Eurocopa 2016

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España 1964

Eurocopa 1964: el primer párrafo de la historia del fútbol español

Marcelino logró el gol de la victoria ante la URSS para alivio del régimen franquista

España ganó su primera Eurocopa en casa. - uefa.com

El Santiago Bernabéu a rebosar. No cabía un alma en Chamartín. España se lo jugaba todo. Era su oportunidad, en su país y con su gente. En la final, enfrente estaba la URSS, que no parecía dispuesta a regalar un pedacito de historia. La grada comenzó a ponerse nerviosa cuando se acercaba el ocaso de la final, ya que el 1-1 se había anclado en el marcador. La impaciencia detonó los malos augurios de la hinchada nacional, que estaba acostumbrada a ver como a España, en cuestiones de fútbol, le pasaban cosas como perder una final jugando en casa.

Yashin, el portero ruso apodado ‘La araña negra’, daba una seguridad en el arco visitante que pocos podían imaginar cómo batirlo. Se hacía tarde. Una vez pasado el minuto 80, ya todo parecía que se decidiría en la prórroga. Fue entonces cuando, en el minuto 84, apareció la figura de Marcelino, que batió al imbatible deshaciendo la igualada en Chamartín cuando ya no le quedaba tiempo a la URSS a ni siquiera reaccionar.

Fue entonces cuando España escribió su primer párrafo en mayúsculas en la historia del fútbol. Y por poco esta hazaña no pudo ser contada. El día antes de la final, Francisco Franco, sobrecogido por el miedo de poder perder la cita contra los rusos, estuvo apunto de detenerla. Franco no quería ver una victoria de la URSS en territorio nacional, y prefería que la final no se jugase, a perderla. La Federación tomó protagonismo en aquel momento y lo convenció alegando que España era clara favorita para hacerse con el galardón de campeona de Europa. Y después de mucho meditar, Franco accedió a que el cuero rodase en Madrid.

Con respecto al resto del campeonato, la selección española, comandada por Amancio, Marcelino o Chus Pereda no tuvo demasiadas dificultades para ir sorteando a los rivales. A excepción de la semifinal contra Hungría. No había manera de deshacer el empate. Todo indiciaba que sería la prórroga, o en su defecto, la lotería de los penaltis, la que decidiese quién sería el conjunto que disputase la final. Sin embargo, el destino, que es caprichoso, brindó una falta en los aledaños del área húngara. Fue el momento de gloria para Amancio, que con un toque maestro llevó el esférico hasta el fondo de las mallas en el tiempo extra.

Desde entonces, España pasó sin pena ni gloria un sinfín de Eurocopas. Hasta que, en 2008, cuando nadie presagiaba que la historia pudiese ser diferente, los chicos de Luis Aragonés continuaron la página de grandes éxitos nacionales en el fútbol. Gran mérito para ellos, aunque, sin duda, las primeras letras que impregnan los libros de ganadores la compusieron los hombres, porque en el aquel momento eran más hombres que ahora, de 1964.

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