entera, sí. He ganado a cuatro tíos que han sido top 10 en el mismo torneo, eso es muy difícil. Por momentos, he jugado un tenis increíble, de lo contrario no podría haber tumbado a tantos y tan buenos. También influye el hecho de haber jugado la semana anterior en Stuttgart, me ayudó un montón. Hice final, lo hice muy bien, y a lo mejor si hubiera ganado ahí no lo hubiera hecho en Queens, quién sabe. Mejor hacerlo aquí.

¿Por qué explota su mejor tenis con casi 36 años?

La verdad es que no lo sé. Físicamente me encuentro muy bien. Cuando uno llega a esta edad sano, en un deporte como el tenis, juega mejor. Se entiende mejor el juego, lees mejor al rival, te conoces mejor a ti mismo, sabes cómo utilizar tus armas de manera más efectiva, aprendes a gestionar los momentos difíciles... Lo que pasa es que cuesta llegar a los 35, casi 36, estando físicamente muy fuerte y sin lesiones. Si se da ese caso, no es sorprendente que tenistas de mi edad podamos jugar nuestro mejor tenis siendo ya tan veteranos. Si el cuerpo aguanta, tienes ventaja.

Y parece que le funciona mejor la cabeza, ¿es así?

Por supuesto. Al final, la experiencia y la tranquilidad de tantos años en el circuito, con una carrera que ya está hecha... Todas esas cosas te ayudan a ser mejor, a competir bien. Y un pelín de suerte, que eso también ayuda. Para ganar Queens se necesita de todo.

¿Necesitaba un título con pedigrí?

Sí, sin duda. Un torneo como el de Queens ya son palabras mayores. Estuve muy cerca en 2014 y perdí la final con Dimitrov después de tener «match point». Me dolió bastante porque este torneo, fuera de los grandes, es de los más especiales que uno puede ganar.

Dice que su carrera ya está hecha, ¿pero no cree que quizá le falta algún título más en su palmarés?

La verdad es que no. He perdido muchas finales, he jugado 17 y he ganado seis. Feliciano López tiene solo seis títulos, oigo. Muy bien. ¿Si tuviera doce hubiera tenido una mejor carrera? Pues no estoy de acuerdo. Lo que te hace grande es poder ser competitivo contra los mejores. Tener una carrera con muchos títulos está bien, pero entre tener diez o doce títulos, sin que sean demasiado importantes, o tener seis títulos con triunfos ante gente muy buena, con resultados en Grand Slams y Copas Davis, me quedo con lo segundo. No cambiaría mi carrera por muchos de los tenistas que tienen más títulos que yo, la cambiaría por la de poca gente.

¿Y por qué ha perdido esas finales?

Es que también es complicado. He perdido dos finales en Dubái contra Federer y Roddick, una con Djokovic en Belgrado, otra con Gasquet... Eso cuenta. Estoy muy contento con la carrera que tengo. Algún título es verdad que se me ha escapado, como Stuttgart la semana pasada o uno en Quito que no debería haber perdido. Pero he jugado contra tíos grandes, es normal llegar a la final de Dubái contra Federer y palmar. Insisto, otros tendrán más títulos, pero no una carrera tan dilatada y que hayan ganado a los top. Estoy más que feliz.

Lo que usted ha tenido desde siempre es carisma, ¿lo nota?

Es verdad que he sido un tenista diferente al resto de españoles, desde muy joven me diferencié un poco haciéndolo bien en Wimbledon, cuando Rafa (Nadal) no lo había hecho todavía en hierba. Ser diferente a los demás te hace ser no más carismático, pero te ven con otros ojos, la gente se fija más en ti.

La próxima parada es Wimbledon, su torneo fetiche en donde ha llegado tres veces a cuartos.

Sí, y llego motivadísimo. A lo mejor es el último Wimbledon, tengo que disfrutar de cada momento y jugar con la misma ilusión y las mismas ganas. No quiere decir que me retire, lo que quiero decir es que cuando sumas años no sabes cuántos te quedan por jugar. Cada Grand Slam que juego es un premio.

Ha estado este año en el foco mediático por su vida privada. ¿Es capaz de separar una cosa de la otra y dedicarse a su profesión sin distraerse?

La verdad es que sí. Primero porque la mayoría del tiempo lo paso fuera de España y eso hace que no preste atención a nada de las tonterías que se dicen. Y lo segundo es porque yo tengo muy claro quién soy y dónde quiero llegar en la vida. Al final, comentarios ajenos u opiniones de gente que básicamente buscan o hacer daño o hablar desde el desconocimiento, pues no me afecta para nada. Me levanto cada día y digo: “Tengo la vida que soñaba, lo tengo todo, no me puedo estar lamentando por lo que está pasando”. Yo lo único que me ha sabido mal ha sido separarme, pero le puede pasar a cualquier persona. La vida es así, no seré el último que se separe. Yo he intentado seguir haciendo mi vida como siempre, con mi trabajo, y centrarme en lo mío. Pero la verdad es que el ruido no me ha afectado nada. Son tantas cosas al día en las que pensar y con una vida tan de puta madre que no me estaré comiendo la cabeza con tonterías.

¿Le preocupa quizá más que sufra su gente?

Exacto. Al final, sufre más tu entorno que tú, sin darte cuenta.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación