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El milagro del Reino Unido: de 1 a 27 oros en 20 años

¿Cómo se explica que los británicos pasen del puesto 36º al 2º en el medallero? ¿De 15 a 67 metales? Aquí damos las claves

Los hermanos Alistair y Jonathan Brownlee, oro y plata en triatlón REUTERS

M. Á. B.

Hace 20 años, en los Juegos de Atlanta 1996, el Reino Unido ganó un oro (de un total de quince metales) y ocupó el puesto 36 en el medallero. En Río 2016 ha ascendido hasta el segundo lugar, sólo detrás de la superpotencia Estados Unidos, con un total de 67 medallas (27 de oro, 23 de plata y 17 de bronce) , superando en dos el número total de preseas conseguidas en Londres 2012. Es verdad que la inercia de los Juegos organizados en la capital británica ha tenido su efecto… pero, ¿hasta el punto de obrar un milagro así? ¿Cómo se explica este rotundo éxito?

Barcelona 92 supuso un antes y un después para el deporte español . Nuestro país no podía permitirse el lujo de naufragar en su aventura olímpica, de convertirse en un anfitrión modélico, pero poco competitivo. Por eso se creó en 1988 el Programa ADO (Asociación Deportes Olímpicos) para apoyar el desarrollo y promoción de los deportistas de alto rendimiento gracias a las ayudas de patrocinadores privados. En realidad, el plan vino a tapar las deficiencias del sistema educativo en este terreno, pues hasta entonces no había cantera que cuidar, sino campeones surgidos por generación espontánea. Las 22 medallas de la cita del 92 fueron un hito , y la inercia continúa, pero no crece. Y no se ha llegado ni de lejos al nivel del Team GB . Las inversiones millonarias en apuestas seguras y la búsqueda de caladeros donde lograr medallas resumen la estrategia británica.

La sede de UK Sport , situada frente al metro de Russell Square, en el área de Bloomsbury, Londres , es una oficina como otra cualquiera. Ningún letrero llamativo indica desde la calle que allí se cocine algo importante. Pero sí: nada menos que la gestión deportiva británica. «Apoyamos a la gente correcta que toma decisiones correctas para los atletas correctos», resume Liz Nicholl , directora de este organismo público que invierte alrededor de 100 millones de libras cada año (procedentes de los impuestos y de la lotería nacional) para impulsar el deporte de alto rendimiento, lo que ellos llaman el «extremo superior».

«Apuestas seguras, como el ciclismo , que está creciendo mucho en el Reino Unido no solo por su gran potencial en la pista, sino por la irrupción del equipo Sky y de sus estrellas, Bradley Wiggins y Chris Froome . Ese es nuestro objetivo. No ayudamos a deportes que no ofrecen posibilidades de éxito». La pista, con sede en Manchester, cuenta con recursos financieros muy importantes. El dinero, que proviene principalmente de la lotería, fluyó gradualmente a medida que los resultados olímpicos se dispararon. Con un título en Sidney 2000, los británicos subieron a dos en Atenas y a siete en Pekín y Londres.

En Río los británicos han introducido importantes innovaciones . Nuevas bicicletas, cascos, zapatillas de carbono… además de la preparación mental en el sentido amplio, el derecho de un deportista para manejar el estrés y soportar el sufrimiento. Han ganado seis oros en la pista (un total de 11 medallas), donde no tienen rival. Eso se llama explotar un caladero.

La natación , por ejemplo, no cumplió con las expectativas en Londres 2012 y tuvo que revisar su modelo. Le dio para que Adam Peaty atrapara un oro en los 100 metros braza y batiera el récord del mundo . No está mal. «Las federaciones son responsables de tomar el camino adecuado, no nosotros», señala Nicholl. Puede sonar elitista, pero la filosofía dio los frutos esperados. Se trataba de rentabilizar el éxito de Londres. En Río se invirtió en más de 40 deportes que podían garantizar podios. Los demás no importaban.

UK Sport también lidera la campaña para llevar los eventos deportivos más importantes al Reino Unido. Lo que se llama hacer lobby. Ha conseguido 17 para los próximos años, incluyendo el Mundial de Atletismo en 2017. «Hemos perdido algunos», se lamenta Nicholl. Menos mal.

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