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Rumbo a Río 2016

España, a subir el nivel ante la exigencia de los rivales

Ray Zapata lidera las esperanzas olímpicas para recuperar el esplendor pasado de la gimnasia española

Ray Zapata, durante un entrenamiento Maya Balanya

LAURA MARTA

Un salto, un vuelo, una carrera, un esfuerzo contenido, un equilibrio sobre las barras o en las anillas. En el aire de la sala de gimnasia artística masculina del Centro de Alto Rendimiento de Madrid se respira el magnesio para que no se escurran las manos, el compañerismo de quienes se esfuerzan en ser mejores y hacer mejores a los demás y la exigencia por conseguir la mayor puntuación. Los senior y los júnior realizan los ejercicios en conjunto, a las órdenes de Fernando Síscar. Todos aprenden de todos. Todos quieren la oportunidad de Ray Zapata (Santo Domingo, 1993), con el billete de los Juegos de Río en la mano. Es la esperanza española para revertir una sequía que dura demasiado tiempo para el potencial que siempre ha tenido la gimnasia. La última medalla olímpica: Gervasio Deferr, plata en Pekín 2008. Con aire despreocupado Zapata camina por el tartán y, sin aparente esfuerzo, lo cruza en dos saltos mortales. Se levanta, sonríe a la cámara y vuelve a repetirlo.

«Cuanto más alto vuelo más feliz soy», responde a ABC con la vista clavada en el ejercicio que está realizando un compañero. «Si yo intento superarlos, yo mejoro, y ellos también porque nos picamos. Y ganamos todos. Hay muy buen ambiente, salimos juntos por ahí porque muchos somos de fuera y es difícil encontrar amigos de fuera del deporte porque nos pasamos todo el día aquí metidos», continúa este español de origen dominicano que se encontró la mano tendida del propio Deferr para desarrollar sus habilidades. Con un deporte que le abrió las puertas de las competiciones en Canarias, después las nacionales, las internacionales, el CAR, a la final del mundial de Glasgow en 2015 -donde consiguió el bronce-, un oro en los Juegos Europeos de Bakú en suelo y ahora Río 2016.

Confianza

«Para mí es el deporte más completo: por la concentración, por el esfuerzo físico. Me encantaban los mortales, los saltos, y encontré un lugar para mejorar, y ahora estoy aquí, hacia los Juegos». ¿Sus expectativas? «Luchar por entrar en la final de suelo. Aunque ya solo por participar me parece un sueño». ¿Lo más difícil? «Desde fuera piensas que puede ser el salto en sí, pero no lo es. Lo más difícil es ser capaz de controlar el cansancio . Te lo juegas todo en muy poco tiempo, y siempre tienes que atacar el salto con la misma intensidad, la misma velocidad, la misma fuerza. Si te pasas o no llegas... se acabó». La concentración está fija en el suelo, repite. En el aire, el suelo es la referencia, para saber dónde está el cuerpo, cuánto queda para caer, y cómo hacerlo. «En un salto más fácil a lo mejor te puedes fijar en la grada, pero no es lo mejor», advierte entre bromas. Él disfruta, siempre disfruta. Le traiciona la sonrisa, por mucho que sea un entrenamiento. «Aunque no gane, la competición siempre la disfruto».

Además de una buena preparación física y controlar los nervios, destaca la confianza. Pero relativa . Si hay demasiada el riesgo de lesión es mayor, por eso Zapata planifica el salto mil veces en su cabeza antes de realizarlo. «Y de reojo, el del rival. Aunque mi ejercicio tenga menos grados de dificultad, si lo hago mejor, tengo posibilidades de ganar», explica. La batalla, contra uno mismo. «Si piensas “uff, lo que ha hecho este, tendré que hacer esto otro para superarlo”, te metes una presión que te perjudica. Hay que hacer lo que uno lleva preparado porque debes tener la confianza en ti y en el salto como para clavarlo».

Es lo que esperan hacer en el preolímpico de abril, donde se juegan el billete colectivo para los Juegos. « Ha subido mucho el nivel europeo , está difícil, pero no imposible. Solo nos queda arañar un puesto para estar en Río como equipo». Acudirían seis gimnastas, más un reserva. Entre los nombres destacados: Néstor Abad, Rubén López, Adrián Vera y Andrés Martín. Por eso en la sala resuenan los aplausos si se «ha clavado» el salto, los ánimos y los piques por hacerlo mejor.

Plaza femenina

En el último día, en la última rotación, el conjunto femenino de artística vio hecho añicos su sueño de clasificarse para el preolímpico como equipo. Una decepción que tratan de superar con su siguiente objetivo: conseguir el billete individual. La calidad de este joven grupo les otorga dos plazas para el torneo de abril. De ahí saldrá el nombre y el apellido de la que defenderá a España en Río 2016.

Pero hasta ese momento, la seleccionadora, Lucía Guisado , y su equipo trabajan intensamente para preparar lo mejor posible a la candidata. «Pese a no tener equipo, el trabajo es el mismo para todas las que tienen opciones. Es muy, muy exigente, clasificarse es muy duro», explica Guisado para ABC. Controles en enero, otro en febrero, otro más en marzo. Las candidatas: Roxana Popa, Ana Pérez, Claudia Colom, Nora Fernández, Cintia Rodríguez, Paula Raya, Marta Costa, Laura Gamel, Andrea Matillas . «Valoramos el nivel gimnástico, por supuesto, pero también que sepa controlar la presión. Hay que compaginarlo todo», continúa Guisado. De su esfuerzo titánico y su ilusión, una recompensa mayúscula: unos Juegos para disfrutar y demostrar que la gimnasia española recupera poco a poco su esplendor.

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