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Real Madrid

La afición madridista rugió como en 1976

Lo mejor del Real Madrid fueron Keylor, Benzema y un público entregado que apoyó al equipo bajo un sufrimiento enorme

TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN

Zidane llamó a filas y surgieron 73.000 soldados a defender al Real Madrid en el Santiago Bernabéu. El ambiente del estadio rememoró los viejos enfrentamientos con el Bayern, cuando los alemanes eran ogros que se comían a los blancos en el césped y las gradas echaban humo por el fragor y por el tabaco. En 1976 nació esta guerra, aquella que el loco del Bernabéu hizo universal con su agresión a Linemayer, contestada por tres ganchos de Maier al aficionado madridista que saltó al césped y golpeó al colegiado. Anoche no hubo violencia, solo un ambiente similr, de gritos en apoyo de ambos clubes. Todo fue bonito, edificantes, de miedo por lo que ocurría en el campo. Como debe ser.

El recibimiento al autobús del campeón a las siete de la tarde en los aledaños del estadio fue una exhibición de fragor sudoroso en el día del trabajo. Dentro, en las tribunas, los cinco mil seguidores germanos gritaban como si fueran veinte mil. Los cánticos que amedrentaron a los madrileños por la ciudad a lo largo del día no les agotó la garganta a estos tedescos rudos y alegres, que tienen la cerveza como biberón de cabecera . A la hora de la verdad, la afición visitante apoyó a los suyos con sumo carácter. Pero los seguidores madridistas, convocados por Zidane, respondieron con un rugido que hacía años que no sentíamos en el coliseo de la capital.

El ambiente en las gradas recordó a aquel primer enfrentamiento de 1976 en el Bernabéu porque las dos aficiones sufrieron y apoyaron a sus equipos en una bonita batalla vocal en las gradas

Nunca los incondicionales blancos cantaron el himno como anoche lo hicieron. Querían mostrar sus dotes vocales a estos alemanes que cantaban con la voz rota. Una pancarta monumental rezaba antes de comenzar el partido: « Defendamos el trono, conquistemos la gloria ». La afición dio la cara como en las antiguas noches de la Copa de Europa.

Miedo escénico

El Bayern comenzó arrollador y a los dos minutos Kimich anotó el 0-1. Los forofos del campeón tomaron la batuta y jalearon a los locales como solo sucede en Copa de Europa. El público de la competición continental es inigualable. Anima sin condicionamientos críticos. Llega a la capital de España en cien autobuses que bloquearon la ciudad para conquistar después el Bernabéu sin disquisiciones sobre el rendimiento de sus ídolos.

Sujetados por la grada, los hombres de Zidane recuperaron la pelota y Benzema cabeceó el empate ante la explosión de la multitud. El francés se besó el escudo , se lo dedicó a los espectadores y la respuesta fue única, inesperada, increíble: «¡ Benzema, Benzema !» coreó el Bernabéu.

El equipo de Heynckes volvió a la carga y el partido se convirtió en un intercambio de golpes para sufrimiento de ambos conjuntos y de sus simpatizantes. Cada jugada era de infarto y el coliseo madrileño explotaba periódicamente en apoyo de los pupilos de Zidane como una doble terapia que pretendía empujar a sus ídolos y también para superar el miedo. El público, la verdad, rendía más y mejor que el Real Madrid y las expresiones de susto se escuchaban en el ambiente.

El regalo de Ulreich permitió el segundo gol de Benzema y la tranquilidad momentánea del madridismo, que celebró el 2-1 inexplicable con cánticos. Pero James anotó el 2-2. Y la última media hora fue un sufrimiento para las dos aficiones, que vieron que cualquiera podia clasificarse. Los cánticos en la grada fueron lo mejor .

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