Hazte premium Hazte premium

Real Madrid-Viktoria Plzen

Moción de censura en el Bernabéu

Los aficionados madridistas castigaron con varias pitadas la floja actuación de sus jugadores

Mario L. Clavero / R. Cañizares

En escasas ocasiones los focos de un partido de Champions se han desviado a otro lugar que no sea sobre el césped. Pero en la noche de ayer, en el Santiago Bernabéu se dio esa situación. Los precedentes daban pie a ello. Cinco partidos consecutivos sin ganar y dejando una pobre imagen en todos ellos. Más allá de lo que atañe un encuentro de la competición favorita del club blanco, la incógnita residía en cómo recibiría el coliseo madridista a sus jugadores y en especial a una persona, Julen Lopetegui.

«Hay que cambiar muchas cosas, empezando por el entrenador. Tiene que irse ya». «El Madrid es un club que le viene muy grande a Julen». «Hoy ya tendría que haber alguien nuevo dirigiendo al equipo, sobre todo de cara al clásico». Estas fueron algunas de las conversaciones que se escuchaban en las puertas del estadio merengue. Lopetegui, ni se inmutó. Todo lo contrario: «No he sentido nada especial por los pitos. El público es soberano, siempre tiene razón y nos trata fantásticamente bien».

De sobra es conocido que las noches de Champions en el Bernabéu son especiales. El público cambia el chip. Anima y se vuelca más que nunca con sus jugadores, y en eso no decepcionó. Los jugadores recibieron aplausos cuando se retiraron al vestuario. Sin embargo, aún quedaba por ver la acogida de la parroquia blanca al señalado Lopetegui. Llegaba uno de los momentos más esperados de la noche. La megafonía presentaba a los futbolistas locales. Ninguno recibió un solo silbido. Algo que contrastó con la pitada a Lopetegui, una pitada que el alto volumen de la megafonía no consiguió tapar. Aunque Marcelo acuse a la prensa de atacar a su entrenador: «Los periodistas hacéis daño al vestuario. Igual porque no sabéis jugar al fútbol o nos tenéis envidia», reflexionó el brasileño, siempre hiriente con los medios de comunicación y hueco en la autocrítica.

Tras la pitada inicial a Lopetegui , la grada pasó página y se volcó con su equipo. Los aficionados estaban contentos con lo que estaban viendo sobre el césped en los primeros minutos, pero todo se torció pronto. Al descanso, la pitada ya había extendido sus tentáculos hacia los jugadores: «No estoy serio. Estoy cansado, pero estoy contento y fuerte. Necesitábamos esta victoria. Seguro que estos tres puntos van a ser un punto de inflexión», decía Lopetegui.

Más pitos

Tímidos fueron los aplausos cuando saltaron al campo en la reanudación. Los seguidores no se olvidaron del flojo final de la primera parte, algo que se confirmó con el acercamiento del combinado checo en el minuto 50 . La pitada fue contundente. Solo el gol de Marcelo calmó las aguas pero fue un espejismo. Tras el 2-1, cada balón perdido, cada jugada que no salía y cada pase fallado era castigado duramente, pero se ganó. Y con eso basta, de momento. Bola extra hasta el clásico: «Hay que mantener la calma en estas situaciones y confiar en los jugadores. Lopeteguí estará en el Camp Nou», dijo Butragueño

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación