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Aventura

Titan Desert, un refugio para campeones

Esta exigente carrera ciclista por el desierto atrae cada año a más exdeportistas de élite

Un particpante en la edición de la Titan Desert del pasado año

E. V. Escudero

Los deportistas de verdad nunca dejan de serlo. Ese gen competitivo que un día les hizo llegar a la élite sigue latente de por vida como una especie de semilla que nunca deja de crecer. Tras una vida consagrada al sacrificio atlético, cuesta encontrar nuevos alicientes para mantener el cuerpo activo y muchos de ellos lo encuentran en la Titan Desert, una carrera ciclista disfrazada de aventura que cada año cautiva a más excampeones.

En los 460 participantes de la edición que comienza hoy habrá rostros ilustres. Atletas que un día brillaron con luz propia y que tras su adiós a la alta competición mantienen vivo el espíritu de sacrificio y superación. «El gen competitivo es imposible de extraer. Llevo intentando ser el mejor desde que era un niño. Mi juventud han sido los estudios y las carreras y siempre siendo competitivo en ambos ámbitos y cuando un deportista se retira tiene un vacío que debe llenar y eso es lo que yo intento hacer con este tipo de carreras», explica a ABC Jaime Alguersuari, expiloto de Fórmula 1 que se estrenará en esta edición de la Titan Desert.

Serán seis jornadas de bicicleta a través del desierto , superando dunas a lo largo de 600 kilómetros. La carrera de bicicletas más dura, pero también la que más interés despierta entre los exdeportistas. Ciclistas como Roberto Heras -campeón en cuatro ocasiones-, Laurent Jalabert, Abraham Olano o Claudio Chiapucci han sobrevivido a la exigencia de una prueba que ha ido creciendo año a año y que en esta duodécima edición contará con 460 participantes y moverá una caravana de más de mil personas por el desierto de Marruecos.

«Nosotros no llamamos a nadie. No buscamos rostros conocidos para dar renombre a la prueba, pero creo que nuestra filosofía es tan atractiva que muchos grandes deportistas ven en la Titan Desert un reto para largar un poco más su carrera o encender ese espíritu competitivo que llevan siempre dentro», reconoce Juan Porcar, ideólogo de esta aventura y director ejecutivo de RPM-MKTG, la empresa que organiza. Para él, el principal atractivo de la carrera es el recuerdo que deja en los participantes. La experiencia se traslada durante el año con el boca a boca, la mejor promoción del evento durante una década.

«Cuando terminan la carrera es cuando se dan cuenta de lo extraordinario que es lo que han vivido y eso terminan transmitiéndolo a sus más cercanos», señala Porcar. Así es cómo llegó la Titan Desert a la vida de Iñaki de Miguel . Plata con España en el Eurobasket de 1999, el mítico pívot disputó ya hace dos años su primera edición de esta carrera, de la que no ha podido despegarse desde entonces. «Fue en 2015 cuando Julio Agredano vino a pedirme ayuda. Él había sufrido un ictus y, tras recuperarse, iba a correr la prueba para recaudar dinero para una fundación. Le dije que me apuntaba a correr con él para darle visibilidad, pero también fue una excusa para volver a entrenar y retomar la rutina tras mi retirada», afirma el exjugador del Estudiantes y el Unicaja.

Disfrutar de cada pedalada

Para él, la Titan Desert es una forma de convivir con otros atletas. Algunos, figuras del deporte en las últimas décadas. Junto a De Miguel y Alguersuari, habrá otros rostros conocidos como el de Rafa Alkorta -exfutbolista- o Ignacio Ávila -cuatro veces medallista en los Juegos Paralímpicos- y su guía Joan Font , que intentarán superar esta prueba hecha para «titanes». «Los que ya hemos estado ahí, echaremos una mano a los “novatos”. Pero este tipo de pruebas no son solo el cronómetro, que también es importante. Es bonito pasar por las aldeas, llevar chocolate a los niños y disfrutar de cada pedalada por muy dura que sea», expone Iñaki.

Motivación que le arrastra a coger la bicicleta durante todo el año. Una forma de «meditar y encontrase a sí mismo» , reconoce Alguersuari, ansioso por meter el pie en el pedal y comenzar a sentir la adrenalina. Esa que durante años dominó su vida y la de otros muchos atletas y que, tras dejar de lado el deporte profesional, ha vuelto a encontrar en la bicicleta. Pedaladas de alegría en el desierto con las que volver a revivir el pasado más feliz.

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