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Real Madrid

Isco y Bale aprenden la lección

Los dos comprueban que para mantener el puesto hay que rendir siempre y ser eficaces. Asensio y Lucas les han adelantado en potencial

TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN

Bale era titular incontestable y solo perdía el puesto por las lesiones y sus largos periodos de recuperación, hasta que la necesidad imperiosa de vencer en la Champions y en la Liga hace un año obligó a dejarle en el banquillo en beneficio de Isco. El centrocampista español le quitó el sitio la pasada temporada y al cabo del tiempo tampoco ha sabido mantener la primacía en el once. Llegó a ser titular en el primer partido frente al PSG, en detrimento del galés, y perdió la posición ante Asensio en el encuentro de vuelta, en París. Es un dato de la exigencia que impone Zidane , que en realidad es la exigencia histórica del club que ha ganado doce Champions y quiere conseguir la decimotercera con Cristiano como líder .

Bale en cifras : 11 goles. Ocho en Liga y uno en Champions al cabo de 27 partidos y 1.616 minutos. Cinco asistencias, una Liga y dos en Copa de Europa.

El rendimiento sensacional de Asensio y de Lucas en la última fase del encuentro con el PSG en el Bernabéu, con dos goles y un acoso por las bandas que transformaron la eliminatoria, fue el factor decisivo que revolucionó la alineación del Real Madrid para el futuro. Isco y Bale han aprendido la lección que les han dado tres jóvenes, Asensio, Lucas y Kovacic, que han hecho relucir un rendimiento basado en la eficiencia.

Los números de Isco: 38 partidos. Ha disputado 2.358 minutos. Siete goles y cinco asistencias. Posee una cláusula de 700 millones, firmada cuando renovó en septiembre del año pasado hasta 2022

Francisco Alarcón ha confirmado en sus carnes, tras el partido de ida ante el equipo francés, que ganar 3-1 no te concede el puesto, especialmente cuando no eres determinante. Hay que rendir siempre, en cada encuentro, en la siguiente jornada de Liga. Y eso no lo han hecho ni Isco, ni Bale.

Hay que contar la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Bale colmó la paciencia de Zidane en el estadio del Levante, cuando no bajaba a defender y los blancos empataron a dos goles con una falta de sacrificio general que Ramos hizo pública en referencia a los delanteros y algunos centrocampistas. «No mete la pierna ni uno», le dijo a Marcelo tras el 2-2.

El galés supo que perdía su privilegio al ser suplente frente al París Saint Germain en el Bernabéu. Y su actitud egoísta cuando Zidane le quiso dar entrada en el partido definió su desconexión. Pintus le pedía prepararse ya para saltar al campo y Bale reaccionó con parsimonia y una cara de pocos amigos que ha mantenido desde entonces. La mirada de Pintus al galés en la banda lo decía todo. No estaba con el equipo, no ayudaba, solo pensaba en él. Le dieron paso en el minuto 68, cuando el marcador expresaba un 1-1. Tenía media hora para dar un golpe. Y no lo dio. Lo dieron Asensio y Lucas , que salieron once minutos después que el británico y triunfaron.

Dos lecciones de Zidane

El comportamiento de Bale dentro y fuera del campo ha sido su condena. Solo se ha perjudicado a sí mismo. Lo mismo, hablemos claro, ha sucedido con Isco . Constató tras ser titular en el 3-1 que no mantendría ese rango en la «final» de París y su reacción fue también negativa para el plantel.

Titular frente al Español, su mal partido, similar al flojo rendimiento general, evidenció una carencia de actitud que Zidane hizo extensiva a muchos jugadores en el segundo tiempo.

El responsable del plantel se enfadó por esa falta de espíritu ganador. Pero Francisco Alarcón agravó el enojo del entrenador al salir caminando lentamente del RCDE Stadium de Cornellá cuando fue relevado en el minuto 68. «¡Niño, sal ya!», dijo Ramos al mediocampista, que manifestaba con su egoísmo su desacuerdo al vislumbrar que sería suplente en el Parque de los Príncipes parisino.

Esa exposición de un estado personal nunca gusta a los compañeros, porque expresa una desconexión con el equipo. Molestó al capitán y molestó al grupo, y así se lo han dicho, porque hay otros muchos futbolistas que han competido menos que Bale (27 partidos, once goles) e Isco (38 encuentros, siete tantos) y no explican al mundo su estado particular. Es el caso de Kovacic, Theo o Ceballos, por mencionar tres nombres que han dado ánimo a sus compañeros en todo momento cuando no han sido protagonistas. El abrazo de Nacho a Casemiro en París tras no disputar un minuto es el ejemplo de una plantilla unida.

Isco y Bale han recibido también esa lección. Les han explicado que no pueden expresar así sus posturas. Deben hacer piña, hacer equipo. El Real Madrid brilla en Europa, el mundo le ensalza y ellos no pueden ser la noticia negativa. En el club blanco las cosas se dicen a la cara y con buen tono, pero se dicen. Bien lo saben canteranos como Nacho, Carvajal, Lucas, Kiko Casilla y Llorente, que han escuchado esa filosofía desde niños.

Aquí no hay intocables

Zidane no habla, actúa. Isco y Bale deben luchar con buena actitud por la titularidad. Realmente lo son, pues juegan habitualmente. Lo harán mañana en Éibar. El técnico advierte a la plantilla que solo pueden ser titulares once y en los grandes partidos salen quienes mejor rinden en ese momento, pero los demás disputan el siguiente encuentro y es ahí donde deben ganarse el salto a los duelos más sonoros. Para el francés, «todos son igual de importantes ». El de Cornellá lo era. Y el empatado frente al Levante.

Isco y Bale han aprendido dos leciones. Deben mejorar. Expuesta la verdad, la situación de Bale no es la misma que siente Isco. El galés observa que no es titular con 28 años y medita la conveniencia de su traspaso en junio. Su precio oscila entre los 110 y los 125 millones. Francisco Alarcón no ha dicho que medite marcharse. Pero los dos, como todos los futbolistas del Real Madrid, han de saber una cosa: en este club nadie es titular indiscutible. «Aquí no hay intocables», sentencia un profesional de la casa ante ABC, Quien quiera ese rango, deberá irse a otro sitio. Mensaje para navegantes. Benzema, que ahora no brilla, lo sabe.

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