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giro | entrevista

Landa: «Contador intimida»

El segundo clasificado de la general habla con ABC sobre su salto a la fama y su pelea con el líder del Giro

Landa: «Contador intimida» EFE

j. c. carabias

Mikel Landa (Vitoria, 25 años) ha salido del anonimato del pelotón. El Giro de Italia lo ha elevado a una posición que ni imaginaba. Segundo en la general detrás de Alberto Contador, vencedor de dos etapas, capitán del equipo más poderoso de la carrera... El chico de moda en el Giro habló con ABC.

—Empecemos por el principio. ¿Por qué se hizo ciclista?

—Fue como un juego. Mi mejor amigo en el colegio se apuntó al club ciclista del pueblo (Murguía) y me metió el gusanillo. Comencé a participar en carreras, era bueno, ganaba y decidí seguir.

—También estudió arquitectura técnica. ¿Cómo lo lleva?

—Hice tres cursos y medio y he aprobado uno. Son cuatro años. No sé si un día lo acabaré.

—Un universitario en el pelotón. ¿Un bicho raro?

—Siempre me gustó la arquitectura, la sensación de construir desde la nada, los materiales...

—Corrió en el Euskaltel, que siempre fue una selección nacional vasca, y hoy lo hace en el Astana. ¿Qué diferencia a ambos equipos?

—Hay muchas diferencias, seguro. De repente te juntas con gente de Kazajistán, Eslovenia, Dinamarca, Italia... Ya solo esa mezcla de culturas te enriquece y te hace abrirte. Cambia la visión de la vida que tenía en el País Vasco. Ahora te tienes que buscar la vida. Yo nunca había cogido un avión solo. Antes íbamos a Bilbao todos juntos, dejábamos los coches y venga, a correr el Giro o lo que fuera. Ahora tengo que hablar otros idiomas, manejarme solo, llevar la bici. Ha cambiado todo. Si necesito unos pantalones nuevos y tengo que hablar con la administradora del equipo, ya sé que no habla mi idioma. He cambiado el chip.

—Un ciclista que habla cuatro idiomas...

—En inglés y en italiano para defenderme. En el colegio estudié el inglés. Si me sacas de la jerga ciclista en italiano, me cuesta más porque nunca lo estudié. Compré un libro cuando entré en el equipo y yo mismo he aprendido el idioma. Es muy parecido al castellano y en cuanto te quitas la vergüenza, te sale solo. Con los idiomas solo hay que quitarse el miedo a equivocarte.

—Dicen que su carácter es así. Echado para adelante.

—Cuando tienes la situación bajo control, sí me veo así. En otras situaciones, me muevo con cautela.

—Se le señala como el deseado, el ciclista que sucederá a la generación de Contador, Valverde, Purito...

—No soy consciente de eso. Estoy aquí en el Giro haciendo grandes cosas, pero no soy consciente de lo que estoy generando. No tengo tiempo para nada. Estoy medio día corriendo y otro medio, durmiendo. En casa me dicen que mi pueblo y toda la provincia están revolucionados conmigo.

—En Italia le han comparado con Pantani. ¿No le suena exagerado?

—No vi correr a Pantani. Tendría que ver más cosas suyas. Conozco su historia, pero nada más. Me identifico más con otros corredores que vi de pequeño, como Iban Mayo o Lance Armstrong. También me gustaba mucho el Chava Jiménez, aunque no lo vi correr en persona. Muchos días cuando estoy haciendo rodillo me pongo vídeos suyos en Youtube.

—¿Le agradan los personajes geniales como Chava?

—Me gusta mucho un genio como Chava, sí, capaz de lo mejor y lo peor el mismo día.

—Usted parece regular y formal, al menos en este Giro.

—Llegué muy bien de forma al Giro, muy fresco de entrenamientos, ya que comencé a prepararme a fondo en febrero. Corrí muy seguido y he llegado en buena condición aquí. La primera semana me empleé a fondo para ayudar a Fabio (Aru). Tal vez a él le pasó factura y a mí me está dando la vuelta el cuerpo. Me estoy encontrando como nunca. No sé qué tendré que hacer para volver a tener este nivel. Tendré que sentarme y ver lo que he hecho y cómo me he preparado porque las sensaciones son increíbles.

—¿Aru entiende su nuevo papel?

—Sí. Vino como líder y he trabajado todo lo que he podido para él. Nuestra relación es respetuosa y muy buena.

—¿Cómo es Contador en carrera?

—Intimida. Llevo cuatro o cinco años en el pelotón y sé cómo corre. Siempre ha sido un ciclista al que he admirado por su forma de disputar las carreras. Es increíble estar a su rueda. Pero creo que puedo darme el lujo de intentarlo, probar y equivocarme, ya que no tengo nada que perder.

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