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LIGA BBVA

Messi no para y el Barcelona bate récords

Marca dos goles en la victoria (3-1) ante el Zaragoza. El Barça iguala la marca de 11 victorias y 1 empate en un arranque liguero

Messi no para y el Barcelona bate récords AFP

M. Á. BARROSO

Las anécdotas que salpimentan el fútbol acaban por imponerse a la categoría, el propio juego, tal es la diferencia entre los grandes y los modestos. La gatera para que se cuele una sorpresa es cada vez más estrecha. Se daba por hecho que el Zaragoza iba a sucumbir en el Camp Nou –estadio en el que lleva 44 partidos sin ganar, la peor racha de un equipo en un campo de Primera división–, y la discusión de la semana se centró en la persecución de Leo Messi a Gerd «Torpedo» Müller, que marcó 85 goles en 1972. Al acabar este encuentro el argentino está a siete tantos de igualar el registro.

Y, sin embargo, la víctima propiciatoria, con muy poco, destapó los problemas defensivos de este Barcelona de los récords, de posesión abrumadora, que marca muchos goles y también los recibe, aunque el balance le es favorable y por eso está donde está. Con Piqué y Puyol en el eje de la zaga (la coincidencia no se producía desde marzo), el Zaragoza hurgó en el monólogo azulgrana y llegó al intermedio con una desventaja razonable visto lo visto (2-1).

El Barça de Vilanova presiona menos la salida del rival, concede demasiadas ocasiones, pero hace muchísimo daño arriba, especialmente por la banda izquierda, donde la aportación de Jordi Alba está siendo colosal. Messi lo sabe y por eso le nutre de balones, esperando devolución. Así llegó el primer gol azulgrana, un prodigio de limpieza y rapidez. En el segundo fue el propio Messi el que hizo sangre por ese extremo, cediendo hacia el área, donde siempre ronda algún amigo; esta vez apareció Song, que se estrenó con el Barça.

La exigua ventaja apenas inquietó a los locales en la reanudación. A los quince minutos de juego, Messi eligió esta vez la banda derecha para hacer la jugada de manual. Abrió a Montoya, un canterano que empieza a mostrar que es algo más que el recambio de urgencia de Alves, y recibió de nuevo, esta vez en la frontal del área. Ajustó la mirilla y colocó el balón junto al poste largo. Otra maravilla para cuadrar sus cuentas, ya que lo habitual en el argentino es marcar más de uno cuando perfora la portería.

Decidió entonces el Barcelona que ya había hecho suficiente para ganar el partido y bajó una velocidad. Apenas inquietó el Zaragoza, sabedor que esta no es su guerra y que estaba cayendo sin estrépito en el Camp Nou. En esos minutos finales Puyol cedió su puesto a Bartra, un detalle que con el tiempo se hará más cotidiano.

Iniesta , quejoso estos días porque pasa demasiado tiempo en el banquillo, regaló a los espectadores una genialidad. Escorado dentro del área, buscó con una rosca la escuadra, pero la madera repelió el balón. El Barça igualó el mejor arranque de la Liga (11 victorias y 1 empate) que tenía el Real Madrid desde 1991 , con Radomir Antic a los mandos, que sorprendentemente fue cesado semanas después cuando el equipo marchaba líder. Messi sigue en su cacería a Müller. Detalles que llenan casi más espacio que el propio juego.

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