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Calderón: «Si tengo que tirar el último tiro, lo haré»

España inicia hoy la segunda fase contra una Grecia acorralada. Se acerca la hora de la verdad y el jugador de los Mavericks está preparado

Calderón: «Si tengo que tirar el último tiro, lo haré» efe

guillermo d. olmo

Belgrado. 24 de septiembre de 2005. España lucha con la Alemania de Dirk Nowitzki por una plaza en la final del Eurobasket. Pierde por un punto y faltan pocos segundos. El seleccionador Mario Pesquera pide tiempo muerto. A pesar de que Juan Carlos Navarro lleva 27 puntos, decide encomendar la última posesión a un joven José Manuel Calderón , que atraviesa la pista a toda velocidad, lanza a la desesperada y... falla. Ocho años después, su orgullo de campeón se revuelve cuando ABC le recuerda aquel episodio en el hotel de Liubliana donde la selección española vela armas antes de medirse hoy a la peligrosa Grecia (Cuatro, 17.45h) en el arranque de la segunda fase de un nuevo Europeo: «Sí, me acuerdo bien de aquel tiro, no fue fácil, en carrera y desde muy lejos», rememora.

Sin Navarro, el base extremeño de los Dallas Mavericks está preparado para convertirse en la referencia del juego de perímetro español. También, asegura, cuando la bola queme, cuando seguir vivo en competición dependa de lo templadas que estén la muñecas.

—¿Volvería a lanzar el último tiro si el equipo lo necesita?

—Sin ningún problema. Pero espero que no tengamos que llegar a esa situación.

—Mejor que España gane por quince, ¿no?

—O cuatro, pero que ganemos.

—No está Navarro, no está Pau Gasol. Se acercan los partidos a vida o muerte. Muchas de las posesiones decisivas van a ser para usted. ¿Está preparado?

—Sí, claro. Una de las claves del éxito de este equipo es que ha habido días que Juan Carlos no ha estado bien y ha habido otro que ha aparecido. Unos días metía Ricky, otros Sergio, otros Llull... Quien sea. Eso nos hace menos previsibles para los rivales y eso nos hace más difíciles de defender. Si tengo que ser yo, encantado, e intentaré hacer desde mañana [por hoy] lo que pueda. Pero sin obsesiones, eso es algo que va a venir del propio equipo.

—Usted es un gran defensor. Contra Grecia se las verá con Spanoulis, uno de los mejores bases del continente. ¿Se ve capacitado para frenarle?

—Individualmente, es muy difícil parar a nadie. La defensa es un trabajo de cinco. El día que haya que parar al mejor pívot del campeonato también será una labor de todo el equipo. Nuestra fuerza viene de que nosotros, tengamos los jugadores que tengamos en pista, podemos mantener el ritmo. Cuando hemos ganado es porque nuestro banquillo ha sido mucho más profundo que el de los demás. Otros equipos bajan mucho el nivel cuando empiezan a hacer las rotaciones. Grecia también es un equipo en el que todos los jugadores tienen un nivel alto, pero aun así creo que en eso les llevamos ventaja.

—Pero Spanoulis es Spanoulis.

—Es cierto que es un jugador que ha sido determinante en las últimas Final Four y que es uno de nuestros puntos de referencia si queremos ganar el partido. Pero cualquiera de los bases de nuestro equipo puede estar al nivel de Spanoulis.

—¿Para usted supone una motivación especial jugar contra él?

—Grecia no es solo Spanoulis. La motivación la da el partido en sí. Saber que ellos tienen grandes jugadores, nos da más si cabe. Sabemos que ahora llega lo decisivo y que, más bonita o más fea, tenemos que llevarnos la victoria.

—Ricky Rubio ha perfeccionado mucho su tiro. Usted también mejoró mucho en esta faceta.

—Mire, con eso no hay truco. Es trabajo. Cuando empiezas a meter es porque te lo curras. Con confianza, todo se puede mejorar. Ricky tiene solo 22 años y puede ser muchísimo en el baloncesto.

—Bueno, a usted también le queda baloncesto.

—A él le queda más [se ríe] .

—Y, dígame, usted que ya es un veterano, ¿está teniendo que hacer de padrino con los nuevos?

—No. ¿Sabe lo que ocurre? Que la clave en este equipo es que cuando llegas nuevo, no te sientes nuevo. Es fácil integrarse, entrar en una dinámica normal. Al final somos un grupo de gente joven, que hacemos lo mismo, que hacemos lo que nos gusta. Salimos a cenar, jugamos a las cartas o la Playstation. Lo que hace la gente normal, vamos. Lo único que hay que hacer a veces en los partidos, para que se les quiten los nervios, es decirles: «Tranquilo, tío, tú juega como lo haces en tu equipo».

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