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Mutua Madrid Open

Nadal supera la prueba

El español alcanza las semifinales del Mutua Madrid Open después de superar con buena nota al búlgaro Dimitrov por 6-3 y 6-4

Nadal supera la prueba De San Bernardo

Enrique Yunta

Rafael Nadal pasó con nota su examen en Madrid, expuesto a un juicio en la Caja Mágica porque Grigor Dimitrov elevaba la exigencia después de dos ejercicios rutinarios . Los trámites de Johnson y Bolelli sirvieron para que el balear entrara en calor y ahora ya se ve en las semifinales del Mutua Madrid Open, satisfecho porque dio la talla ante un rival de entidad. Ganó 6-3 y 6-4 y ahora espera al vencedor del duelo entre John Isner y Tomas Berdych.

El campeón de catorce grandes se propuso llegar al fin de semana y llega a él con buena cara, impulsado por el calor de una Caja Mágica que celebra cada punto suyo como si fuera el gol del Mundial. En parte, ese cariño es lo que necesita Nadal, aunque en realidad jamás le ha fallado la gente y es él quien busca corresponder. Va camino de ello, poco a poco se acerca a su versión.

Vaya por delante que le queda un trecho, pero en esta versión humanizada del héroe hay que celebrar cualquier victoria. Lo dice él, que conste, pero sí que es cierto que ante Dimitrov tuvo momentos y golpes de lucidez, enchufado desde el primer juego. Ahí ya pudo romper el servicio y se mantuvo el búlgaro, pero luego se fundió.

Fue a partir del tercer juego, una fase turbia de errores por parte de ambos. Se sucedieron las roturas hasta que Nadal consolidó para ponerse con 4-2, un margen suficiente que le llevó a apuntarse la primera manga. Y lo hizo incluso con otro break, tres en un parcial digno e interesante pese a intercalar golpazos con algún borrón.

Como los que tuvo al inicio del segundo set, a remolque desde el tercer juego porque volvió a entregar su servicio. Y es ahí cuando se vio la mejor versión de Nadal, entusiasmado por revertir la situación y compensar el despertar de Dimitrov. El búlgaro, once de la ATP, es un talento imprevisible, de una plasticidad impagable y con un repertorio de golpes asombroso, aunque se apaga de golpe sin explicación. Desperdició su ventaja, dio vida al español y pagó su enfado con la raqueta. Quedó literalmente destrozada.

Fue un punto de inflexión ese sexto juego, que terminó por devorar al búlgaro. Se enredó él solito mientras Nadal se limitó a aguantar el tipo con solidez, una versión conservador a la que habrá que acostumbrarse hasta nueva orden. Porque incluso con 4-4 le vio las orejas al lobo y supo gestionar los nervios con templanza, máxima concentración para alcanzar una semifinal que le da vida.

Y sentenció a la segunda primera después de abusar de sus bolas altas al revés de Dimitrov, dimitido desde que perdió el hilo. Sirve este encuentro para dibujar una sonrisa en el rostro del balear y para pensar en algo más que en el día a día, tan cerca del título. Nada podría ayudar más a un héroe necesitado de portadas.

«Sabía que tenía que jugar mejor y lo he conseguido. En el primer set he estado a un nivel bastante alto. Con este público es mucho más fácil y estoy muy feliz de ester en semifinales. Vamos a intentar hacerlo lo mejor posible», explicó a pie de pista. «Llevaba desde Montecarlo sin tener una sensación como la de hoy», añadió.

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