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Tiro

Fátima Gálvez, con la medalla a tiro

Lleva disparando desde los 9 años, pero tuvo que esperar otros tres lustros para que se cumpliera su sueño, que ahora repite con su segunda participación olímpica

Fátima Gálvez, con la medalla a tiro

El de Fátima Gálvez(Baena, Córdoba, 1987) es uno de esos nombres que se ponen de actualidad cada cuatro años. Única y exclusivamente cada cuatro años; justo cuando los Juegos Olímpicos reivindican las disciplinas minoritarias y ponen el foco en deportistas que habitualmente pasan inadvertidos, pero que ante la perspectiva de medalla se convierten por unos días en los favoritos de los aficionados y los medios. De hecho, así comenzó la afición de la propia Gálvez, que se sintió atraída por la disciplina al ver por la televisión una prueba de tiro al plato durante los Juegos de Atlanta. Tenía nueve años, poco después cogió una escopeta por primera vez, todavía en su Baena natal, y tuvo que esperar otros tres lustros para que se cumpliera su sueño, que ahora repite con su segunda participación olímpica. Durante esos veinte años ha tenido que abrirse paso en un mundo mayoritariamente masculino y en el que no resulta sencillo conseguir patrocinadores ni dedicarse profesionalmente, otro techo de cristal que Gálvez ha conseguido romper a base de tesón.

Este año los españoles se convertirán durante unos días en expertos en tiro gracias a la andaluza, que el año pasado se proclamó campeona mundial de foso individual en Lonato (Italia), una ciudad fetiche para la andaluza que también la vio ganar el título juvenil una década antes. Todos estos éxitos se basan en una férrea disciplina de entrenamiento, como ella misma resume en una frase que ha utilizado en muchas ocasiones: “El verdadero esfuerzo es durante la preparación, antes del evento”. Y a juzgar por los resultados, esta granadina de adopción llega con los deberes hechos.

Gálvez viaja a Río de Janeiro como vigente campeona europea y mundial y, por lo tanto, como la máxima favorita al oro. Su éxito no es casual ni novedoso: hace cuatro años ya consiguió el diploma olímpico gracias a su quinto puesto en Londres y ahora aspira a subir un peldaño más para sumar el único podio que le falta en las grandes competiciones e incluso conseguir la triple corona, reuniendo los títulos mundial, europeo y olímpico. No es un reto sencillo: la libanesa Ray Bassil acaba de arrebatarle el liderazgo de la clasificación mundial y será su principal adversaria en Brasil.

Después de un gran mes de junio durante el que ha encadenado dos nuevas victorias, comenzará a trabajar en unas instalaciones que ya visitó el pasado mes de abril para comprobar que el campo de tiro no estaba todavía terminado, como ha ocurrido con otras muchas infraestructuras en la ciudad carioca. Al final los brasileños han conseguido construir a tiempo las canchas y graderíos, que ya están listos para que esta coleccionista de medallas se cuelgue al cuello la única que le falta. De conseguirlo, quizá su éxito sirva para llamar la atención de un potencial joven talento, como le ocurrió a ella hace ahora veinte años, cuando todavía veía los Juegos Olímpicos por la tele.

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