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El ruinoso lustro de Zubizarreta

Cinco veranos, cuatro técnicos y trece costosos fichajes es el discutido bagaje del director deportivo azulgrana

El ruinoso lustro de Zubizarreta efe

XAVI HERNÁNDEZ

Pese a la permanencia de pesos pesados ilustres como Messi, Iniesta o Xavi ( de momento ), el Barcelona está viviendo este verano lo más parecido a la revolución que llevó a cabo Pep Guardiola cuando asumió el puesto de entrenador en 2008. De la mano de Txiki Beguiristain y Joan Laporta, el ahora entrenador del Bayern sacudió al equipo en busca de una reacción y ganó un histórico triplete.

Echó a Ronaldinho y Deco, rodeó a Messi de otro hábitat, recuperó a Xavi e Iniesta, exprimió lo que quedaba de Etoo y Henry y se inventó a Busquets. Al Barça, que venía de dos años malísimos con Rijkaard, le salió la jugada perfecta. Y no fue por los fichajes , sino el replanteamiento de los elementos que ya había. De hecho, ese verano el club pagó más de 30 millones por Cáceres y Hleb, dos futbolistas que fueron un fiasco. De la lista de adquisiciones, solo Alves y Piqué salieron rentables.

En pleno ciclo ganador, Sandro Rosell se alzó con la presidencia en 2010 y nombró director deportivo a Andoni Zubizarreta, antiguo compañero de Guardiola en el Barça y en la selección. El exportero vasco irrumpió cuando la ascendencia del banquillo competía con la naturaleza intervencionista del palco. Su nombramiento nació de un consenso entre dos figuras avaladas por la mayoría, una en el césped y otra en las urnas, y en ese contexto optó por mantenerse desde el equilibrio, sin levantar la voz.

«Zubi» sobrevivió a la salida de sus valedores y ahora, cuatro veranos después, su peso en las decisiones tiene más visibilidad, aunque se sepa que el esfuerzo que el club ha hecho para fichar a Luis Suárez y Mathieu –101 millones de euros entre ambos– responde principalmente a la insistencia de Luis Enrique, el nuevo entrenador.

Al director deportivo se le escucha más que antes, pero su poder sigue siendo relativo. De hecho, a ciertas alturas de las negociaciones queda relegado. No obstante, la crítica le señala sin piedad y le reprocha, por ejemplo, el alto precio de Mathieu, o la poca sangre a la hora de evitar algunas situaciones. «Durante estos años todo lo he consensuado con los entrenadores», explicó Zubizarreta este jueves en la presentación del flamante nuevo central del Barça. La respuesta le vale, por ejemplo, para exculparse de la decisión de confiar en la enésima recuperación de Puyol cuando la plantilla, el verano pasado, pedía a gritos la incorporación de un defensa especialista.

Piden su dimisión

Fue Gerardo Martino el que, rendido al espíritu del excapitán, optó por dejarlo todo como estaba. Le vale también para justificar el gasto que el club realizó en 2011, tras la Champions de Wembley, para fichar a Alexis y Cesc, dos futbolistas en los que Guardiola buscaba una vuelta de tuerca que nunca llegó a confirmarse. Sin embargo, en el fichaje de Neymar la participación del técnico y del director deportivo queda más difuminada. El brasileño fue un cromo apadrinado por Rosell. A toda costa, por cierto.

Andoni Zubizarreta , como buen arquero, responde a los gritos que piden su dimisión –los hubo durante la presentación esta semana de Mathieu– con temple y reflejos, igual que encajó con entereza que algunos jugadores sintieran vergüenza al ver los métodos de trabajo de Martino. Cinco veranos, cuatro entrenadores, dos presidentes y trece fichajes contemplan al superviviente de un barco cuyo rumbo, quiera o no, también depende de él. En su tarjeta dice que es director técnico del Barcelona.

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