Hazte premium Hazte premium

25 aniversario

La flecha que alumbró Barcelona 92

El arquero Antonio Rebollo recuerda para ABC el memorable lanzamiento con el que prendió el pebetero olímpico

Antonio Rebollo posa para ABC en la actualidad BELÉN DÍAZ

SERGI FONT

El 25 de julio de 1992 una flecha encendida cruzó el cielo de Barcelona para prender el pebetero del Estadio Olímpico y dar por inaugurados los Juegos Olímpicos. 70 metros separaban de su objetivo a aquel arquero que, con sangre fría y cientos de horas de entrenamientos a sus espaldas, soportó la presión de no errar un complicado tiro ante 2.000 millones de espectadores. Antonio Rebollo (Madrid, 1955) representa una de las imágenes más icónicas de aquellos Juegos de Barcelona.

Rebollo no era un desconocido en el mundo del olimpismo y mucho menos en el tiro con arco. Había conseguido una plata en los Paralímpicos de Nueva York 84 y un bronce en los de Seúl 88, que sumaría a la plata que lograría en Barcelona. Además había sido nueve veces campeón de España y campeón de Europa . La poliomielitis que sufrió a los ocho meses y que afectó severamente a su pierna derecha no fue un obstáculo sino un acicate para superarse continuamente.

«Tengo los mismos recuerdos que aquel día pero algo más diluidos por el tiempo. Mi vida no cambió. ¿La fama? Ninguna, aunque cada cuatro años me recuerdan aquel momento o ahora que se cumplen 25 se habla de ello», explica a este diario con la sincera modestia de quién ha sido un referente para miles de niños que guardan su imagen como recuerdo de aquella celebración y no lo sabe o no quiere saberlo.

200 arqueros candidatos

No fue fácil. Todo se gestó mucho antes, cuando al productor ejecutivo de la ceremonia inaugural, Ric Birch, se le ocurrió homenajear a la cultura mediterránea con un lanzamiento con arco. 200 arqueros se sometieron a una serie de pruebas hasta que quedaron dos finalistas: Rebollo y Joan Bozzo , que era campeón de Cataluña. Hasta dos horas antes del lanzamiento no se supo quién sería el escogido.

«Me lo dijeron un par de horas antes. Estaba con otra persona que también habían puesto para que entrenáramos y cuando me dijeron que iba a ser yo cambié el chip. Empecé a hacer mis ejercicios mentales porque no quedaba mucho tiempo», explica Rebollo. «Recuerdo ese momento con cariño. Después de lanzar la flecha no me dio tiempo a pensar mucho. Durante el lanzamiento, tuve mucha responsabilidad. Tuve que realizar un tiro perfecto que, por suerte, salió bien. Estuve muy concentrado». En décimas de segundo, Rebollo tuvo que manejar diferentes imponderables. Cuando Epi se acercó con la antorcha y prendió la flecha, el aire le venía de frente y se quemaba la mano . Pero con una gran tranquilidad, se giró, tensó el arco y abrió la mano. La flecha dibujó una parábola que pasó por encima de los 61 metros a los que estaba el pebetero y prendió el gas que emanaba de él, encendiéndolo.

Poco después se generó un intenso debate sobre si la flecha había prendido el pebetero o si éste había sido encendido de forma artificial. La realización mostraba cómo la fecha caía dentro del pebetero, pero en otras tomas quedaba claro que caía fuera del estadio. «Sería absurdo pensar que la organización iba a dejar todo en manos de un arquero. Se habría hecho el ridículo ante millones de personas, por eso era normal que hubiera un plan alternativo», explica el lanzador. No obstante, Rebollo reconoce que al principio le «afectó mucho» y se «enfadaba con los que aseguraban que aquel lanzamiento había sido un fraude» . No era cierto. «La flecha pasó por encima pero era normal que hubiera un botón preparado por si se fallaba. Ahora ya no me enfado cuando me lo dicen. Lo llevo mejor». Lo que sí es cierto es que la flecha cayó fuera del estadio. «Durante aquel día había gente de seguridad que se encargó de recogerla», reconoce. Llegados a este punto surge la curiosidad por saber dónde está aquel arco. «Lo tengo yo pero ya no lo monto. Lo usaba en la montaña para cazar jabalíes. Tiene mucha potencia», desvela. Y añade: «De aquel día también guardo una zapatilla y el traje blanco que ahora no me cabe en un brazo... Recuerdo que las zapatillas eran gigantes, por lo menos un 50... El fabricante me dijo que era para tener más estabilidad. La otra zapatilla se la quedaron ellos».

Sin reconocimiento público

Hay que tener en cuenta que para llegar al mítico momento, los arqueros escogidos entrenaron duramente. «Estuvimos seis meses realizando prácticas en el foso del Castillo de Montjuïc y bajo todas las condiciones meteorológicas, con viento, lluvia... Había máquinas para simular todas las condiciones posibles que se pudieran dar aquel día. Además, teníamos que usar unos arcos de caza porque tenían más potencia y flechas más pesadas. Costó mucho lograr el resultado final. Cada 30 lanzamientos tenías que parar para no cargar el brazo y la espalda».

Preguntado por si vivió de la misma forma el encendido del pebetero que una competición de su modalidad, Rebollo no ve excesivas diferencias. « La concentración es la misma. Además, en el lanzamiento de la flecha encendida no tienes tiempo para pensar en nada. Solo se me pasó por la cabeza que tenía que dar sí o sí. No puedes pensar en un hipotético fallo. Estaba pendiente del tiempo que tenía que dejar que se quemara la flecha. Si la tiraba antes se apagaba y se la tiraba después también. Además, tenía que coincidir con la música. No dio tiempo para nada».

Rebollo es un ebanista que no ha dejado de fomentar el deporte e implicarse en el paralimpismo, aunque reconoce que desde que lanzó aquella mágica flecha «ha habido más desilusiones que alegrías, En aquellos tiempos las ayudas eran inexistentes». El arquero se siente dolido con algunos organismos oficiales. Lo que nadie le podrá quitar es el recuerdo y el orgullo de ser uno de los protagonistas de Barcelona 92. «Como aquellos Juegos no ha habido ningunos. Aquello fue un cambio radical. Fue conseguir que el mundo olímpico volviera a ser creíble, que no fuera deficitario», concluye.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación