COPA CONFEDERACIONES
Brasil-Italia: historia de una rivalidad eterna
Las selecciones más laureadas del mundo han protagonizado choques legendarios. El perdedor del partido de hoy será presumiblemente el rival de España en las semifinales del torneo
MIGUEL ÁNGEL BARROSO
La Copa Confederaciones nos regala hoy uno de los grandes clásicos del fútbol mundial, un partido cargado de imágenes del pasado, de nombres que forman parte de la historia del fútbol. Brasil e Italia se enfrentan en Salvador de Bahía (a las 21. ... 00, Telecinco) con algo más que la honra en juego, ya que el perdedor se enfrentará presumiblemente a España en las semifinales. Con ambos clasificados, el empate favorece al conjunto local. I talia pierde por lesión a Andrea Pirlo y a Daniele de Rossi por sanción. Brasil tiene las dudas de Paulinho y David Luiz. No faltarán a la cita los mediáticos Neymar y Balotelli , autores de dos goles cada uno en lo que va del torneo.
Suman nueve mundiales (5 Brasil y 4 Italia) y muchas cuentas pendientes desde aquel 16 de junio de 1938 en que se cruzaron en las semifinales del Mundial de Francia. Aunque Italia era la vigente campeona, Brasil acudía a la cita con el cartel de favorita y se permitió el lujo de dar descanso a algunos de sus titulares. Lo pagó caro. El equipo liderado por el mítico Giuseppe Meazza venció 2-1. Precisamente Meazza marcó el gol decisivo, un penalti en el que tuvo que sujetarse los pantalones para que no se le cayeran durante el lanzamiento, ya que se había roto el elástico. Los azzurri ganaron el campeonato derrotando en la final a Hungría por 4-2.
Más memorable fue la final del Mundial de México 1970 , apoteosis de uno de los grandes iconos futbolísticos de todos los tiempos, el Brasil del «jogo bonito». Los Pelé, Jairzinho, Gérson, Tostão y Rivelino ganaron 4-1 a Italia. Toque de balón, una técnica exquisita y laterales reconvertidos en extremos. Gérson ponía el orden en el centro del campo. Tostão fue, tal vez, un falso 9 en una época en la que no se debatían estas cosas; rápido y habilidoso, aparecía en el momento oportuno. Rivelino era el amo de la banda izquierda y tenía un extraordinario golpeo de balón. Jairzinho era imparable en el uno contra uno; en aquel torneo se convirtió en el único jugador que ha anotado en todos los partidos de un Mundial. Y Edson Arantes Do Nascimento, Pelé, poseía las virtudes de todos ellos y las sublimaba.
Boninsegna logró igualar el marcador tras el gol tempranero de Pelé, pero en la segunda parte llegó el vendaval de la «canarinha» , con tantos de Gérson, Jairzinho y Carlos Alberto. Gianni Rivera , la gran estrella de Italia, que había marcado el gol de la victoria ante la República Federal de Alemania en semifinales (4-3), solo jugó, tocado, los últimos seis minutos del encuentro. El lateral Tarcisio Burgnich declaró al acabar la final: «Antes del partido me decía que Pelé era de carne y hueso. Luego me di cuenta de que estaba equivocado».
La «tragedia» de Sarriá
La revancha llegó doce años después. Hubo otro Brasil mágico, formada por tipos como Sócrates, Falcao, Toninho Cerezo, Éder y Zico , que se convirtió en el equipo preferido por los españoles cuando nuestra selección descarriló en el Mundial 82 . En diciembre de 2011 murió Sócrates, romántico del fútbol y de la vida, líder de aquel grupo que jugaba no para ganar, sino para que lo recordaran. Unos italianos emboscados le tumbaron a él y a sus fantasistas compañeros en la «tragedia de Sarriá», que así se conoce al partido celebrado en Barcelona el 5 de julio de 1982.
Italia, que había empatado todos los partidos de la fase de grupos y se clasificó por gol average dejando fuera a Camerún, tuvo que jugarse los cuartos con dos de los favoritos, la Argentina de Maradona y este Brasil que parecía una orquesta sinfónica. Su delantero centro, Paolo Rossi , había estado implicado en un caso de apuestas ilegales y, tras dos años de inhabilitación, regresó justo a tiempo para el Mundial. No marcó en la victoria de su equipo frente a Argentina, pero hizo un triplete ante Brasil , que fue capaz de remontar dos veces con Sócrates y Falcao, pero acabó sucumbiendo (3-2). Italia se llevó la Copa al imponerse a Alemania en la final por 3-1 y Rossi fue el máximo goleador del campeonato, con seis tantos.
El último gran clásico con algo importante en juego, nada menos que el Mundial de 1994 , celebrado en Estados Unidos, no fue fiel al prestigio que se habían ganado las citas anteriores. Italia tenía a Roberto Baggio y el «catenaccio». Brasil a Bebeto y Romario, pero quien marcaba la pauta era el capitán Dunga, y aquel equipo era una tropa disciplinada por encima de cualquier consideración. Una de las peores finales de todos los tiempos acabó con lanzamientos desde el punto de penalti. Brasil anotó 3 e Italia 2, con fallo postrero de Baggio, signo de que el talento fue penalizado.
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